GYM 彡 yoonmin.

37.

—¿Estabas despierto?

Jimin asiente un poco con la cabeza.

—¿Por ella estás herido? —pregunta.

—Estabas dormido, ¡Te caíste del auto! —grito y él se hace más pequeño, juntando sus brazos y mirando a los lados.

—Fingí. C-Creí que tocarías la ventana o algo pero sólo abriste la puerta y me caí —hace una mueca.

—Ella no es tu problema, no hables de ella... Por favor.

Asiente con la cabeza y se gira para seguir comiendo, yo sólo me quedo a su lado esperando a que termine.

—Terminaré con él, está bien —susurra minutos después de acabarse la pasta.

—Está bien —repito—. Sí, será lo mejor. Invéntale algo.

Jimin se cubre la boca con la mano y mira a dirección contraria de la mía. Por un momento pienso que está llorando, pero cuando escucho el familiar sonido de un bostezo me relajo.

—Puedes dormir en el sillón de la sala... —dudo, pero al final agrego—. Pero dormirás en el sofá-cama de mi sótano, es más cómodo.

JiMin se levanta y yo sólo lo miro caminar hasta el fregadero y abrir el agua. Pero antes de que se moje más las manos voy a él y cierro la llave.

—No, deja eso. Lavaré los platos mañana —le quito el plato y lo dejo en el fregadero.

Tomo una servilleta de la barra y me acerco a él.

—Perdón, papá me regaña si yo no...

—No importa, no importa —digo y tomo su mano para secar el agua.

Ambos miramos nuestras manos. Giró su mano y dejó su palma junto a la mía para secar sus nudillos y dedos.

—Tus manos son suaves —comento y lo miro.

—Las tuyas no —ríe bajito—. Tienes cayos —me mira con una pequeña sonrisa.

—Por las pesas, el metal y escalar.

—Una vez trepé hasta el segundo piso de mi casa por el árbol a un lado de mi ventana. Me caí —reímos—. Pero volví a intentarlo.

—Y te volviste a caer —aseguro cuando termino de secar su otra mano.

—No... Bueno, sí. Pero porque al entrar no veía nada.

—Pero igual te caíste, y es divertido ver cuándo lo haces —río y el finge estar indignado—. En la cancha Seungho te taclea.

—Sí, creo que confundió el básquetbol con fútbol americano —vuelve a reír.

—Vamos, tenemos que descansar —comento, dándole un ligero golpe en el hombro.

Camino hacia las escaleras que dan al sótano y agradezco que voy más adelante que Jimin para esconder las bragas de la chica de hace unas noches. Me recuerda a su padre y me hace sentir incómodo, como si fuera como él. Las tomo y las hecho al bote de basura, echando latas de cerveza encima para ocultarlas.

—Hay cerveza en el mini-refri, pero no las puedes tomar. Eres un pequeño y son mías solamente.

—Tengo dieciocho —comenta cuando termina de bajar las escaleras.

—No eres lo suficientemente grande para estas cosas —le guiño un ojo en broma y me siento raro al hacerlo, pero lo ignoro y voy al sofá cama.

Lo despliego y tomo una manta para extenderla sobre el sofá.

—Espera aquí, iré por otra cobija —comento y subo las escaleras.

Voy por la cobija que dejamos en el sillón de arriba y mientras bajo puedo oler el olor de Jimin en ella. Es dulce, como jabón con vainilla o algo parecido.

—Gracias —murmura cuando le doy la cobija.

—Está bien, ¿Y porqué trepaste?

—¿Qué? —me pregunta mientras se sienta en la orilla.

—Cuando trepaste el árbol, quiero decir —le recuerdo y me siento a distancia de él.

—Oh... No sé —se alza de brazos—. Mi mamá me contó la historia, yo era muy pequeño —se rasca la nuca.

—¿Por qué te metiste a tu cuarto por un árbol cuando eras pequeño? —pregunto confundido.

Si Jimin tenía una sonrisa, se fue al instante. Provocando un ambiente tenso entre los dos.

—Está bien, no tienes que... Contarme —me levanto y camino a las escaleras tallándome la cara—. No toques nada, por favor.

Me despido con una mueca y termino de subir las escaleras, ¿Realmente pasé minutos con un homosexual sin querer golpearlo o sentir asco de el? Sí. Honestamente, por un momento sólo sentí que hablaba con un amigo... Uno tímido.

Tal vez por eso le agrada tanto a Jin. Jimin es agradable en ratos.

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