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—¡Yoongi! —grita Nam cuando finalmente prendo el celular y contesto una de sus llamadas

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—¡Yoongi! —grita Nam cuando finalmente prendo el celular y contesto una de sus llamadas.

Después de ver que algunas luces se prendían y apagaban en la casa de Jimin, regrese a mi casa. Aunque no quisiera, tenía que contarle todo a Nam, los asuntos legales no eran lo mío, y mucho menos de Jimin. En cuanto regresé a casa entré azotando la puerta y prendiendo el celular. Daba vueltas por toda la cocina y sala, no podía mantenerme quieto, me sentía impotente.

—¿Quieres ayudar a Jimin? —le digo—. Bien, empecemos con el problema más reciente: Yoon Donghae, tiene diecinueve años. Creo que viene de una familia con dinero, lo que explicaría su actitud de mierda.

—Yoongi, espera. Primero...

—Intentó abusar de él —informo—. Mañana mismo hablaré con el director para que lo expulsen. Pero necesitamos tu ayuda para meterlo al reclusorio.

—¿Necesitamos? —pregunta—. Jimin no es así, él no metería a alguien al reclusorio, mucho menos si es el chico que le gusta —dice y casi golpeo la barra de la cocina.

—¿Cómo sabes que es el chico que le gusta? —pregunto intrigado.

—Dijiste Donghae, ¿No? Desde el primer día de escuela nos habló de él.

Ahora sólo pienso que Jimin se llevó una decepción con él.

—Sí, bueno. Él quiere presentar cargos —miento—. Cuando regreses todo te lo explicará él. Pero por ahora ve consiguiendo el abogado.

—Estaremos... —suspira—. Regresaremos mañana por la noche.

—Creí que regresarían hasta el miércoles... ¿Sabes qué? Me da lo mismo.

—Nuestros amigos nos necesitan.

—Jimin te necesita, yo no —escupo con molestia.

—Sé que me pasé con ese comentario, Yoongi. Pero... —sus palabras son firmes, siempre mide lo que dirá, y no dudo que lo haya hecho antes.

—Sí, bueno... —interrumpo, por un momento estoy por mencionar su engaño, pero mejor me callo—. No importa —cuelgo.

El silencio vuelve a invadir la casa. Sólo por unos segundos hasta que escucho un sollozo.

—¿Jimin? —pregunto, porque lo he escuchado llorar tantas veces que puedo reconocerlo. Cosa que suena realmente triste.

El sonido viene de abajo, así que camino a las escaleras y entro al sótano.

La luz está apagada, pero por la puerta por la que entro llega a haber un poco de luz. Un escenario demasiado nostálgico y deprimente.

—¿Y-Yoongi? —susurra, su voz está quebrada.

Puedo ver la silueta de su cuerpo sentado en el sillón. Abraza sus piernas contra su pecho. Ahora está vestido con unos jeans claros y una camisa amarillo pálido de mangas largas.

GYM 彡 yoonmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora