13.

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Hoseok:
¿Puedes venir a mi casa como habíamos acordado?

Yoongi:
¿?

Hoseok:
Solo ven a mi casa, por favor.

Yoongi:
¿Estás bien?

Hoseok: 

Yo sí, pero... Simplemente ven,
es urgente.

Meto el celular en mi bolsillo y salgo corriendo de mi casa, enciendo el auto y conduzco con un poco de tranquilidad a la casa de Hoseok. Si él está bien no hay mucho de que alarmarme.

Después de varios minutos veo su casa, con un auto rojo y limpio estacionado enfrente de esta. Confundido, me estaciono detrás de este para luego salir hasta la casa de Hoseok.

—¡Hoseok! ¿Dónde estás? —grito mientras entro a la casa.

—¡Yoongi! —grita una dulce voz.

Volteo a la sala justo a tiempo para abrir los brazos y no caer al piso cuando Soonhi se lanza sobre mí, con sus piernas rodeando mi cadera y sus brazos en mi cuello.

—¿Soonhi? —pregunto, asegurándome de que es ella mientras me safo de su agarre, dejándola en el piso frente a mi.

Es más baja de lo que recuerdo, sus ojos son más claros. Su cara está algo hinchada por lo que creo que ha estado llorando. Se muerde el labio mientras observa mi cara y me abraza sobre los hombros con fuerza.

—¡Hoseok! —grito furioso y lo veo asomar su cabeza por la orilla de la pared.

—Hola, Suga —dice inocente.

Aprovecho que Soonhi no me ve para mostrarle el dedo de en medio y decir groserías con mímica.

—Yoongi, no pudiste irte así, ¿Crees que fue fácil para mí?

Me harto de su abrazo, así que agarro sus muñecas y la separó de mí lo suficiente para que no me toque.

—¿Crees que fue fácil para mí saber que viví engañado? —pregunto molesto.

—No es algo que yo haya querido.

—Yo tampoco —digo frío.

Hoseok me mira con desaprobación desde la sala y yo solo camino hacia allí para darle un leve empujón.

—Creí que te había pasado algo a ti o a Yangmi, idiota —digo molesto.

—Owww, te preocupaste por mí.

Lo vuelvo a empujar al escuchar una risita de su parte.

—¿Qué hace ella aquí? —susurro lo suficientemente alto para que él escuche pero no Soonhi, quien se ha quedado parada en el pasillo.

—Ella vino y la neurótica amenazó con romper mi equipo de música si no le decía dónde vivías —me dice—. Le dije que no lo sabía, pero que podía llamarte para que vinieras.

Suspiro con pesadez y me tallo la cara con irritación.

—Gracias —murmuro, sabiendo que Soonhi realmente hubiera roto su equipo y que Hoseok solo me salvó del acoso.

—¿Que te hizo? ¿Por qué te fuiste sin avisarle a nadie? A nadie —me dice golpeándome el pecho.

—No es necesario que los demás se enteren. Solo debes saber que me lastimó, y que no quiero la vida que ella quiere conmigo.

—Yoongi, eso es demasiado frío, incluso para ti, ¿Te engañó con alguien? ¿Te golpeó?

Niego con la cabeza y me quito la gorra que traigo puesta.

—Me engañó, pero no de la manera que crees —comienzo a sentir nostalgia y mis ojos se ponen rojos—. Ella jamás haría algo así. Pero las cosas no salieron como planeamos.

—¿De qué hablas, Yoongi? —insiste.

Me limpio los ojos antes de que salga alguna lágrima y miró a Hoseok de una manera seria.

—Ya no importa. Gracias por el favor, te debo una —digo mientras camino al pasillo—. Yo me encargo de ella.

Camino por el pasillo hasta la puerta, donde ella aún está, abrazándose a sí misma con los ojos rojos y las manos temblando.

—Ve a casa, Soonhi.

—Y-Yoongi... —su voz se quiebra y eso solo me lastima más.

—No importa lo que digas o lo que hagas, yo ya no puedo. No por lo que pasó, no por lo que tienes, Soonhi —acaricio su mejilla—. Pasaron muchas cosas estos años, y sé que encontrarás a alguien mejor que yo, alguien...

—A alguien que acepte eso de mí —termina mi frase, aunque no con las palabras que yo iba a usar.

Asiento con la cabeza y me acerco más a ella.

—A pesar de todo, mereces ser feliz.

Ella me mira con las mejillas rojas y empapadas de lágrimas. Se pone de puntitas y me besa suavemente, a lo que yo no me niego. Sólo me dejo llevar, poniendo mis manos en sus mejillas y regresando el beso.

—Me aferraré a ti, Yoongi —me dice al separarse—. Sé que puedes aceptarlo como yo lo hice.

Vuelve a besarme, pero esta vez de manera más corta, más dulce. Casi diciendo hasta luego.

Se da la vuelta y sale por la puerta, dejándome con un nudo en la garganta y un dolor en el pecho.

—¿Yoongi? —escucho la voz de Hoseok a mis espaldas.

Rápidamente me limpio las lágrimas que se acumularon en mis ojos, intentando que todas las sensaciones de dolor se vayan, y volteo fingiendo una sonrisa estúpida.

—Ya se fue la neurótica —comento evitando mirarlo.

—¿Seguro que no quieres hablar de ello? —me pregunta cuando ve mis labios temblar y mis ojos volver a ponerse rojos.

Y es que no puedo evitarlo al pensar en todo lo que pude haber tenido con ella.

—Tengo que irme —comento abriendo la puerta.

—Yoongi, podemos... —comienza.

No escucho cómo termina la frase cuando ya estoy afuera de su casa caminando hasta el auto, notando la ausencia del auto rojo de Soonhi.

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GYM 彡 yoonmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora