23.

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Miro a mi izquierda y Jimin sale detrás de la puerta, literalmente saltando a mí y besándome en los labios

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Miro a mi izquierda y Jimin sale detrás de la puerta, literalmente saltando a mí y besándome en los labios. Se pone de puntitas, aferrándose a mi nuca con sus manos y moviendo su boca inútilmente contra la mía.

Intento alejarlo, pero me entierra las uñas, haciéndome jadear un poco de dolor y al hacerlo, al abrir mi boca por el dolor, introduce su lengua. Lo que es suficiente para que lo tome de los costados, levantándolo del piso con mis brazos y empujarlo hasta que su cuerpo choca con los casilleros.

—¡Basta! —grito.

Me abstengo de golpearlo porque estamos en el pasillo, y no quiero que nadie me vea.

—Despídase de su empleo, entrenador —sonríe Jimin.

Tiene los labios hinchados y una sonrisa juguetona.

—No, Park —lo acorralo sin tocarlo hasta un hueco entre la pared y los casilleros—. Dices algo y recibirás una demanda de abuso, serás suspendido y... Por lo que vi en tu historial de maltrato familiar, no creo que a tu papi le agrade mucho la idea, ¿Verdad? —digo con una sonrisa.

Leí su expediente. Tal vez de tantos golpes que le daban terminó mal de la cabeza, tal vez podría hacerlo entender con miedo. Mi intención no es ayudarlo porque me agrada, mi intención es ayudarlo porque al hacerlo sufre, ambos ganamos.

Sus ojos se cristalizan y abraza su mochila con fuerza.

—De hecho, no sé por qué aún no lo hago —digo separándome y fingiendo ponerme a pensar—. Porque... Si tú le dices algo a cualquiera de mis amigos no sólo serás expulsado y golpeado, perderás también a Nam y a Jin, ¿Lo sabías?

—¿D-De qué habla? —tartamudea limpiándose las mejillas.

—Sí, perderé su amistad por golpearte —digo—. Pero tú perderás su amistad por ser una zorra tan fácil.

Detengo su mano antes de que tire una bofetada en mí, tomándolo por la muñeca y apretando fuerte.

—Quieres que te traten como niña, ¿No es así, Park? Empezaré a hacerlo si vuelvo a verte por aquí.

Intenta quitar su mano pero solo aprieto el agarre.

—Te trataré como te comportas —suelto su mano con brusquedad y me acerco a él—. Como una maldita zorra, puta, asquerosa, fácil e ingenua... —advierto casi escupiendo en su cara—. Pero Jimin... Yo no me meto con zorras —lo miro de pies a cabeza—. Y mucho menos si es tan... Repugnante. Y si me causa tanta pena —me relajo y me acerco a la puerta del gimnasio—. No debo discriminar a los enfermos, ¿Cierto?

Abro la puerta y antes de entrar volteó hacia atrás, viendo a Jimin trotar por el pasillo, escuchando su llanto y sollozos, como si un peso se fuera de mi espalda.

—Ganamos —dice Seungho una vez llegó al centro.

—No hables en plural, imbécil —dice Donghae—. Le quitabas el balón hasta a los de tu propio equipo.

GYM 彡 yoonmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora