43.

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—¿Aún quieres dormir? —pregunto cuando me doy vuelta

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—¿Aún quieres dormir? —pregunto cuando me doy vuelta.

Jimin se talla los ojitos como un niño pequeño y asiente después de ladear la cabeza y pensarlo un poco.

—Desdoblaré el sofá —digo.

Camino con Jimin detrás hasta el sótano y despliego el mueble, estirando las cobijas que Jimin había doblado y acomodando algunos cojines en el suelo ya que sobraban.

—¿Usted no está cansado? —pregunta y se sienta con las piernas cruzadas en medio de la cama.

—Tengo cosas que hacer, pero puedes dormirte. No creo que el fantasma te mate... Bueno, no hoy —sonrío cuando el rostro de Jimin palidece y abre los ojos en grande.

—N-No diga eso — dice y rápidamente mete sus piernas debajo de las cobijas.

—Oye, ya estás bastante grande para asustarte por un maldito fantasma inexistente, ¿No crees? —pregunto mientras me siento en la orilla de la cama.

—Usted también gritó —se defiende.

—Oh, ¿Hablas de algo.... ¡Así!? —grito y agarro sus piernas sobre la cobija en un movimiento rápido, asustándolo con intención.

—¡No! —grita y mueve sus piernas—. ¡Lo va a matar a usted primero! —se queja, se cruza de brazos y frunce el ceño.

—¿Por qué a mí primero? —pregunto después de reír un poco. Realmente es como pasar el tiempo con un niño pequeño.

—En la película el fantasma primero hace desaparecer a los más grandes —ladea la cabeza con una pequeña sonrisa victoriosa.

—Bueno, y después de que me mate o me haga desaparecer no habrá nadie que te salve del fantasma —me encojo de hombros con desinterés.

—P-Pero... ¡No! Eso es trampa, usted ni siquiera me salvaría de un fantasma.

Entrecierro los ojos y me inclino un poco.

—Touché —sonrío y me levanto—. Ya duérmete, te despertaré cuando pare de llover.

Jimin borra un poco su sonrisa y asiente con la cabeza para recostarse sobre sus manos.

—Gracias —repite por novena vez en el día y yo pongo los ojos en blanco cuando no me ve. Pero no es porque me fastidie, es porque es muy modesto.

Mientras subo las escaleras me pregunto quién le enseñó esa educación. Para tener una familia llena de mierda debería ser un rebelde, uno de esos chicos que abusan en la escuela y fuman desde los quince.

Mi celular suena cuando estoy en la sala, sacándome de mis pensamientos. Lo tomo y me siento en el sillón para contestar la videollamada de Jin.

—¡Yoongi! —grita animadamente y yo tapo la bocina con un dedo.

GYM 彡 yoonmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora