Ángel Caído

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Temblé, había refrescado bastante, y a esta altura era peor. Estaba en la azotea del edificio donde trabajo, salí a fumar un cigarrillo para relajarme un poco. Cerré los ojos en un intento de calmarme, y la vi... Tenía puesto un sencillo vestido blanco, su cabello negro como la noche estaba suelto, sus ojos color cielo brillaban, olía a jazmines y era muy bonita. Llamó mi atención porque estaba descalza y que era muy joven, no pasaría de los 17 años.
–Hola– susurró sonriendo un poco tímida. Su voz sonó delicada y suave, por un momento pensé que sería un ángel que vino a salvar el mundo -sonrió por lo irónico de sus recuerdos-.

–Hola.– respondí seco mirando el paisaje y le di otra calada al cigarro. Ella se acercó hasta el barandal y se sentó en él, balaceando sus pies. –Ten cuidado, podrías caer.– miró el suelo, se veía tan lejano, estábamos en la azotea de un edificio de 20 pisos, pero su rostro no se inmutó. Quedamos en silencio unos minutos, me convencí de no darle importancia al hecho de que estuviera aquí, la gente venía seguido.

–¿Te importaría darle algo a mis padres?– preguntó de improvisto, recién notaba que ella tenía un papel en la mano. –No me importa si quieres leerlo.– la mire con el ceño fruncido, ni siquiera sabía su nombre, mucho menos sabría quiénes eran sus padres. Pero asentí sin saber bien el porqué, me dio el papel y saltó, saltó con una sonrisa y los ojos cerrados. No pude detenerla. Me asome con rapidez y la vi caer por un momento pareciendo un ángel. Escuche gritos, ninguno proveniente de ella, era la gente asustada al ver caer a alguien desde tanta altura, no había forma de salvarla, ella moriría.

Desdoble el papel que me dio.

~Y salté, dejando atrás todos mis miedos. Salté tratando de ser feliz. Salté en busca de la paz que tanto anhelo, sin saber realmente si la conseguiría. Salté tratando de matar a quien más odiaba. Salté dejando de sufrir y de hacer sufrir a los demás. Salté sin dejar de sonreír. Salté tratando de convertirme en ese ángel que todos querían que fuera. Salté esperando poder serlo. Salté sin esperar a escuchar un último adiós. Salté sin escuchar mi canción favorita. Salté sin saber cómo termina la historia, salté, muriendo en el proceso~

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