Escritos

Mi Sonrisa

–Eres a la primera persona que se lo cuento, ni ellos saben que los escuche.– le escribí. Segundos después me llegó la contestación.

–No tenemos la confianza suficiente, ¿Por qué me lo contaste?– sonreí, sabía que lo iba a preguntar.

–Porque, eres el único que no me daría falsas palabras de consuelo, no me abrazarías, no secarías las lágrimas que cayeron de mis ojos en el momento de escribir el mensaje. Nadie más se enteraría, ni siquiera sabes como soy, no me mirarían con lastima, no querrías hablar con ellos para hacerle sabe su error. Solo lo leerías y eso me basta.– respondí sonriendo.
Cualquiera que me mirara en ese momento creería que estoy loca, las lágrimas corrían sin control por mis mejillas, pero la sonrisa de mi boca no se iría.