Te amo, Morita

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Observo como Elsa ahora duerme plácidamente sobre el hombro de Shank: Sus ojos están cerrados, sus labios están entreabiertos, mirándose tan tranquila ahora que finalmente se quedó dormida después de varios minutos

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Observo como Elsa ahora duerme plácidamente sobre el hombro de Shank: Sus ojos están cerrados, sus labios están entreabiertos, mirándose tan tranquila ahora que finalmente se quedó dormida después de varios minutos.

—Deberíamos llevarla a casa —opinó Rapunzel.

—Yo la llevaré —informó el imbécil—. Su casa no está lejos, así que no será problema.

Observé como Rapunzel y mis demás amigos asintieron con su cabeza al dejarle al imbécil llevarse a Elsa. Lo miré estirar su brazo para poder tomarla de la mano al querer ayudarla a pararse, deteniéndose cuando lo tomé de la muñeca, evitando con eso que la llegara a tocar.

—Un momento... ¿Tú la llevarás solo a casa?

—¿Algún problema con eso? —preguntó, zafándose de mi agarre.

—Sí, tengo un problema con eso —admití, cruzándome de brazos—. Elsa está ebria e inconsciente, así que creo que sería muy fácil para ti aprovecharte de ella. Si no recuerdo mal ahora vive sola con su hermano, nadie podría ayudarla y solo estarían ustedes en esa casa sola en donde el único testigo sería un niño de cuatro años.

—¿Me estás diciendo violador? —cuestionó molesto, mirándome con sus brazos cruzados.

—Bueno, no te conozco, pero no dudo que serías capaz de aprovecharte de ella estando inconsciente.

—Esto debe ser una broma —susurró con una pequeña sonrisa—. Yo jamás tocaría a Elsa, sin su consentimiento. No soy un maldito violador como tú lo crees.

Ambos nos quedamos callados, mirándonos mutuamente como si ninguno de los dos estuviera dispuesto a ceder. Noté como todos mis amigos se quedaron también callados mientras esperaban cómo reaccionaría por las palabras que me dijo, solo limitándome a ver su rostro con seriedad al no querer que él la tocara o la llevara a su hogar al temer que pasara algo entre ellos.

—Si tanto te preocupa, ¿por qué no lo acompañas? —preguntó Shank—. Claro, si a Tadashi, no le importa.

—No me importa —respondió el imbécil—. No tengo nada que ocultar.

—Perfecto, entonces ambos llévenla a su hogar, no puede seguir aquí, debe descansar.

Me acerqué hasta Shank, dejando mis labios a unos centímetros de su oído.

—¿Estás segura de esto? —cuestioné, siendo solo audible para ella—. ¿No te molesta?

Ella negó con su cabeza.

—No me molesta, sé lo mucho que significa para ti —aclaró en un susurro—. Además, si no lo acompañas no podrás estar tranquilo. Ve con Tadashi, asegúrate que ella llegue a salvo.

Me separé de su oído, viéndola brindarme una sonrisa al haberme aclarado eso. Bajé mi mirada al notar que su mano tomó la mía, entrelazando nuestros dedos unos segundos antes de soltarme para poder apartar a Elsa con delicadeza de su hombro.

Querido Jack:Donde viven las historias. Descúbrelo ahora