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Termino de secar mi cuerpo con esa toalla blanca que había en el baño de mi hermana, mirando por un momento ese lugar estar inundado de vapor por el agua caliente que salió de la de la ducha, mis pies descalzos y húmedos pisaron esa alfombra rosada y peluda que hay afuera de la regadera, secándolos al moverlos de derecha a izquierda. Tomé esa bata azul que ya antes había dejado en este departamento, envolviendo mi cuerpo con esta al no querer salir desnudo.
Salgo de ese baño dejando que el vapor del agua salga de este, caminando un momento por el pasillo antes de llegar a la cocina, mirando a mi hermana servirse un poco de té dentro de una taza blanca, solo para después hacer lo mismo con otra negra, siendo esa para mí. Le brindo una pequeña sonrisa al quedarme de pie a su lado, tomando la taza que me correspondía y beber de ese té de sencha, bajando mi bebida después de unos segundos y mirar el verde líquido que había dentro.
—¿Ya te sientes mejor? —preguntó Mulan.
—Sí, ya me siento mejor, gracias —respondí, antes de beber un sorbo de mi bebida—. Creo que necesitaba ser escuchado por alguien. Es lindo fingir a veces que soy el hermano menor.
—Tadashi, no solo porque eres el mayor, significa que vas a cargar con todo el peso sobre tus hombros. Ya deberías saber que Hiro, mamá y yo siempre estaremos para ti —me dijo, dejando esa delgada mano sobre mi hombro—. Desde siempre cargas tú solo con tus problemas, deberías dejar de hacer eso y decir cómo es que te sientes en realidad.
—¿Para qué? Mis sentimientos o mis problemas no son importantes —respondí, mirando una vez más ese líquido verde antes de terminar de beberlo todo—. Hay cosas más importantes en este mundo que mis sentimientos por Elsa. No es importante lo que siento.
—A mí me importa porque me importas tú. Eres mi hermano y solo quiero lo mejor para ti.
Nos quedamos callados unos segundos, limitándome a solo asentir con mi cabeza al ya no querer hablar más de este tema. Llevé una de mis manos a la mano que estaba sobre mi hombro, apretándola con fuerzas al sentirme feliz de tener en ese momento a mi hermana; ella me sonríe y se acerca a mí, rodeando mi cintura con sus brazos, dejando su cabeza recargada en mi pecho, correspondiéndole al rodear sus hombros con mis brazos, acercándola más al dejar un beso sobre su cabello.
—¿Aún tienes el traje que dejé aquí?
—Sí —respondió, separándose de mí—. Ven, te lo daré.
La sigo hasta su habitación, viéndola sacar del armario ese traje que una vez dejé aquí al querer tener un cambio de ropa por si alguna vez necesitaba volver a quedarme con ella. Recordando como antes de regresar a Japón, venía seguido con mi hermana a esta aún sentir miedo por los traumas que le había dejado ese antiguo novio suyo, odiando el tener que volver a ese país por asuntos de la empresa y teniendo que dejarla una vez más sola.
