Tadashi estaba limpiando las lágrimas que estaba derramando por Jack

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Dos meses después

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Dos meses después.

Debía admitir que este chico era muy persuasivo: Debí haberlo sabido muy bien desde que ese día después de conocernos él fue a buscarme, debí saberlo al darme cuenta que seguía viniendo todos los días solo para que comiera a lado de él, debí saberlo cuando me pidió que saliera en una cita y debí haberlo sabido cuando sin esperar mi respuesta dijo que vendría por mí cuando terminara mi turno de trabajar.

Ya habían pasado dos meses desde que conocí a Tadashi Hamada, dos meses en los que todos los días salía a almorzar a su lado, dos meses desde que conocí a un chico tan seguro de sí mismo, que a nada parecía temerle, no le temía que yo algún día le negara el salir con él, no le temía al rechazo, siempre me demostraba su seguridad y que no se rendía tan fácilmente.

Eso me quedó muy claro cuando me pidió la tarde de hoy salir con él, y sin esperar mi respuesta dijo que estaría aquí a las cinco en punto. Odiaba admitir que me ponía nerviosa la idea de tener una cita con alguien, después de tanto tiempo iba a darme la oportunidad de salir con un chico.

Camino hacia el baño de damas para arreglarme un poco antes de que Tadashi llegue.

Saco de mi bolso los maquillajes que necesito para retocarme: Pinto mis labios de rojo solo un poco más, me coloco algo de rubor y algo de polvo de maquillaje, sintiéndome satisfecha con ese simple resultado, desenredé mi cabello con mis dedos agradeciendo que al tenerlo corto no se note tanto la diferencia de estar despeinada, acomodo mi camisa blanca y me cercioré que el pantalón de vestir negro que llevo puesto no esté sucio de ninguna parte. Tomé mi bolso llevándolo a mi hombro y dirigiéndome de regreso a la tienda de ropa en donde trabajo, mirando que Tadashi estaba también caminando directo hacia mi dirección.

Le sonrío viéndolo vestir un pantalón de vestir negro, una camisa blanca abierta de los primero botones dejando que vea algo de su pecho, zapatos impecablemente limpios, sobre su hombro cuelga su saco mientras lo sostiene con ayuda de su dedo índice, su cabello parecía que antes estaba arreglado, pero ahora estaba despeinado como si hubiera pasado su mano varias veces en él, caminando hacia a mí con elegancia y con una hermosa sonrisa que dejaba expuestos sus blancos dientes.

—Hola —saludó, dejando un beso sobre mi mejilla—. ¿Estás lista?

—¿Tengo otra opción?

—Sí, podrías decirme que no quieres salir conmigo e irte, pero si lo haces... —Se agachó levemente para poder quedar a mi altura, dejando su rostro a la misma altura que el mío, siendo separado por uno muy escasos centímetros—. Entonces, tendré que venir mañana, pasado mañana y todos los días hasta que finalmente aceptes salir conmigo.

—¿Qué no haces ya eso? —pregunté cruzándome de brazos.

—Sí, pero no es mi intención obligarte a hacer algo que tú no quieras —aclaró, incorporándose para quedar mucho más alto que yo—. Elsa, si aceptas salir hoy conmigo es porque también lo quieres, pero si te sientes incómoda o no quieres salir hoy, puedes negarte. Yo sabré esperar hasta que tú aceptes salir conmigo.

Querido Jack:Donde viven las historias. Descúbrelo ahora