El amor no es egoísta

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Normalmente una persona necesita varias semanas, meses e incluso años para enamorarse de una persona

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Normalmente una persona necesita varias semanas, meses e incluso años para enamorarse de una persona. Yo sólo necesité un minuto para sentir que estaba completamente enamorado de una completa desconocida, solo un minuto sentí que mi vida había cambiado para siempre al conocer a Elsa, la chica que pondría mi vida de cabeza con solo unas pocas palabras y una hermosa sonrisa.

Recordando con claridad cómo desde el momento que entró a la casa de Aster, llamó mi atención, justamente esa noche cuando pasó por aquella puerta acompañada de su pequeño hermano; mis ojos no dejaron de verla por un solo instante, negándome el acercarme a ella al pensar que una mujer tan hermosa como lo era Elsa, debía ya estar saliendo con alguien más, algún otro ya era el afortunado para poder estar a su lado, prohibiéndome con ello el acercarme para poder presentarme. Solo la iba a incomodar si de inmediato iba a su lado, o tal vez solo hablaríamos unos minutos antes de que llegara su pareja.

Los minutos parecen pasar y ningún hombre se acerca a ella. Paso mi lengua por mis labios al sentirme impaciente por querer presentarme con esa hermosa rubia, bajando mi cabeza y jugando con esa copa que tenía en una de mis manos, volviendo a sentirme como un novato adolescente que no sabía nada del mundo de las mujeres, olvidando por completo como es que me había armado de valor para conocer a Gogo, al parecer alguien me había borrado esos recuerdos en cuanto la vi a ella.

Trato de armarme de valor cuando tomé una gran bocanada de aire y dejé mi copa sobre la mesa, caminando con pasos decididos hacia Aster, fingiendo una sonrisa para ocultar mi nerviosismo al ver a esa hermosa chica hablando con una sonrisa con mi amigo. Mi voz suena tan tranquila cuando lo saludo y le deseo un feliz cumpleaños a ese peligris que hacía mucho tiempo no veía, dejando de verlo cuando noté que esa rubia me recorría de pies a cabeza, mirándome detalladamente como si nunca antes hubiera visto a un hombre como yo.

Aster notó nuestro intercambio de miradas y nos presentó, siendo ese el momento que necesitaba para poder estirar mi mano hacia ella, tomándola después de unos segundos y estrechándola con delicadeza, sintiendo con claridad su frío toque sobre mi piel. No soy consciente que le sonrío cuando es ella quien desliza lentamente su mano de la mía, mientras me brinda una sonrisa tímida al verse avergonzada de que la hubiera mirado durante tanto tiempo. Ignoré cómo Aster nos mira unos momentos, siendo demasiado claro que ella me atraía y que era la primera vez que sentía algo así por alguien.

Esa fue la primera noche desde hace mucho tiempo que hablé con una mujer que no fuera mi hermana, mi madre o mi secretaria. Volví a sentirme cómodo al hablar con alguien más, me sentía tan bien al estar a su lado y escuchar de su vida, lo que hacía y los momentos que ha pasado a lado de Aster, lamentando que nos interrumpieran cuando este le propuso matrimonio a Mavis, llamando con eso la atención de Elsa, quien al terminar de ver eso se fue de inmediato, mirándose tan triste al salir por esa puerta en compañía de su hermano.

Por supuesto que al día siguiente no perdí mi tiempo y de inmediato fui hasta ese centro comercial en donde ella me había dicho que trabajaba, yendo con la esperanza de volver a verla una vez más. No pude evitar sonreír cuando la encontré en ese lugar, sintiendo que había sido el destino que la encontrara sin ningún problema, era como si estuviéramos destinados a encontrarnos una vez más; siendo ese el primer día que comí a su lado y que descubría más cosas de ella, cautivándome cada cosa que me contaba o cuando me decía las cosas que le gustaban, sintiendo que con cada día que la conocía, más me enamoraba.

Querido Jack:Donde viven las historias. Descúbrelo ahora