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Muerdo la uña de mi dedo pulgar cuando no puedo sacar de mi cabeza esa imagen de aquellas rosas que habían dejado en la entrada de mi casa, sintiéndome extrañada de no saber si en realidad había sido Jack quien las dejó para mí o solo fue otra persona que recordó el aniversario de la muerte de mis padres.
Dejo de pensar en eso cuando mi teléfono comienza a vibrar, viendo que era un mensaje de Aster, viendo que se había disculpado por no haberme acompañado a las tumbas de mis padres, pero que, sí lo recordó y hoy había ido a dejarles a cada uno un regalo; sonrío cuando veo la imagen que me llegó tiempo después, viendo la fotografía en donde veía esos dos ramos de girasoles frente a las lápidas de mis padres, pero, mi entrecejo se frunció cuando noté que además de las rosas que Tadashi les había llevado, el dibujo de mi hermano, el ramo de flores de Lucy y Gru, había un ramo de rosas azules a lado de los girasoles.
Alguien había ido a dejarles un ramo de rosas azules a mis padres, sintiéndome aún más confundida al no saber quién había sido esa persona. Le agradezco a Aster por el detalle, mirando unos segundos más esa foto en donde veía que mis padres habían recibido bastantes flores, era la primera vez que veía sus tumbas tan coloridas por esas bellas ofrendas que les habían dejado.
Dejo de ver esa fotografía cuando un mensaje por parte de Tadashi, llama mi atención leyendo lo que decía.
¿Nos vemos hoy en la noche?
Sonrío al ver su mensaje, no entendía cómo es que me decía eso si hasta hace un par de horas habíamos ido a comer. Niego ligeramente con mi cabeza, respondiendo su mensaje.
¿Por qué? ¿Tienes preparado algo especial?
Su respuesta no tardó en llegar.
Tal vez, eso debes averiguarlo al decirme que sí.
Acerco mis dedos al teclado para responder sin dejar de sonreír, sorprendiéndome cuando alguien quita de mis manos mi celular. Mirándome confundida y molesta por ese atrevimiento, sorprendiéndome cuando me di cuenta que esa persona era Jack, mirando como él estaba leyendo esos pocos mensajes que había compartido con Tadashi, sintiéndome molesta por ver que no respetaba mi vida privada.
—Dile a tu novio que estás trabajando —dijo con frialdad—. Y, además, está prohibido que los empleados utilicen sus celulares en horas laborales.
Me quedo boquiabierta por sus palabras, viendo como detrás de él esta Tiana, viéndola guardar lentamente su celular dentro del bolsillo de su pantalón. Lo miré con confusión al no entender cómo es que no notó que mi compañera también estaba usando su celular y que a ella no le dijo nada o se lo quitó como había hecho conmigo. Ahora estaba segura que solo lo hacía para molestarme.
—Lo siento —susurré, evitando meterme en más problemas—. No volverá a pasar.
—Eso espero.
Me quedo sorprendida cuando lo veo salir del local con mi celular en una de sus manos, apresurándome a salir detrás de él cuando entendí que no me lo quería devolver.
