Epílogo

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 Jack miró a esa pelirroja volver a la cama, sentándose en completa oscuridad al estar las cortinas cubriendo las ventanas, dejando la chica su espalda reposando sobre la cabecera, abrazando sus piernas e inclinando su cabeza a un lado, dejando su...

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 Jack miró a esa pelirroja volver a la cama, sentándose en completa oscuridad al estar las cortinas cubriendo las ventanas, dejando la chica su espalda reposando sobre la cabecera, abrazando sus piernas e inclinando su cabeza a un lado, dejando su mejilla derecha sobre sus resaltadas rodillas.

—¿Qué quieres? —preguntó Anna, sin mirar a Jack.

—Nada, solo quiero escucharte —respondió, sentándose en el borde de la cama—. Estoy seguro que tienes muchas cosas que decir, así que, estoy aquí para escucharte.

—¿Por qué querrías escucharme? —investigó con voz sonó débil, reteniendo incluso las ganas que tenía de volver a llorar—. No creo que me consideres tu amiga, además, esto debe ser una clase de karma por lo que les hice a ustedes.

—Creía que ya habías olvidado eso —confesó Jack, mirándola negar con la cabeza—. Veo que eres tú la que aún le falta perdonarse por los errores de su pasado —se silenció un momento, mirando lo que había a su alrededor—. Es verdad que antes llegué a odiarte por lo que nos hiciste, y que, aún es muy pronto para que nos consideremos amigos, pero, eres la hermana de mi novia, y espero que algún día seamos familia. No quiero verte mal, ese no es mi deseo.

Anna sacó su rostro de su escondite, mirando a ese albino que había inclinado levemente su espalda hacia atrás, dejando sus manos sobre la cama y viendo el techo con una sonrisa, sin saber la pelirroja la razón de que este estuviera sonriendo en ese momento.

—¿Por qué sonríes? —investigó Anna.

—Porque hace tres años, me hubiera burlado si alguien me hubiera dicho que hoy estaría sentado en tu cama, hablándote como un viejo amigo y queriendo ayudarte a tomar la decisión correcta. Que ahora solo me interesara el verte bien, tranquila y feliz —confesó, volteando su rostro hacia esa pelirroja—. Te mereces ser feliz, has luchado y te has esforzado tanto para también tener un poco de felicidad que, ahora te parece imposible aceptar la gran cantidad de felicidad que te están ofreciendo.

Anna no dijo nada, se quedó con su mirada abajo, sin atreverse a mirar a ese albino que solo la miraba en completo silencio. Una sonrisa torcida se dibujó en los labios de él al recordar que hace tanto tiempo no estaba hablando con tanta tranquilidad con ella. Se deslizó unos centímetros, acercándose hasta la mujer que considera su cuñada, dejando una de sus manos sobre la de esa pelirroja, siendo perceptible el calor que esta emanaba.

—Te pido una disculpa.

—¿Por qué te disculpas?

—Por la forma en la que te hablé en el hospital, no fue correcto lo que te dije y no debí haberte dicho nada de lo que te dije esa noche. Perdóname por ser tan impulsivo.

—No te preocupes, entiendo que en ese momento estabas preocupado por Elsa, que el saber toda la verdad de un momento a otro, fue un fuerte impacto para ti. Yo también me quiero disculpar por haber sido tan cruel contigo, por haberte hecho creer que el bebé que esperaba era tuyo, de verdad lamento haber sido una perra con ustedes —dijo, consiguiendo hacer reír a Jack—. Te pido perdón por haber querido tomar un lugar que ya estaba ocupando mi hermana.

Querido Jack:Donde viven las historias. Descúbrelo ahora