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Haber ido al retiro del fin de semana fue más divertido de lo que creí que seria.

La noche de Karaoke terminó con todos turnándose para subir al pequeño escenario y disfrutar sin pena de cantar a todo pulmón sus canciones favoritas. Fue... increíble, no entraron dudas. Al día las chicas y yo descansamos en el spa del hotel resort y los chicos disfrutaron de la piscina jacuzzi hasta que nos le unimos, entonces se convirtió en un rato de risas, diversión y bromas. Hubo música y juegos; decir que fue increíble se quedó corto.

Luego por la tarde volvimos a Oldstone, durante el viaje de regreso compartí sitio con Luke porque Garreth se había sentado con Ashton y porque desde el sábado por la noche después del Leight pidiéndole volver, no había vuelto a cruzar palabra con él.

Aunque no me quejaba, mi mejor amigo y yo compartimos auriculares y disfrutamos de nuestras canciones favoritas hasta que me dormí sobre su hombro.

—¿Cómo te fue? —preguntó mi hermano al verme atravesar la puerta principal de la casa.

James estaba sentado en uno de los sillones de la sala y sostenía una Tablet, vestía el uniforme de medico así que supuse que estaba por irse a su turno o venia de estar de guardia. Dejé caer mi bolso a un lado y bostecé antes de irme a sentar en el sillón de tres plazas.

—No puedo quejarme, la verdad es que me divertí.

Mi hermano esbozó una sonrisa mirándome.

—En mi generación de graduados cuando fuimos al retiro nos escapamos e hicimos una fiesta detrás del hotel resort, en una pequeña cabaña que estaba deshabitada.

—Tu generación es de los noventa, James —dije divertida, exagerando mucho y mi hermano rodó los ojos con fastidio.

—Me gradué en el 2011, inculta —gruñó, y solté una risa divertida—, y te puedo asegurar que mi generación era mucho más divertida que la tuya y la de Gracie juntas. Había más libertad y formas con la que salirnos con las nuestras porque no existía tanta seguridad electrónica como ahora.

—Si, como sea...—hice un ademan con la mano—, ¿Qué hay para cenar? Tengo un poco de hambre.

—Yo pedí hamburguesas de Poppy's para papá y para mí, debe estar por llegar en cualquier momento.

—Se supone que eres médico, James. ¿Por qué comes chatarra?

—Porque a todo el mundo le gusta la comida chatarra, tonta —se burló.

Decidí no seguirle la conversación porque no solo comenzaríamos un debate si no porque también estaba cansada del viaje. Solté un suspiro y me peiné el cabello con las manos, James volvió su mirada a la Tablet y me coloqué de pie para subir a mi habitación a descansar.

Según la hora en mi teléfono eran pasadas las siete de la noche y a mí los ojos me pesaban como nunca, por suerte no tenía tareas para mañana, así que no me preocupé por tener que ponerme al día con alguna asignatura de clases. Cambié mi ropa por pijamas con shorts de Minnie Mouse y encima me puse un hoodie gris porque hacia frio, al parecer la calefacción no estaba funcionando muy bien hoy.

Me escondí debajo de las sabanas de mi cama y bastó que cerrara los ojos para caer en un sueño largo.

Fue por la mañana que me desperté, aunque bastante temprano y el sol aún no había salido. El reloj digital en mi mesa de noche marcó diez minutos restantes para las seis cuando ladeé la mirada antes de incorporarme completamente enérgica, estaba madrugando.

Bostecé y tarde un par de minutos en incorporarme por completo. Mi habitación estaba cálida, pero aún así una leve capa densa de frio se percibía y resultaba agradable. Estiré mis brazos y después me levanté para ir al baño, otro bostezo abandonó mis labios mientras caminaba. Al cabo de minutos me encontré bajando las escaleras para preparar café para papá y James, al igual que un desayuno saludable.

 Noches De Verano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora