27

360 55 45
                                    

«¿Estás en casa?»

Había estado viendo algunos capítulos de How I meet your mother cuándo mi teléfono emitió ruidos sobre mi cama y la pantalla encendió. Al revisarlo encontré un mensaje de Luke que de inmediato respondí de manera afirmativa con un y volví a dejar el teléfono sobre la superficie de mi cama para continuar mirando la pantalla de mi laptop.

Aunque el timbre de la casa sonando no me dejó continuar la serie, estaba sola en mi hogar, papá y James estaban trabajando, así que me coloqué de pie y caminé en calcetines hasta dejar mi habitación. Bajé las escaleras de dos en dos escuchando el timbre sonar una vez más, insistiendo y me apresuré en abrir la puerta de entrada.

Luke estaba del otro lado con la mano puesta sobre el botón del timbre y…

No se veía muy bien.

Sus labios estaban alzados en una sonrisa que no le llegaba a los ojos, su mirada brillante estaba apagada y la expresión en su rostro la sentía falsa, demasiado. Arrugué mis cejas sin decirle ninguna palabra por unos segundos en los que intenté descifrarle.

Hasta que el habló primero.

—Hola Lexs —mantuvo la sonrisa y carraspeó un poco.

—Hola Luke.

—¿Puedo pasar?

Asentí con la cabeza y me hice un lado sin dejar de mirarle con cierto cuidado. Él soltó un suspiro y observé la manera en la que jugaba con las mangas de la camisa de cuadros que vestía sobre la camiseta de Artic Monkeys y fruncí los labios. El silencio persistió hasta que cerré la puerta y giré sobre mis talones.

—¿Estas bien? —le pregunté.

—Pues como que bien… bien, mmm no —forzó una sonrisa que me confundió aún más—, ¿tienes algo que pueda comer que endulce mi tarde?

—Pues ayer James compró helado de chocolate y esta mañana horneé algunas galletas —respondí.

—Súper. ¿Me das?

Me crucé de brazos pero le asentí con la cabeza y me dirigí hacía la cocina con él siguiéndome el paso. No era raro que el rubio se pasara por mi casa solo para preguntar por comida, ya era costumbre, nada raro, después de todo él era un barril sin fondo, lo que si me estaba resultando extraño era la actitud que estaba teniendo y que a mi me resultaba una señal de que algo no estaba bien.

Le serví helado en un tazón porque probablemente James me mataría si todo el helado se acababa y encima le puse un par de galletas de chispas de colores mientras Luke seguía todos mis movimientos apoyado desde la barra, cuando le extendí el tazón me sonrió, esta vez, un poco más genuino y con un ápice de felicidad; sus ojos me lo mostraron.

Entonces, mientras él dirigía una primera cucharada de helado a su boca, me apoyé a su lado y le miré con interés colocando mis brazos sobre la barra.   

—Luke… ¿Qué sucede?

No me respondió, al menos no al instante ni de inmediato. Saboreó el helado y ladeó un poco la cabeza negando sutilmente, después pareció recordar algo divertido y sonrió casi amargo. Okay, me estaba confundiendo y la verdad es que me preocupaba.

Pasaron unos segundos y volteó a mirarme.

—Fui a New Village para pasar el día con Kels —arrastró con pesadez y con la cucharilla cogió otro poco de helado para llevarlo a sus labios. Tardó otro par de segundos en seguir hablando—: ¿Y sabes que? Es que… no te lo imaginas, Lexs. Ni yo puedo creerlo aún, es increíble.

 Noches De Verano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora