6

588 83 100
                                    

—Esperen… ¡¿Qué es eso?!

Miré con sorpresa como Brina se servía en un vaso de plástico lo que había en un envase de acondicionar para el cabello. Paris se echó a reír mientras se maquillaba y los chicos recostados en el sofá también lo hicieron por mi reacción.

—Vodka —Brina respondió de lo más casual.

—¿Cómo…? ¿Has traído alcohol?

—Hemos traído alcohol —corrigió Miles, esbozando una sonrisa burlona.

Les miré a todos y cada uno en la habitación horrorizada. ¿Pero como…?

—¿Han traído alcohol? —cuestioné—, ¿Pero cómo lo han metido al bus si revisaron los bolsos antes de subir para asegurarse de que nadie trajera nada extraño?

—Envases vacíos y limpios de acondicionar para el cabello —respondió la castaña con un aire de diversión—, todos nos hemos puesto de acuerdo.

 —¿Todos? —inquirí, porque a mi me había excluido. Aunque…era obvio que lo harían, en primer lugar yo ni siquiera quería venir.

Desvié mis ojos hacía Luke en el sofá junto a Miles, se había mantenido callado desde que llegó a la habitación en compañía del teñido y muy al pendiente de su teléfono que sonaba a cada rato. Estaba tecleando algo y en menos de cinco segundos alzó la mirada, sus ojos capturaron los míos viéndolo y ladeó una sonrisa.

—Soy parte del crimen también, así que si, todos —murmuró.

—¡Luke! —exclamé.

Soltó una carcajada.

—Sabes lo que dicen: si no puedes con el enemigo, únetele.

—Estoy lista —chasqueó Paris—, ¿nos vamos?

El toque de queda para que todos los seniors estuviéramos en nuestras habitaciones era a media noche. Mientras tanto, el hotel contaba con una sala de entretenimientos, una especie de salón al que iríamos. Eran poco más de las siete de la noche por lo que aún teníamos tiempo por delante; abandonamos mi habitación compartida y las chicas caminaron delante haciendo un ridículo baile de fiesta, animadas y felices. Yo caminé lento, a la par de Luke y detrás de Miles.

—¿Todo bien? —curioseé al verle ligeramente ido.

—Si, todo bien. ¿Por qué la pregunta?

Me encogí de hombros en respuesta y sonreí sin despegar mis labios.

—¡Apúrense! —gritó Paris desde adelante, a unos cuántos metros cerca de las escaleras.

Entonces aumentamos el paso.

Cuando llegamos al salón de entretenimiento, nos topamos con casi todos nuestros compañeros de clase. Algunos habían pasado por alto este momento prefiriendo quedarse en sus habitaciones, pero esos eran muy pocos. No habían figuras autoritarias aquí, solo adolescentes a punto de graduarse con un poco de libertad. Las luces estaban bajas, ocasionando un ambiente de fiesta y mientras más avanzábamos por el salón, más detalles encontraba: sofás de terciopelo de distintos colores, mesas redondas, cuadros de paisajes de montañas y…. ¿un karaoke?

Tomé el brazo de Luke para detenerlo un momento.

—¿Eso es un karaoke? —señalé hacía donde los micrófonos estaban y él miró por encima de mi. Un instante después volvió sus ojos a mi y asintió—, súper, deberías cantar algo más tarde.

—¿Estas bromeando, cierto? —inquirió con un poco de desconfianza.

—¿Por qué estaría bromeando sobre eso?

 Noches De Verano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora