—¿Estas en tu casa? —preguntó la voz de mi mejor amigo apenas descolgué la llamada en cuanto escuché el teléfono sonar.
—Ehhh ¿si? —arrugué mi ceño, dejándome caer en el sofá de la sala—, ¿Por qué?
—Ábreme la puerta —pidió, su tono de voz fue entre divertido y exigente de una manera pasiva.
—¡Luke! —exclamé incrédula—, ¿en serio estas afuera?
—Si —respondió. La llamada se cortó e hice una mueca en lo que levantaba mi trasero del sofá para abrir la puerta, podía creer que se trataba de una broma de su parte pero… sabia que no era así.
No era primera vez que me hacía este tipo de llamadas y efectivamente se encontraba al otro lado de la puerta esperando a que le abriese. Hoy no fue la excepción, en cuanto abrí la puerta principal, el rubio de más de un metro ochenta de amplia sonrisa y mirada brillante estaba con las manos dentro de sus tejanos y una expresión divertida.
Luke dio un paso al frente. Yo alcé una ceja sin decirle nada.
—Tengo hambre, Lexs —dijo, picando mi mejilla. Ni siquiera saludó antes de hacerse paso al interior de mi casa—, ¿me preparas algo de comer?
—¿En serio has venido a mi casa solo para pedirme comida? —inquirí cruzándome de brazos. Él esbozó una sonrisa adorable a la que negarme era imposible y rodé los ojos suspirando.
—¿Si?
—Si no supiera que eres un Heinrich creería que eres un vagabundo sin hogar o que tus padres no te alimentan —murmuré negando con la cabeza y comencé a caminar con él siguiéndome el paso—, pero la verdad es que solo eres un barril sin fondo que vive por la comida y no engorda. ¿Mi casa es siempre tu primera fuente de alimentos o qué? .
—Vale —volví a rodar los ojos sabiendo que en parte tenía razón en lo que decía y atravesé el umbral de la cocina—, ¿te gustaría un sándwich?
—Si son dos no me quejo —le miré en son de «¿hablas en serio?» y él solo sonrió enseñándome todos sus dientes.
—Pareces un niño en crecimiento —recriminé.
—Espera, iré un momento al baño. Ya vuelvo —murmuró. No le presté atención porque le di la espalda y abrí la puerta del refrigerador para sacar lo necesario para prepararle uno… no, dos sándwiches.
Existía un meme de un pingüino bastante popular que se veía enojado mientras hacia una carta de San Valentín llena de brillitos o algo asi, literalmente así me veía yo mientras le preparaba dos sándwiches de queso fundido al rubio que volvió después de lo que creía fueron unos minutos, alrededor de tres o cuatro, y se apoyó en la barra de desayuno mirándome con una sonrisa divertida.
—¿No se supone que deberían venir las chicas para que se arreglen entre ustedes y esas cosas? —preguntó con aire curioso, siguiendo mis movimientos cuando guardaba todo en su lugar de origen y sus sándwiches se tostaban.
—Vienen a las cinco —le respondí.
El baile sería esta noche y a mi no podía emocionarme más la idea porque principalmente se trataba de una noche que había soñado desde hacia años y que finalmente había llegado el gran día, y bueno… el premio dorado era que no solo sería el baile de graduación, si no que iría con Ashton Reynolds, mi crush, mi platónico desde primero, el chico que me hacía sonrojar solo por saludarme o sonreírme, mi imposible.
¿Algo mejor que eso? Definitivamente no, sería increíble, sería asombroso. Iba a llegar de su brazo e intentaría finalmente decirle que me gustaba, creía que me iba a sentir lo suficientemente llena de valor, valiente y segura para hacerlo.
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Noches De Verano
Teen Fiction«A Lexi le gusta Ashton, el mejor amigo de su mejor amigo, a Luke le gusta Lexi, su mejor amiga. El verano después de la graduación llega: el ultimo verano juntos, para ellos y su grupo de amigos. Conforme pasan los días y las noches, los sentimient...