Orihime escuchó con atención, no interrumpió en ningún momento, se limitó a asentir en algunas ocasiones para indicar que aún prestaba atención.
El relato demoró varios minutos, más de los que hubiera querido, pero no emitió ninguna queja, no se negó a seguir el hilo de la historia, simplemente se recargó en el hombro de su pareja y lo dejó hablar.
Cuando la historia terminó, ambos se quedaron en silencio, ninguno quiso tomar la palabra. El silencio duró casi diez minutos, hasta que ella decidió que era suficiente, no podían demorar más.
-¿Qué fue de ustedes? -Preguntó, aunque ya se imaginaba que respuesta obtendría.
-No mucho, estuve en casa un mes recuperándome de las heridas y seguimos adelante.
-Por supuesto -Respondió apenada -Estoy... Abrumada... ¡No estoy diciendo que esté mal que te expreses! ¡Es solo que fue mucha información de golpe, no me lo esperaba...
-No tienes que excusarte de nada, lo entiendo, a pesar de todo el tiempo que ha pasado, aún me siento melancólico, por lo tanto, puedo entender lo que tú sientes.
-Estoy siendo egoísta, ¿verdad? -Ulquiorra soltó una risa tímida.
-Tú eres de las pocas personas cero egoístas que he conocido. Eres tan amable que te destruyes a ti misma.
-Mo, vuelves a decirme eso, creí que había quedado atrás.
-Es la verdad, te preocupas por los demás, pero en el proceso limitas tu propia personalidad para no ofender a quienes quieres.
Orihime trató de replicar, pero de su garganta apenas salió un casi inaudible quejido.
Tardó algunos segundos en encontrar la respuesta correcta, pero dejó de pensar al enterarse que Ulquiorra tenía razón.
-Entonces, señor inteligente, dígame cuál es mi verdadera personalidad -Dijo con un tono burlón.
-Mm, tu personalidad es la mujer que no sabe cuándo callarse y comete muchas estupideces.
-¡Pff! Jamás seas psicólogo -Aguantó una carcajada -Mi personalidad va más allá de eso. Eres malísimo para analizar personas, y hablando de analizar, creo que es hora de hablar de tu horrible comportamiento en el auto.
Él agachó la cabeza, dejando escapar un suspiro sintiéndose humillado.
-Me he comportado como un monstruo, no tienes que decirlo.
-Por supuesto que ha sido así -Dijo severamente pero manteniendo su tono amable de siempre -Pero yo no voy a juzgarte, eso queda en ti y solo tú podrás comprender tus errores, pero claro que puedo ayudarte.
-Creo que has sido mejor cuidadora que yo como padre.
-¡Pff! Claro, la mayor parte de mi vida he tratado con niños, pero eso no quiere decir que no hagas bien tu trabajo, nadie nace sabiendo ser padre, Ulquiorra, puedes cometer un sin fin de errores, pero tienes la opción de no volver a hacerlo.
-Supongo que me falta mucho por aprender, ¿no? -Orihime asintió -Me ha tomado muy de sorpresa que de pusiera histérico de la nada, no supe cómo reaccionar e hice lo que me pareció mejor, pero estuvo mal, ¿cierto? -Ella asintió nuevamente -Daniel rara vez llora.
-¿También le dices que llorar es de débiles? -Preguntó horrorizada.
-Eso es horrible hasta para mí, pero, en serio, él no llora por nada, la última vez que lo hizo fue cuando tenía cuatro años, y lo comprendo, sé abrió la cabeza.
-¿Cómo pudo abrirse la cabeza? -Preguntó aún más preocupada.
-Mmm... E-estábamos jugando, él saltaba en la cama y le di la espalda un momento, él trató de saltarme encima y sin querer me moví, y él se cayó y se pegó en el suelo.
-Y dices que lo proteges.
-Lo hago, después de eso, mandé a tapisar su piso.
Orihime dejó escapar una risa tímida.
-Imagino que cada rincón protegido de tu casa es así por algún accidente que tuvo Dan-chan.
-Más o menos, cuando compramos la casa jamás pensamos en la seguridad para los niños. Cuando nació tuvimos que cambiar un montón de cosas, por ejemplo, las escaleras tenían un barandal de cristal.
-Con lo que me has contado, muchas cosas toman sentido ahora.
-Supongo que sí.
-Dan-chan tuvo un ataque de pánico al recordar ese accidente, y creo que se enlaza con el hecho de ni querer ir al cementerio.
-¿A qué te refieres?
-Creo que ir le causa estrés, eso deriva a qué recuerde todo lo que conllevó a enfrentarse a esa situación -Se levantó y se paró frente a él -Un experto lo explicará mejor que yo, en este momento solo puedo darte algo de teoría, pero la verdad no servirá de nada para ustedes. En fin, tendremos más tiempo para trabajar en ello, por ahora regresemos y disculpate con él -Le extendió la mano y sonrió radiante -Ya lo hemos dejado bastante tiempo solo.
-Ahora que lo mencionas, ¿por qué lo dejaste?
-Estaba mucho más tranquilo, ya te había dicho, es normal que de pronto actúe como si nada hubiera pasado, pero tampoco podemos abandonarlo. Andando.
Regresaron al auto, manteniendo un ritmo lento.
-Oh, por cierto -Habló Orihime -Me preguntaste si quería acompañarlos al cementerio, antes me sentía un poco dudosa de ir, pero ahora puedes confiar en que iré.
-No te sientas presionada de hacerlo.
-¡Bah! Esta bien, quiero hacerlo.
Orihime corrió hacia el auto en cuanto lo vio, y pegó la cara a la ventana donde estaba Daniel coloreando en un libro de dibujos, tocó varias veces en el vidrio para llamar la atención del niño. Daniel levantó la mirada y de encontró con la gran sonrisa de Orihime, una sonrisa que daba miedo en algunos aspectos. Orihime carcajeo al ver la mirada molesta de Daniel.
-Anda, ábreme -Dijo ella aún sin despegar la cara de la ventana. Daniel negó frenéticamente.
-No, te quedarás afuera -Y volvió su concentración a su libro.
-¡Mo! -Se quejó ella -¡Abre, Dan-chan! -Y comenzó a tocar sin control en el vidrio. Daniel le abrió cuando comenzó a desesperarse del ruido -Eres temible -Le sacudió el cabello y tomó las llaves del auto para dárselas a Ulquiorra -Vamonos ya.
Ulquiorra tomó el control del volante esta vez, mientras que Orihime trataba de jugar a Daniel, sin éxito alguno, ya que el pequeño la ignoraba la mayor parte del tiempo.
-Oh, Ulquiorra.
-¿Sí?
-¿No tienes algo que decirle a Dan-chan? -Cruzó los brazos y levantó una ceja.
-Mmm... Sí... Lamento haberte gritado -Dijo en un susurro.
-Ninguno de los dos te escuchamos.
-Dije: Lamento haberte gritado -Repitió en un tono más elevado.
-¿Y? -Insistió Orihime.
Ulquiorra la miró por el retrovisor y entrecerró los ojos.
-No volverá a pasar, lo prometo, y si vuelvo a equivocarme, te pido que me entiendas -Dijo sinceramente, sintiendo la presión en su corazón.
-No, tonto -Dijo Orihime en burla -Debiste decir: te llevaré a comprar tu comida favorita -Ulquiorra gruñó y Daniel sonrió por lo bajo -Pero tu disculpa también está más o menos -Le guiñó el ojo. Cuando ambos varones volvieron su concentración a las actividades que hacían, ella miró a Ulquiorra con ternura y orgullo.
«Eres mejor persona de lo que crees, querido »Pensó y sonrió.
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Por fin volvemos a la actualidad y ahora nuestros protagonistas tienen que trabajar en su presente :3
¿Qué les pareció? ¿Como creen que trabajarán en mejorar?
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Buscando Mamá
FanfictionMientras Orihime busca un nuevo trabajo para arreglar su destrozada vida, se encuentra con memorables personajes que la hacen sentir como si hubiera renacido, entre ellos, Ulquiorra Cifer, su amargado compañero, y junto a él, su adorable... ¿Hijo? ¡...