Felicidades, Orihime.

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Y hoy primero de diciembre, podemos festejar el cumpleaños de nuestro espada favorito (oficialmente fue ayer porque Japón xD Detalles jaja), en fin, para celebrar traigo un capítulo un poquito especial, espero que cumpla sus expectativas, así que, los dejo leer <3 

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Orihime se levantó con una horrible mezcla de sentimientos en el pecho. Miró el reloj deseando que por fin fuera la hora de levantarse. El reloj solo marcaba las 4:39 a.m.
«¡Mierda!» Cerró los ojos, tratando de conciliar el sueño, pero, la desesperación, soledad, abandono y temor no salían de su pecho.
Se levantó tambaleante, sus pies parecían no querer sostenerla, y bajó al comedor apoyándose en la pared,
Caminó con lentitud hacia al altar y prendió las veladoras. Lloró sin control frente al retrato de Sora.
No había tenido pesadillas, y tampoco un mal día, simplemente se trataba de un asqueroso presagio. Se levantó cuando las lágrimas se acabaron, se dirigió al calendario, donde, cada noche sin falta escribía "Día completo" antes de irse a dormir. Miró la hoja con aquella leyenda en tinta rosa, la arrancó revelando la nueva fecha: 3 de septiembre. Las lágrimas volvieron a llenar sus ojos.
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Nelliel miró nuevamente su reloj.
—Orihime-chan aún no llega.
—¿Qué hora es? —Preguntó Ulquiorra.
—Las 7:10 —Respondió realmente preocupada —Ella es una persona muy puntual.
—Tengo que debatir eso, olvidas que hay días en las que se levanta tarde y no alcanza a llegar ni siquiera a su horario. Además, son solo diez minutos.
—Tienes razón, es solo que me he acostumbrado tanto a su presencia que se me hace raro que no esté aquí. Pero, ya que viene retrasada, necesito que me ayudes con algo.
—¿Con qué?
—¡Ayúdame a elegir la foto más bonita de Orihime-chan! —Dijo mostrando la página de Facebook de la chica en su laptop.
—¿Por qué quieres mi opinión? Tú te encargas de eso.
—Es que, si fuera por mí, elegiría esta —Señaló una foto en donde Orihime salía en traje de baño con sus amigos —Pero, sé que no puedo, por eso te necesito.
—Olvídalo.
—¡Ulquiorra-sama, por favor! —Lo tomó del brazo y comenzó a sollozar.
—¡Bien! ¡Pero, ya suéltame!
Y así comenzaron la búsqueda de una foto bonita y presentable de la chica. Terminaron eligiendo una foto donde Orihime parecía saludar con una tímida sonrisa, según Nelliel porque irradiaba inocencia, y, según Ulquiorra porque era decente.
Nelliel imprimió la foto en papel para fotografía y la colocó en un gran marco. Se dispuso a colgar el nuevo cuadro en una pared a lado de la entrada, donde un cuadro de Gin Ichimaru le hacía compañía, mientras que un gran letrero que decía "Felicidades a los compañeros que cumplen años en septiembre", adornaba la pared.
Orihime llegó a las 7:25, tenía un semblante triste. Realmente había pasado una mala mañana, no consiguió volver a dormirse, se la había pasado llorando y para colmo no lograba bajar la hinchazón de sus ojos. Se tardó buscando su uniforme, y tuvo que tomar un taxi porque perdió el transporte.
Entró sin ánimo de comenzar un nuevo día, se encontró a Nelliel sobre una silla colgando un cuadro.
—Buenos días... —Saludó desanimada, pero, se interrumpió al ver la fotografía del cuadro que ella colgaba —¿Q-qué es eso?
—Pues es obvio que un cuadro, dormilona.
—Pero... ¿Por qué hay un cuadro mío?
—Porque hoy es tu cumpleaños. Aizen-sama quiere que todos recordemos las fechas importantes, es por lo que me pide siempre tener un mural con las fotografías y fechas de los cumpleañeros cada mes, debiste notarlo, hace poco fue mi cumpleaños y el de Grimmjow.
—Bueno, si lo noté, pero, no creí que aplicaría conmigo, llevo poco tiempo en la empresa.
—No te preocupes por nimiedades, obviamente que lo contemplaríamos. Por cierto —Caminó hacia su escritorio y tomó una pequeña caja —Ten, sé que es poco y que tal vez no te guste, pero, no tengo mucho de conocerte, solo espero que sea suficiente.
Orihime abrió la caja curiosa, en ella había un collar que hacía juego con sus pasadores.
—¡Eres muy amable! Y es hermoso, no tenías que molestarte en darme algo, yo no te di nada en tu cumpleaños.
—Comprendo que fue porque no sabías, con solo ver tu cara de susto cuando te enteraste, fue un buen regalo para mí.
—Y a todo esto, ¿cómo supiste que hoy es mi cumpleaños? No recuerdo habértelo dicho.
—Cuando entraste a trabajar, Aizen-sama me dio tus datos para llenar tu ficha, así que apunte tu fecha de cumpleaños en mi agenda, y ayer me llegó el recordatorio.
—¿Y existe la posibilidad de quitar mi cuadro de esa pared?
—¡¿Qué?! ¡Por supuesto que no! ¡Ulquiorra-sama y yo elegimos esa fotografía! ¡No voy a quitar el fruto de nuestro esfuerzo!
—Entiendo, entiendo. Tranquila.
—¿Por qué quieres quitarlo?
—Es que no me gusta que me feliciten mucho.
—Hmp, creo que convivir con Ulquiorra-sama te ha vuelto en una amargada. Pero, es obligatorio, incluso Ulquiorra-sama no se salva de esto. No te preocupes por las felicitaciones, aquí no a muchos les gusta eso.
—Bien... Realmente espero no caerles bien a muchos. Me reuniré con Ulquiorra, al menos, espero que alcance a ayudarlo en algo.
—Seguro que sí, se la pasó un buen rato conmigo eligiendo la fotografía perfecta.
—¿Sí?
—Claro, todas las opciones que yo proponía las descartó, porque dijo que eran muy indecorosas, pero, no le tomes importancia, Ulquiorra-sama es un retrograda.
—Eso me queda claro. Nos vemos después.
Buscó a Ulquiorra por las oficinas, e inesperadamente lo encontró en la que ambos compartían.
—Llegas con media hora de retraso —Y así de amable la recibió.
—No, llegué con media hora de anticipo, mi turno empieza a las 8:00.
—Te solicité aquí a las 7:00, para mí has llegado tarde —Orihime sintió que aquello ya lo había vivido. ¿Cuándo fue? ¡Ah! Fue justamente lo que le dijo en su primer día de trabajo. Obviamente tendría que responder con más inteligencia que aquella vez.
—¿A poco eres mi jefe?
—Claro, soy tu Espada.
—Pero, tú no me pagas.
—¿Eso crees? Podría quitarte el 60% de tu sueldo ahora mismo —Orihime abrió los ojos sorprendida, ¿él en serio tenía ese poder sobre su sueldo? —Viendo tu cara parece que lo creíste. Es obvio que yo no tengo control de tu sueldo, lo tiene Nelliel.
—Ya me veía en un futuro yendo casa por casa a pedir que me dieran dinero por barrer. Pero, siento que hoy estás muy hablador, ¿ocurre algo? ¿Será que por fin empiezas a apreciarme?
—Tampoco te ilusiones, solo, tengo algo para ti.
—¿Para mí?
—Sí —Sacó de su mochila una caja delgada, estaba envuelta en papel rojo y decorada con un moño amarillo —Ten... Feliz... Cumpleaños —Abrió la boca sorprendida, miró a Ulquiorra y la caja una y otra vez, tratando de encontrar la trampa. ¿Una bomba de gas? ¿Gusanos? ¿Su solicitud de despido? ¿O será que... Ulquiorra en verdad estaba siendo amable con ella?
Tomó la caja sonrojada, sin saber exactamente que decir. Dentro de ella había una guerra de emociones, como, confusión, vergüenza, felicidad, desdicha por su terrible mañana.
Se había mentalizado para permanecer impasible ante cualquier felicitación por su cumpleaños, pero, el que Ulquiorra le ofreciera aquel gesto la gobernaba. Tendría que corresponder de la misma manera, pero ¿qué podría hacer ella para igualar su nivel de amabilidad? Porque, sí Ulquiorra le dio algo así, era que significaba más de lo que parecía.
—Mu-muchas gracias —Susurró.
—No me lo agradezcas.
—Tengo que hacerlo, es un gesto lindo de tu parte.
—Creo que te equivocas, no es mío, es de Dina —¡Ahí estaba la trampa! Era muy bueno para ser verdad —Ayer me dijo que te lo diera. Yo ni sabía que era tu cumpleaños.
Orihime asintió decepcionada, en verdad le había hecho ilusión, pero, tampoco podía quejarse, no es como que fueran amigos, o al menos, él no la consideraba como una amiga.
—Ya decía yo que se te había zafado un tornillo. En fin, veamos que me preparó Dina-san.
Abrió con cuidado la caja, encontrándose con una dedicatoria.
"Sé que lo esperabas con ansias, disfrútalo y que tengas un muy buen cumpleaños. Con cariño: Dina. Para: Orihime Inoue."
Miró el interior, encontrándose con un CD. La portada era aquella que ya había visto en la oficina de Grimmjow, donde se encontraba Dina y un elegante vestido, rodeada de los integrantes de la banda. Con letras blancas estaba escrito el nombre del álbum "Entre paraísos", e inclusive estaba firmado por todos los integrantes de la banda.
—El nuevo disco, ¿salió hoy?
—En efecto, salió en la madrugada, creí que lo sabías, te la pasaste tres meses insistiéndole a Grimmjow que te dijera.
—Lo hice, sí, pero, siempre olvidaba investigar en casa.
—Estás de suerte, normalmente la primera copia se la dan a los integrantes, prácticamente, fuiste la primera fan en adquirir uno.
—Ya, es grandioso.
—¿Hmm? No te ves muy animada, pensé que ibas a hacer un escándalo al obtenerlo.
—Si, bueno, me emociona, pero, tampoco estoy muy animada que digamos.
—¿Por qué? ¿Te entristeció que no fuera un obsequio de mi parte?
—En cierta parte, en verdad me decepcionó un poco, pero, no es por eso, solo no estoy animada hoy.
—Pero, es tu cumpleaños.
—Odio este día. Preferiría tener este disco cualquier otro día, no hoy. Aun así, lo escucharé, me emociona saber qué hay de aquí, antes de que saliera, solo pude escuchar un poco por las mezclas que hacías y en los ensayos, pero, nada concreto.
—Es extraño, siempre estás tan animada, ¿Quién lo diría? La mujer más alegre del mundo se siente miserable en su cumpleaños.
—Primero, no soy la mujer más alegre del mundo, ni de cerca. Segundo, yo también puedo sentirme mal a veces.
—Claro.
El día comenzó, y para la mala fortuna de Orihime, Szayel, Aaroniero y Yammy fueron a felicitarla.
Tuvo que poner el gesto de felicidad más engañoso que pudo, para que los Espadas no notaran su pesadez. Grimmjow fue a decirle que cada día estaba más cerca de la tumba, y Nnoitra le dijo que tendría la dicha de salir con él.
—Aizen-sama te llama —Le dijo Ulquiorra colgando el teléfono.
—¿A mí? ¿Por qué? Siempre es a ti.
—¿Yo qué sé? Vete y no lo hagas esperar.
No dijo nada más y se dirigió a la oficina de Aizen.
—¿Me llamaba, Aizen-sama?
—Así es, Orihime. Lamento llamarte tan inesperadamente.
—¿Eh? N-no es nada —Orihime se sentía impotente ante ese hombre. A pesar de que él no era un pervertido como lo habían descrito los demás, lo cierto que era que su presencia era atemorizante, como si tan solo con verte, fuera a destrozarte. Y con esa extrema amabilidad que tenía, lo hacía parecer aún más peligroso.
—Entiendo, solo te llame para desearte un feliz cumpleaños —Se levantó de su silla y caminó hacia ella. Orihime se controló para no retroceder al verlo acercarse —Casi tienes seis meses trabajando para mí, y, sin embargo, has demostrado ser más capaz que cualquiera, incluso, puedo decir que ya eres parte de nosotros. Por eso tengo algo para ti.
—¿Algo para mí? No es necesario que me dé algo, Aizen-sama.
—Insisto, Orihime —Le extendió un sobre —Acéptalo, por favor.
—B-bien.
—Puedes abrirlo.
—S-sí —Así lo hizo, encontrándose con dos cheques, cada uno con una suma un poco elevada.
—No sabía que darte, así que pensé en remunerar tu trabajo, te lo mereces.
—P-pero no puedo aceptar este dinero, es demasiado.
—¿Vas a regresármelo? —Preguntó con una gran sonrisa, la cual ocultaba su enfado, pero, Orihime pudo percibirlo y boqueo asustada.
—L-lo conservare —Respondió con rapidez —Muchas gracias.
—Es un placer para mí, puedes regresar a tu oficina.
—Con permiso —Salió y regresó a su oficina con las piernas tambaleantes.
—Parece como su te hubieras encontrado con el mismísimo Lucifer.
—Siento que así fue. Aizen-sama me regaló dinero.
—Enhorabuena.
—¡No! Es lo último que querría, detesto este día.
—Ya lo habías mencionado.
—Creo... Creo que prefiero estar callada.
—Esto debe afectarte mucho, que tú quieras estar callada es mucho.
Y sorpresivamente no obtuvo respuesta.
«Creí que exageraba »Pensó al ver su semblante triste.
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Ulquiorra levantó la vista al escuchar como el celular de Orihime comenzaba a sonar sin control.
Vio como ella lo revisaba y suspiraba abatida.
—Hola, Kuchiki-san, muchas gracias por recordarlo —Grababa un mensaje de voz, supuso que contestaba un mensaje de felicitaciones —Ahora me encuentro en el trabajo, así que, no podré ir, pero, el miércoles es mi día de descanso. Saluda a tu hermano de mi parte —Ella desvió la vista y notó a Ulquiorra mirarla —Perdona, ¿hice mucho ruido?
—Algo —Contestó, esperando a que ella se burlara o discutiera el asunto, pero, simplemente asintió y guardó su celular.
—Disculpa, Kuchiki-san me escribió —Una nueva notificación —Y ahora me escribe Kurosaki-kun. Saldré a contestar.
—No me molesta que lo hagas —Ya estaba harto de ese cambio de humor, era fastidioso tenerla hablando por los codos, pero, era peor tenerla callada.
—Gracias —Y comenzó a grabar un nuevo mensaje —Es que hoy me levanté tarde, pero, te juro que sí vine a trabajar, de hecho, estoy en este momento con Ulquiorra, ya sabes, mi jefe.
Un buen rato se la pasó contestando mensajes, tanto que ella misma comenzaba a desesperarse. Pero, al menos saber de sus amigos la animaba un poco más, hasta que, la desgracia ocurrió.
Una notificación con un tono diferente llegó. Orihime tomó su celular con la mano temblorosa, y lo miró con duda.
Ulquiorra la observó curioso, se había dado cuenta de su nuevo cambio de actitud, se dio cuenta del nuevo sonido y se dio cuenta de su duda.
Orihime desbloqueó el celular y revisó las notificaciones. Un recordatorio encabezaba la lista de notificaciones. Ella gimió con dolor, y comenzó a leer:
¡HOLA! Mi pequeña hermana, espero que este mensaje no haya llegado en un mal momento, pero, ya sabes, no puedo controlar ciertas cosas, y el futuro es una de esas cosas. Pero, olvidémonos de eso pequeños detalles, solo quiero felicitarte, hoy cumples 26 años, ya estás vieja JAJAJA. Si este mensaje te llega, es porque, desafortunadamente ya no estoy contigo, pero, eso no quiere decir que por morirme no voy a felicitarte como es debido. Así que, por favor, disfruta este día, no te sientas triste, tienes que seguir así sea conmigo o sin mí, demuestra que eres mucho más que mi hermana, demuestra que no me necesitas. No llores, quiero verte sonreír desde el cielo, y a pesar de que no te lo dije en vida, quiero que sepas que te amo, y recuerda que siempre te cuidaré. Donde sea que me encuentre, velare por ti. Sé que te culpas por lo que me pasó, pero, yo no lo veo así, estuviste conmigo, me diste tu cariño y apoyo, me diste a la mejor hermana del mundo. No me olvides, estaré ahí cada vez que me recuerdes, viviré en tu corazón, y con eso me basta, con eso me siento feliz.
¡Feliz cumpleaños, Orihime, hermana mía!
Atte.: Sora, el hermano que te ama, ¿quién más?
Se limpió las lágrimas con velocidad, no podía permitir que Ulquiorra la viera destruida, pero, todo su esfuerzo fue en vano cuando sus gimoteos aumentaron y un nudo en su garganta le provocaba dolor al respirar. Carraspeó tratando de eliminarlo, pero, no funcionaba. Respiró con profundidad, sin tener éxito una vez más.
—Si lo necesitas puedes salir —Le dijo Ulquiorra al ver como las lágrimas eran más difíciles de controlar. Ella no dudó ni un segundo y salió disparada. Se encerró en el baño y dejó que todo el dolor abandonara su cuerpo en forma de llanto.
Leyó el mensaje varias veces, imaginando como sería si Sora de lo dijera en persona.
Antes de morir, él programó su correo para que cada 3 de septiembre enviara un mensaje para felicitarla. Se la pasó días enteros escribiendo un mensaje diferente para los próximos treinta años, incluso más. Y, desde hace dos años que estos llegaban a la bandeja de Orihime.
—¿Quieres tomarte el día libre? —Escuchó la voz de Ulquiorra afuera del sanitario.
—Estoy bien —Maldita mentira.
—Puedo decirle a Aizen-sama que te sentías mal.
—Solo dame unos minutos y estaré bien.
—Como quieras —Regresó a la oficina un poco nervioso, sabía que tenía que hacer algo para consolarla, pero, ¿qué podía hacer? No iba a decirle que todo estaba bien, porque obviamente nada lo estaba para ella. No iba a abrazarla, aún no llegaban a ese grado de confianza, y tampoco serviría de nada quedarse en silencio, porque si lo hacía, se sentiría culpable por no apoyarla en lo que sea que la molestara.
La vio llegar con la mirada perdida.
«Di algo, carajo, lo que sea»
—Lamento que hayas presenciado ese espectáculo, no suelo ponerme a llorar frente a los demás —Ella fue la primera en hablar, para alivio de Ulquiorra.
—Supongo que a todos les pasa.
—Sí... Terminaré mi trabajo. ¡Ah! Y te prometo que dejaré de contestar mensajes, eso lo haré en casa.
—Te dije que no me molestaba.
—Yo sé que sí, pero, gracias de todas formas.
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Orihime caminaba por las calles, mientras leía su lista de compras.
—¡Mis galletas! —Exclamó al ver que había olvidado lo más importante de aquella lista —Maldita sea, si regreso ya no alcanzare el súper abierto —Zapateó el suelo —Pasaré mañana, aunque la espera será eterna.
Siguió su camino con desilusión, en serio tenía ganas de comer galletas hasta reventar, ahora, tendría que conformarse con el pastel de chocolate que había en el refrigerador.
Un extraño sentimiento la obligó a detenerse, miró a todos lados, pero, no vio nada cerca. Se llevó la mano al pecho y sintió su acelerado corazón.
—¿Qué pasa? —Susurró preocupada. Continuó caminando, esperando a que aquel sentimiento desapareciera.
Vio su casa cada vez más cerca, pero, no conseguía aliviarse. Cuando estuvo a unos metros, entendió el porqué de aquella pesadez. Notó una silueta levantarse de la banqueta y la saludaba con vigor. La silueta se acercó revelando a una mujer adulta de pelo naranja y rizado, sus ojos eran grises y su piel era un poco más oscura que la de Orihime. Se llevó a la boca el cigarro que tenía entre los dedos e inhalo deteniéndose frente a la joven.
—Hace años que no te veo, Orihime-chan.
—¿Qué haces aquí?
—Vine a visitar a mi querida hija en su cumpleaños.
Ese era aquel asqueroso presagio de la mañana.

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¿Y bien? ¿Qué les ha parecido? Creo que no ha sido taaan especial porque fuera diferente al resto de caps, pero al menos podremos centrarnos más en el desarrollo de Hime. No me gusta hacerla sufrir y creo que se me pasó la mano, pero veremo después como la sacaremos de esa depresión xD

Por cierto, ¿qué dicen de la inclusión del nuevo personaje? ¿Será buena? ¿Será mala? ¿Querrá hacer las paces con Hime?

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