—Creí que hoy ibas a estar con Ulquiorra-sama —Dijo Nelliel picoteando su almuerzo.
—La verdad es que no —Contestó Orihime.
—¿Por qué? Hoy por fin regresamos al trabajo.
—Pero estuve la mayor parte de las vacaciones con él, incluso se quedó a dormir en mi casa por unos días.
—Entiendo —Dijo la peliverde y sonrió maliciosamente.
—¡No! ¡No es para nada lo que crees! —Aclaró Orihime sonrojada.
—¿Lo que yo creo? Pero no creí nada, eso me hace sospechar que...
—¡Basta, basta! No pienses mal, no pasó nada... ¡Dios mío! ¡Quita esa mirada sucia!
Nelliel soltó una fuerte carcajada al ver la cara sonrojada de Orihime, incluso casi se ahoga con su comida. Orihime le dedicó una mirada de vergüenza e irritación.
—¡Ah! —Exclamó sujetándose el estómago —¡No puedo más! ¡Extrañaba reírme así contigo!
—¡Más bien te estás riendo de mí!
—Reírme contigo, de ti, ¡Bah! Es lo mismo —Se secó las lágrimas que abandonaban sus ojos —Pero dime, ¿cómo les fue? ¿Qué hicieron? —Orihime entrecerró los ojos —¡Puedes no contarme los detalles! O-olvida esa pregunta...
—Tuve una discusión con Dan-chan... Ahora no me habla.
—¡Eso es grandioso... ¡Espera! ¡¿Pero qué?! —Se levantó de la silla y su mirada reflejaba una gran preocupación.
—Le dijimos que Ulquiorra y yo salíamos, no se lo tomó bien y dejó de hablarme... Al menos me regaló un dulce cuando regresó de sus vacaciones, cabe aclarar que no me lo dio él, me lo dio Ulquiorra, y no lo tomó para mí, más bien le sobró... ¡Pero es un gran avance! En términos de "Ulquiorridad" parece que estamos en el nivel más bajo.
—Donde Ulquiorra-sama te oiga hablar así de él, va a dejarte.
—No si lo dejo yo primero —Ambas rieron sonoramente —Pero hablando en serio, Ulquiorra dijo que se veía más accesible a perdonarme. Y creo que el regreso a clases le dará una nueva visión de la vida.
—Me pone triste pensar en que los tres lo pasan mal, solo puedo decirte que tengas ánimo.
—Gracias, Nell-chan. Ahora sí terminemos con esto —Señaló su propio almuerzo —Ulquiorra jamás me dijo que el trabajo en enero era tan pesado, tenemos que grabar tres discos, y uno tiene quince canciones, ¡pff!
—Claro, los artistas buscan sacar mercancía para el 14 de febrero, pero verás que en marzo todo se volverá tranquilo hasta junio.
—Muero de ganas por descansar, terminando el descanso tendremos una junta y ¡aaah! No soy buena en eso.
Regresó corriendo a su oficina, anhelando el momento de sentarse en su cómoda silla giratoria. Pensó en lo mucho que había extrañado su trabajo, incluso se tomó su tiempo para admirar sus cosas perfectamente regadas, tal y como ella las había dejado.
—¡Hola, Ulquiorra! —Sonrió al verlo en el mismo sitio donde lo dejó.
«Como en los viejos tiempos »Pensó e incluso imaginó la respuesta del pelinegro: "ni siquiera ha pasado un mes, mujer". Sin duda sí sería algo que él diría.
—Llegas a tiempo, tengo trabajo para ti.
—¿Qué hay hoy? —Se detuvo al sentir como su tripa dolía por la carrera —No debí correr, siento que voy a vomitar —Sacó la lengua mientras agonizaba y movió una silla frente al escritorio de Ulquiorra —Quiero un vaso de agua —Demandó y se dejó caer en la silla.
—Si vomitas aquí te juro que te mandaré con Nnoitra —Le entregó su botella de agua —Ahora, pon atención aquí.
Le enseñó las diapositivas que utilizarían en la junta con Barragan, Starrk, Harribel y Szayel.
—¿Puedo saltarme la junta? —Preguntó haciendo pucheros.
—¿Y después como sabrás lo que tienes que hacer? —Orihime abrió la boca para contestar, pero él se adelantó —Yo no te voy a decir lo que tienes que hacer —Ella cerró la boca y volvió a hacer pucheros.
—¡Mo! Pero es que no me gusta, no entiendo nada de finanzas y lo único que me importa es la parte de nuestro trabajo, ¡y casi siempre es lo último que hablamos!
Ulquiorra rodó los ojos e ignoró las quejas de Orihime. Entonces comenzó a explicarle el plan, y ella se quejaba después de cada punto.
Cuando terminaron, decidieron apagar todos los aparatos eléctricos para relajarse antes de iniciar la junta. Entonces comenzaron a hablar de banalidades.
Orihime le contó que reprobó el seminario que tomó, porque al final no era lo que quería, entonces sus maestros de la universidad le recomendaron un nuevo seminario pero enfocado a su rama.
Ulquiorra le contó que le faltaba dos años para terminar su carrera.
—¿Tienes planes para este sábado? —Preguntó Ulquiorra luego de que ambos se quedaron en silencio.
—No, ninguno, ¿me vas a invitar a salir?
—No del todo, Daniel y yo planeamos ir al cementerio —Orihime se enderezó en su silla —Pero veo que no le agrada mucho la idea, así que, pensé que tal vez tú podrías darle un poco más de ánimo, y así puede que hagan las paces.
—Oh —Decir que estaba asombrada era relativamente poco —¡Oh! —Su corazón era invadido por una mezcla de emociones. Felicidad porque Ulquiorra le abría paso a su pasado, tristeza por lo que aquello implicaba, miedo por no saber cómo comportarse —Y-yo... E-es algo... —Tragó duro, buscando aclarar sus ideas —Es un halago que me consideres para algo tan importante...
—Puedes rechazarlo —Dijo al ver la inseguridad de Orihime —No estás para nada obligada, solo es una idea.
—B-bueno, no es que no quiera, es solo que esta vez si que me tomaste por sorpresa —Sonrió apenada —No sé ni qué decir.
—Será mejor que lo pienses, entiendo que puede ser duro para todos.
—C-claro, gracias por la consideración—Se rascó la nuca —Tendrás mi respuesta el viernes, ¿te parece bien? —Ulquiorra asintió —¡Genial!
Y ambos se dirigieron a la junta que Orihime tanto odiaba.
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Emocionada por un nuevo día, Orihime entró a la oficina y se lanzó a los brazos de Ulquiorra, quien estaba escuchando música tranquilamente.
—¡Auch! —Se quejó él al golpearse con su escritorio —¿Sabías que eres una salvaje?
—¡Pero si te demuestro mi más puro amor!
—¿A esto le llamas amor? —Le mostró su piel enrojecida por el golpe. Orihime soltó una risa nerviosa y tomó la mano de Ulquiorra —¿Hoy no encontraste a nadie para platicar?
—No, Nell-chan dijo que estaría en casa de sus padres y Szayel-kun está peleando con Nnoitra en la cafetería, además, pienso que me extrañas demasiado y vine a hacerte compañía.
Ulquiorra soltó un bufido.
—Sí, sí —Dijo sarcásticamente, ella arqueó la ceja ofendida y Ulquiorra le sacudió el pelo —Aprecio tu preocupación por mí, pero te ruego que te quites de encima, comienzo a ahogarme.
Orihime movió su silla a lado de Ulquiorra y comenzó a comer su almuerzo mientras le platicaba alguna de sus aventuras, a la vez que trataba de no morir atragantada.
El teléfono de la oficina comenzó a sonar, y Ulquiorra se apresuró a contestar:
—¿Diga?
—Ulquiorra, ven inmediatamente —El tono preocupado de Aizen lo hizo levantar prácticamente de un salto.
—Sí, Aizen-sama —Colgó y casi al mismo tiempo se dirigió a la puerta.
—¿Puedo ir? —Preguntó ella al ver la tensión de Ulquiorra, pensando que Aizen le daría una reprimenda por algo que ella ocasionó... Otra vez.
—Quedate aquí —Respondió y salió.
Pensaba que podría haber sucedido, debía ser algo grave, ya que Aizen rara vez utilizaba ese tono. Recordó que la última vez que pasó fue cuando un cantante de pacotilla los demandó porque "no especificaron" el tiempo del contrato que habían firmado. Pensó en los últimos trabajos que había hecho con Orihime, extrañándose porque todo fue relativamente bien con todos los artistas.
«¿Otra demanda? »¡Pff! Genial, con todo el trabajo que ya tenían.
Entró a la oficina, sorprendiéndose de no encontrar a ningún Espada, ni siquiera estaba Tõsen y Gin.
—Gracias por venir, Ulquiorra —Dijo Aizen extendiendo el teléfono hacia él —Es de la escuela de tu hijo —Ulquiorra tomó el teléfono con rapidez, sintiendo que su corazón salía de su pecho.
—Habla Ulquiorra Cifer —Dijo con un tono más alto de lo esperado.
—Soy Yuki Matsumoto, maestra de Daniel Cifer. Requiero de su presencia en el menor tiempo posible.
—¡¿Qué pasa con Daniel?!
—Sufrió un desmayo, ahora mismo está siendo atendido.
—¡Estaré ahí en 20 minutos! —Colgó con violencia y miró insistente a su jefe —Aizen, tengo que... —¡Maldita sea! ¡Tenía que irse cuanto antes! ¡¿Que importaban los jodidos honoríficos?!
—Lo entiendo —Interrumpió el castaño —Vete ahora mismo, me encargaré de hacerle llegar a Nelliel tu pase de salida. Por favor, ten cuidado.
Ulquiorra salió corriendo en el momento que Aizen le aclaró sobre su pase de salida.
Abrió la puerta de su oficina de una patada, asustando a Orihime, quién se levantó de su silla y levantó los brazos como si la estuvieran asaltando.
—¿Ulquiorra? —Habló y se llevó las manos al pecho. Él no contestó y solo tomó su mochila y celular —¿Qué pasa?
—Daniel se desmayó en la escuela —Contestó sin siquiera detenerse.
—¡Dios mío! —Exclamó, pero Ulquiorra salió de la oficina antes de poder escucharla. Orihime miró a todos lados y salió corriendo tras él. Lo encontró en el estacionamiento, el subía a su coche y cerraba la puerta de un azote. Se apresuró a alcanzarlo y se metió al auto.
Ulquiorra la vio y casi se pone a replicar, de no ser porque ella tomó la palabra antes que él.
—Quiero asegurarme de que está bien.
—¿Que hay del trabajo? Aizen-sama me dio el pase, pero ¿a ti?
—Le mandaré un mensaje a Nell-chan explicándole las cosas, y aceptaré sin rechistar si me descuentan el día, incluso la semana.
Ulquiorra asintió y arrancó el coche.
Él conducía a una velocidad poco prudente, cosa que Orihime ignoró al principio del camino, pero comenzó a preocuparse cuando entraron en una avenida concurrida.
—Ulquiorra, entiendo perfectamente que estés ansioso por llegar a tu hijo, pero a esta velocidad provocarás un accidente, entonces no... —Sus palabras se cortaron cuando sintió un fuerte frenazo. Ambos casi se golpean por el impulso. Orihime dirigió su vista a Ulquiorra, sintiendo tristeza por la mueca de miedo y desesperación que él tenía.
—Tienes razón —Dijo él y cerró los ojos, respiró hondamente y encendió el coche. Los claxons de los conductores detrás de ellos no se hicieron esperar, entonces Ulquiorra comenzó a manejar a una velocidad más prudente.
Orihime se limitó a solo acariciar la espalda de su novio, sintiendo el mismo temor que él.
Llegaron al instituto, ambos bajaron del coche y fueron recibidos por la maestra de Daniel en la entrada.
—¡Siganme, por favor! —Ordenó sin prestar mucha atención a la presencia de Orihime.
Se adentraron al edificio, dirigiéndose rápidamente a la enfermería. La maestra tocó la puerta y posteriormente la abrió al escuchar el "adelante" de una enfermera.
Lo primero que vieron al entrar fue a una enfermera arrodillada frente a Daniel, el pequeño afortunadamente estaba despierto, aunque un poco aturdido. Orihime y Ulquiorra se lanzaron hacia él, casi empujando a la enfermera. Las preguntas no se hicieron esperar, Daniel trataba de contestar a ambos, pero de pronto se quedó callado al perder el hilo.
—Señor Cifer, lo está atosigando, le pido que le dé espacio, lo mismo para la señorita —Ambos levantaron la vista, sintiéndose mal por su comportamiento abrasivo.
—¿Qué fue lo que pasó exactamente? —Preguntó Ulquiorra.
—Al parecer la clase de educación física fue demasiado para él, estaba al aire libre y creo que le dio un golpe de calor. De todas formas será prudente llevarlo al pediatra para descartar una posible deshidratación.
—¿Puedo llevármelo ahora mismo?
—Por supuesto —Contestó la maestra —Pero antes tengo que sacar su justificante de ausencia, ¿podría acompañarme para que lo firme?
Ulquiorra dirigió la mirada a su hijo, sin querer separarse de él.
—Yo me quedaré aquí —Dijo Orihime con una tierna sonrisa —Te esperaremos.
Él asintió y salió de la enfermería.
Orihime comenzó a preguntarle a la enfermera el protocolo que siguió para Daniel, memorizando detalles específicos como llevarlo inmediatamente a la sombra o levantarle las piernas. Se contuvo para no abrazar a Daniel, simplemente se sentó a su lado y acarició su pelo sin decirle nada.
«Está muy perturbado para rechazarme »
Ulquiorra llegó unos minutos más tarde y por fin pudieron irse los tres.
Andaban en silencio, a paso lento, con Daniel en los brazos de Ulquiorra.
En el auto acomodaron al pequeño en los asientos traseros, y esta vez Orihime decidió tomar el volante, claro, con algunas quejas de Ulquiorra.
El trayecto comenzó, los pasajeros veían los autos y los escaparates de las tiendas, Orihime no despegaba la vista de la carretera.
Ulquiorra masajeaba la espalda de Daniel, queriendo darle ánimo. Notó que el pequeño tenía la respiración agitada, se inclinó hacia él y le susurró:
—¿Te sientes mal? —Daniel no contestó, solo se mordió los labios y una lágrima salió de su ojo derecho —Daniel...
—¿Pasa algo? —Preguntó Orihime viéndolos por el espejo retrovisor, alarmada por los susurros.
—Mmm... ¿Podrías estacionarte cerca de alguna farmacia?
—Me duele el estómago —Susurró Daniel, y Orihime miró con terror como el cuerpo del infante temblaba.
—Cambio de planes —Dijo Ulquiorra —Llevanos al hospital.
Orihime detuvo el coche y posó su mano sobre la frente de Daniel e hizo una mueca de confusión.
«No tiene fiebre »Daniel comenzó a sollozar, ella movió su mano hacia el pecho «Tiene taquicardia. »
Orihime volvió a encender el coche, dirigiéndose a un parque.
—Este no es el hospital —Dijo Ulquiorra molesto. Orihime se bajó del coche y se metió a la parte trasera con ambos varones —Te dije que...
—... Me dirigiera al hospital —Interrumpió ella mientras desabrochaba el cinturón de seguridad que rodeaba a Daniel —Sí, pero Dan-chan no está enfermo.
Movió el asiento del conductor hacia enfrente y como pudo se acomodó frente a Daniel.
—Te recuerdo que no eres médico —Dijo Ulquiorra rodando los ojos.
«Voy a golpearlo... »
—No, pero tengo experiencia con niños y sé que no está enfermo —Tomó las manos de Daniel —Dan-chan, mírame —El pequeño comenzó a llorar sin control, ignorando completamente las palabras de Orihime —Dan-chan tienes que mirarme a los ojos.
Al ver qué no obtenía respuesta, cargo a Daniel y lo hizo sentar en sus piernas, lo envolvió en sus brazos y comenzó a mecerlo.
—Carajo... —Susurró Ulquiorra y se movió hacia el asiento del conductor.
—No es necesario ir al hospital —Dijo Orihime al ver qué Ulquiorra encendía el coche.
—Ve como está, dices ser una experta, pero no estás tomando las medidas necesarias.
—Daniel te necesita a su lado, así que, regresa a dónde estabas.
—¡Tks! —Ignoró completamente las palabras de Orihime.
—No estás ayudando en nada, tiene un ataque de pánico, llevándolo al hospital solo harás que se asusté más. Tenemos que calmarlo y si seguimos discutiendo empeorará.
—¡Mierda! —Volvió al asiento trasero y quitó a Daniel de las piernas de Orihime, lo sentó y lo tomó de los hombros.
—Daniel, deja de llorar ahora —Obviamente el niño lo ignoró y Orihime rodó los ojos —¡Hazme caso! ¡Cálmate!
—¡Ulquiorra, largo! —Exclamó abriendole la puerta. Ulquiorra soltó un bufido, ¿cómo se atrevía a correrlo de su propio auto? Es más ¿cómo se atrevía a separarlo de su propio hijo? —¿No me escuchaste? ¡Dije que te fueras! ¡Ahora! —Demandó esta vez roja de coraje. Ulquiorra salió del coche, dando un portazo.
Orihime volvió a tomar en brazos a Daniel y suspiró tratando de calmarse.
—Dios mío, es necio cuando quiere.
«Por discutir perdimos mucho tiempo »Pensó al ver qué Daniel respiraba con mucha fuerza.
—Dan-chan, tienes que hablarme sobre aquello que te asusta... ¿Es por desmayarte en clase? —Él negó —Bien... Estoy aquí para ayudarte y protegerte, así que, haz caso a lo que te diga, ¿de acuerdo? —Daniel no hizo ningún gesto —Mírame a los ojos y respira a mi ritmo —Orihime comenzó a inhalar y exhalar, el pequeño tardó algunos minutos para hacerle caso. Y cuando por fin su respiración se volvió normal, ella continúo preguntando sobre su malestar.
—Háblame, ¿que te asusta?
—El coche —Susurró él sin dejar de llorar.
—¿Te da miedo viajar en coche? —Él negó con un sútil movimiento de cabeza —¿Te dio miedo vernos discutir? —Nuevamente negó.
—No quiero chocar —Su llanto se volvió fuerte.
«¿Tuvo un accidente en sus vacaciones? »
—Dime, ¿chocaste con tus abuelos? —Daniel ignoró la pregunta.
—Tampoco quiero ir al cementerio, no quiero ir con mi mamá...
—¿No quieres visitarla?
—Sí quiero, pero no así.
«Suficiente por hoy »
—No vamos a chocar, estaremos bien, así que, confía en nosotros, Ulquiorra y yo te protegeremos.
Se quedó varios minutos abrazándolo y dándole palabras de aliento, jurando que no permitiría que nada le pase.
Cuando Daniel se calmó, salió del coche y lo cargó, llevándolo a la farmacia más cercana que encontró, le compró un suero y un dulce, haciéndolo prometer que no le diría nada a Ulquiorra sobre el dulce. Regresaron al parque y se sentaron en una banca, Daniel se tomó el suero poco a poco y Orihime le sonreía.
—Perdona a Ulquiorra por su nula sensibilidad, nadie nace sabiendo ser padre, supongo que lo tomaste desprevenido... Y hablando de él, tengo que ir a buscarlo y hablaré con él, ¿te importa si te dejo unos minutos solo en el coche? —Daniel negó —¡Genial! Acabate eso y regresemos.
Nuevamente en el auto, ella lo acomodó y le dio un beso en la frente.
—Te dejaré mi celular, si ocurre cualquier cosa o te sientes mal llama a Ulquiorra, vendremos rápidamente... ¡Deseame suerte!
Se aseguró de dejar perfectamente seguro a Daniel y comenzó su búsqueda.
Para su sorpresa, Ulquiorra estaba relativamente cerca. Estaba sentado bajo la sombra de un árbol, con las rodillas pegadas al pecho y la cabeza entre sus brazos.
—¿Qué es lo que veo? ¿Un hombre derrotado? —Se burló y se sentó a su lado, recargandose en su espalda —Dan-chan está mucho mejor, si en casa se comporta como si nada hubiera pasado, es normal... Los ataques de pánico suelen ser frecuentes en algunos niños, no es bueno, pero tampoco es grave, digamos que es algo que simplemente sucede sin aviso, ¡ah! Suelen repetirse, pero si vez que son muy frecuentes, llévalo con algún psicólogo infantil, ahora no hay necesidad de llevarlo, pero si quieres hacerlo está bien, lo olvidaba, también se producen sin razón alguna, pero al parecer el sí tenía una razón.
—¿Cuál? —Preguntó él sin levantar la cabeza.
—Dijo que tenía miedo de chocar, y por alguna razón también tiene relación con que no quiere ir al cementerio. ¿Tuvo algún accidente automovilístico? —Ulquiorra asintió —¿Fue reciente?
—No.
—¿Podrías hablarme de eso?
—Fue por lo que Laura murió.
.
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Holis, creaturitas de luz, ¿cómo están?
Siento que hoy me pasé de intensidad, y me siento mal por Daniel :c
¿Alguien ha tenido un ataque de pánico así? Yo recuerdo que cuando era pequeña me pasó, y mi mamá me dio un pvtazo para que "llorara por algo" JAJA y ahora que me vengo enterando que se soluciona con amor, comprensión y ternura (bueno, no exactamente) me quedé así:
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Buscando Mamá
Fiksi PenggemarMientras Orihime busca un nuevo trabajo para arreglar su destrozada vida, se encuentra con memorables personajes que la hacen sentir como si hubiera renacido, entre ellos, Ulquiorra Cifer, su amargado compañero, y junto a él, su adorable... ¿Hijo? ¡...