—¿Y-ya sabes escribir?
—Aprendí en preescolar.
—Eso es humillante, yo aprendí a los 7... A tu edad.
—Mi papá es muy exigente con eso, dice que la forma de aprendizaje de las escuelas es muy lento.
—Mmm, sin duda suena a algo que él diría, ¿qué hacías en preescolar aparte de escribir?
—Las maestras solían darme libros para mejorar mi letra, eso porque papá se los decía.
—¿Y no crees que es mucho para ti?
—Ya me acostumbré.
—¿Y a qué hora juegas?—No suelo hacerlo muy seguido, a veces lo hago cuando estoy solo, o cuando papá está esudiando.
—¡Espera aquí!
Salió corriendo de la casa a la tienda más cercana y compró un montón de dulces. Regresó tan rápido como salió y fue recibida por un sorprendido Daniel.
—¿Qué es todo eso?
—Para hacer tu tarea de matemáticas tengo una dinámica.
—¿Dinámica?
—Sí, te aseguro que será divertido —Hizo varias tarjetas con las sumas y restas que correspondían a la tarea de Daniel, e hizo otras con operaciones a su propio nivel.
—La dinámica consiste en que tomarás una tarjeta y tienes treinta segundos para responder correctamente, si lo haces, te daré un dulce, si contestas mal o te pasas del tiempo, te quitaré un dulce.
—Es más rápido que lo haga directo en mi libreta.
—Puede ser, pero, esto es más divertido.
—Bien —Daniel tomó una tarjeta que decía: 12+3 —¿15?
—¡Correcto! —Le dio una paleta y tomo una tarjeta: (30^2) (48) —¿32 400? —Revisó en la calculadora: 43 200 —Maldita sea.
—No eres muy hábil.
—Ya quiero verte decir eso en la universidad.
Terminaron empatados, y con varios dulces aún sin dueño.
—¿Qué hacemos con esos?
—Los dejaremos para otra ocasión, no puedo darte todos, de por sí, será bastante difícil esconder los que tienes.
—Está bien.
—Supongo que para tu tarea de español no necesitas ayuda.
—¿Me puedes ayudar a leer mejor?
—¡Claro! Saca tu libro.
Orihime estaba feliz, Daniel estaba dando señales de querer ser amistoso, pero, también estaba sorprendida por la gran habilidad de Daniel, ni siquiera leía mal para su edad.
—No estoy conforme.
—¿Por qué? Tu narración es excelente.
—Mi papá siempre dice que tengo algunos errores.
—Tu papá es un loco, ya deberías saberlo, a tu edad yo seguía sacándome los mocos junto a mis compañeros, eres muy hábil.
—Mmm...
—Mira, no puedo hacer que Ulquiorra deje de ser tan estricto, pero, puedo decirte que lo haces muy bien, independientemente de los errores que él te marque, todos cometemos errores, es algo que él no quiere asumir para su hijo, pero, tarde o temprano tendrá que entenderlo, si no, yo se lo haré entender, así que es suficiente por hoy. Prepararé la ducha para ti.
Orihime le encendió el televisor y lo dejó para ir al baño.
Media hora después, Orihime arrastraba a Daniel por el suelo porque él no quería bañarse. Ya adentro del baño, Orihime lo dejó y decidió ver televisión mientras esperaba a que saliera.
—¡Ya acabé! —Gritó Daniel y ella corrió para llevarle una toalla.
—¿Te lavaste las orejas? —Preguntó esperando afuera del baño.
—Sí.
—¿Los codos?
—Sí.
—¿El cuello?
—Basta, Orihime-chan, sé bañarme.
Orihime casi llora de la felicidad, la llamó Orihime-chan sin necesidad de pedírselo, había progresado tanto con él en menos de un día.
Resistió las lágrimas como una profesional y siguió haciéndole plática.
—Perdona, pero, conociendo a Ulquiorra, es capaz de revisar que tan bien te bañaste, no quiero que me regañe por entregarle a su hijo "sucio".
—No lo negaré —Salió completamente envuelto en la gruesa toalla, haciéndolo ver tierno.
—Bien, ahora vayamos a que te seques antes de que te enfermes —Lo cargó y lo llevó a su habitación. Daniel comenzó a patalear y reía con fuerza.
—¡Déjame ya! ¡Yo puedo ir solo!
—¡Olvídalo! Tu eres lento a comparación de mí.
—¿Eso qué tiene que ver? ¡Bájame!
Orihime lo dejó en su cama y preparó su pijama.
—Te dejaré para que puedas vestirte, avísame cuando termines para que pueda secarte el pelo.
—Yo puedo hacerlo solo.
—Creo que ya ha quedado claro que puedes hacer un montón de cosas solo, pero, no quiere decir que voy a dejarte en paz, deja de ser un amargado, y vístete rápido.
—Estoy listo —Daniel salió de su habitación ya con su pijama puesta y vio a Orihime sentada en el piso a punto de quedarse dormida.
—¿Eh? ¿Ya? ¿Tan rápido? —Se levantó con rapidez y limpió la saliva que había abandonado su boca —Perdona, anoche no dormí bien y ya me está afectado, pero ¡andando!
—¿Cómo puedes estar tan animada?
—¿Y tú cómo puedes estar tan desanimado? —Se sentó en la cama y dio unas palmaditas al colchón indicándole que se acercara —No me gusta que la gente se preocupe por mí, creo que todo mundo tiene sus propios problemas como para cargar los míos, solo eso.
Daniel se acomodó en las piernas se Orihime y ella comenzó a secar su cabello con la secadora.
—¿Y no te da miedo que un día ya no puedas esconderlo más?
—Yo no escondo nada, solo evito contarles a los demás mis problemas, cuando siento que no puedo más, solía buscar a Sora... Sora es mi hermano, y él siempre me ayudaba, pero, ahora...
De pronto la habitación se quedó en silencio, Orihime sintió un nudo en la garganta por el recuerdo de su hermano. Daniel notó la tensión de Orihime, y no supo que hacer.
—¿Pero ahora qué? —Preguntó curioso.
—Hace unos meses que él falleció, así que, ahora no sé a quién recurrir, no tengo amigos cercanos y casi no me llevo bien con los del trabajo —Sonrió con sinceridad —Pero, debo aprender que no puedo depender de los demás, creo que todo esto es un reto para mí, pero, voy a superarlo.
Daniel analizó las palabras de Orihime, su papá normalmente le decía que no debía confiar sus problemas en las personas para que estas no lo llevaran en el camino incorrecto, pero, ella confiaba en contarle aquello, ¿quién de los dos tenía razón? Pensó que tal vez solo lo hacía porque era un niño, ¿será eso? ¿O en verdad confiaba en él?
Orihime por su parte, se dedicaba a cepillar el fino cabello de Dan, viéndolo bien, era tan parecido a Ulquiorra, pero había algo en él que lo distinguía de ser una copia de su padre. Tal vez era que su cabello era un poco más rizado y algunos mechones castaños se mezclaban con el negro azabache característico de su padre, su nariz era más redonda que la de Ulquiorra, y sus mejillas eran más rosadas y tenía hoyuelos.
Probablemente eran rasgos que heredó de su madre, que, a todo eso, ¿dónde estaba ella? Imaginaba que su relación con Ulquiorra había terminado (bien por ella), pero ¿Daniel no debería tener al menos una foto de ella en su habitación? Además, ¿por qué no ella fue a recoger a su hijo? No es que le molestará cuidarlo, al contrario, pero, ella debería estar al pendiente de Daniel.
—Dan-chan, ¿puedo hacerte una pregunta? —Él dejó de jugar con sus pies y la miró.
—¿Qué?
—¿Qué hay de tu madre? ¿En dónde está? —Orihime vio como poco a poco los ojos de Daniel perdían brillo y se humedecían.
¡Mierda! Había tocado un punto que al parecer era muy sensible, y solo imaginó lo peor.
«¡Tarada!»
—Ya quiero cenar —Dijo él mientras se tallaba los ojos y salió de la habitación.
—¡Tú y tu bocota, Orihime! —Corrió a la cocina y le picó algunas frutas —¿Quieres un poco de sopa?
—No, gracias.
Daniel decidió simular que Orihime no preguntó por su madre, ella decidió no insistir.
Entibió leche para completar la cena adecuada, según Ulquiorra.
—Toma, lavaré los trastes y después te llevaré a dormir.
—Todavía no tengo sueño, además aún no son las nueve.
—Cierto, entonces ve a jugar a la sala.
Él obedeció y prendió la televisión. Orihime fue a su habitación y tomó unos juguetes (de los pocos que encontró) y se los llevó. Lo dejó jugar mientras ella se concentraba en limpiar y esconder la basura que quedó de la comida China.
Cuando terminó, vio que Daniel jugaba a recrear la escena que estaba en la televisión. Se acercó y tomó un muñeco.
—¡No tan rápido, capitán! —Exclamó sentándose a su lado. Él la miró raro y luego sonrió.
—¡No vas a detenerme!
—¿Eso crees? Solo observa.
Y comenzaron a jugar.
ESTÁS LEYENDO
Buscando Mamá
FanfictionMientras Orihime busca un nuevo trabajo para arreglar su destrozada vida, se encuentra con memorables personajes que la hacen sentir como si hubiera renacido, entre ellos, Ulquiorra Cifer, su amargado compañero, y junto a él, su adorable... ¿Hijo? ¡...