Capítulo 27
Me dolía tremendamente la cabeza, tenía el cuerpo entumecido y cero ganas de jugar el partido aquella misma tarde. Sin embargo, debía hacerlo; por el bien del equipo, debía dar mi ciento diez por ciento. Por algo era la capitana. No debía amedrentarme.
—¿Seguro que estás bien? —me preguntó por milésima vez Des—. ¿Por qué no te quedas en casa y descansas antes del partido? No tienes buena cara.
Resoplé.
—Estoy bien —mentí. Además, no podía librarme de las clases solo por que tuviera un partido después. Vamos, no lo había hecho antes y no iba a empezar a hacerlo.
—Sí, como una rosa —repuso con todo su sarcasmo mi amiga.
Me había tomado un analgésico a primera hora, pero ni con eso había conseguido aliviar ese dolor punzante que martilleaba en mi cerebro sin darme una mísera tregua. Me sentía en la mierda, mas me obligué a mí misma a mostrar mi mejor cara.
Ya en la universidad, fingí que todo iba bien. Se me olvidaba que Maxwell me conocía demasiado.
—¿Estás loca? Mira, vas a hacer lo siguiente: vas a ir a casa, te vas a dar un buen baño de espuma relajante que sé que tanto te gusta, vas a poner música y te vas a relajar. No puedes seguir exigiéndote tanto.
—Jo, que no es para tanto —me quejé.
La forma en la que sus ojos se conectaron con los míos, cómo sus labios formaron una mueca de desagrado...
—Solo me preocupo por ti. Llevas unos días...
—Me duele la cabeza, eso es todo. No te preocupes, es consecuencia de lo estresada que me siento por el hecho de que me presiono para guiar al equipo a la victoria.
La primera hora fue insufrible, la segunda quise tirarme por un puente, pero la tercera ya no pude soportarlo más. Sentía que dentro de mi cabeza tenía una batería cuyos tambores y platillos resonaban con fuerza. Para colmo, me entraron unas terribles ganas de vomitar a mitad de la hora, tanto que me vi obligada a salir corriendo sin pedir permiso. Lo poco que había desayunado aquella mañana lo vacié en el retrete.
—Menudo asco —mascullé.
Me quedé sentada con las piernas encogidas y las manos perdidas en la cabeza. ¿Qué me estaba pasando?
El chirrido de la puerta del baño fue un dardo de dolor para mi mente. Unos pasos fuertes. Un golpe seco en la puerta tras la que me ocultaba.
—Vamos, nena, sé que estás ahí —escuché la dulce voz de Destiny al otro lado.
Abrí la puerta de muy malos modos.
—¿Podrías dejar de hacer tanto ruido?
Me miró de arriba abajo como si no me reconocieras.
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Venus. Luz y oscuridad (Serie «Chicas guerreras» 1) (#PGP2021)
Chick-LitSerie Chicas guerreras I. ⚽️ ¿Podrá él ser la luz que brille en su oscuridad? ⚽️ Venus es una futbolista de éxito. Delantera del equipo de fútbol femenino de la universidad, está muy unida a su familia y amigos. Aunque no todo es de color rosa en su...