Serie Chicas guerreras I.
⚽️ ¿Podrá él ser la luz que brille en su oscuridad? ⚽️
Venus es una futbolista de éxito. Delantera del equipo de fútbol femenino de la universidad, está muy unida a su familia y amigos. Aunque no todo es de color rosa en su...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La vuelta a la universidad fue un tanto estresante. La primera semana tuvimos que hacer los exámenes de las siete asignaturas que teníamos y en ninguno de esos días hablé con Venus sobre el proyecto; más que nada porque no quería molestarla. Sabía que tenía entrenamientos y trabajo que hacer; no quería sumarle más estrés y preocupaciones.
Pero en cuanto llegó el sábado, en cuanto acabamos los exámenes, me animé a escribirle un mensaje.
«¿Cómo estás? ¿Qué tal te han salido los exámenes?»
Sí, era una excusa malísima, pero no sabía de qué otra manera iniciar una conversación. Tampoco estaba seguro de que me respondería, aunque lo hizo. No eran ni siquiera las nueve de la mañana.
«Bastante bien. Han sido muy fáciles. ¿Qué tal te han salido a ti? No espero menos de un notable alto.»
Sonreí a la pantalla aún metido como estaba en la cama. Llevaba despierto diez minutos, dando vueltas como un tonto, antes de haberme animado a escribirle.
«Creo que bien. Agradezco que nos hayamos quitado casi la mitad del peso de las asignaturas de la señora Lorraine a mediados de cuatrimestre, porque, de lo contrario, habría sido un examen duro de roer.»
Venus se libraba de esa mujer. Teníamos en común cinco de siete asignaturas y las dos que me impartía esa profesora eran en las que no coincidíamos. No sabía cómo serían sus profesores de optativas, pero dudaba de que fueran tan estrictos como esa señora amargada. Eso sí, he de decir que las asignaturas me encantaban y sus clases eran fascinantes. Era toda una suerte que tras los exámenes tuviésemos el mismo horario —los años anteriores en cada cuatrimestre del curso se daban distintas asignaturas, pero en este no. Mejor. Adoraba cada una de ellas—.
«Qué me vas a contar. Tengo la suerte de que una de mis optativas sea solo trabajos. Eso me quita mucho peso de estudio. A veces pienso que me voy a volver tarumba con todas las cosas que hago durante el día.»
«Ahora hay que sumarle otra: mi proyecto. Siento si te has sentido obligada a participar o si te quita tiempo.»
Vi cómo se tomaba su tiempo para escribir mientras esperaba en la oscuridad de mi habitación —ni siquiera había encendido la luz; la única iluminación me la proporcionaba la pantalla de mi teléfono—. Me pregunté qué estaría haciendo. Recordé que una vez me dijo que por las mañanas le gustaba salir a correr. ¿Habría vuelto de su rutina o se habría tomado un descanso?
«De entrada, no vas a quitarme tiempo. ¿Qué mejor forma de pasar los ratos libres que tengo con mi amigo?»
Me quedé mirando esa última palabra embobado. Había sucedido. ¡Por fin Venus me había dejado atravesar el escudo con el que se protegía! ¡Por fin habíamos dado un paso gigantesco en nuestra relación!