Capitulo 13.

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Margoth  Collins.

  Mi cuerpo se sentía agotado hoy creó que no tenía ánimo de nada, me sentía débil, me dolían los huesos y eso me hacía sentir irritada, más los gritos de mí padre me atormentaban, hoy me obligó a ir al hospital por revisión y no quise discutir con él tenía otros planes en la cabeza para pensar en ésto, sinceramente me sentía peor y a demás con el drama del doctor y mi papá con respecto al  tatuaje, qué era una inconsciente y muchas cosas más pero lo evite en todo el camino que llegué a mi casa y me encerré tenía más bien qué excusa le ponía a Boris porque saldría con Richard y  no piensen mal.

Noooo me gusta Richard Parker.

Fuese cuándo este tatuaje pueda borrarlo, además qué pretende, de verdad me frustra y me hace bien.

Y no es porque me guste, lo repito si no qué creó qué sería más conveniente.
Si saldré con el señor Parker, me encontraba viendo la hora para arreglarme y irme de aquí me llegó un mensaje de un número desconocido.

  -Hola Collins, soy Richard no podré salir hoy contigo porque me salió un problema.

Al leer éso me quedé dudosa, primero ¿Quién le habrá dado mi número? Y segundo ¿Qué cosa le pasará? Debe ser lo bastante grave para dejarme plantada no cómo las veces que lo ví. Pero en fin me tocará salir con Boris para no dejarlo mal, fuí al baño y noté qué empezó a salirme sangre en la nariz, rápido me limpié por si mi padre entra y quiere hacer un gran escándalo.
No preste atención, porque no quería seguir pensando más me metí en la regadera y así calmar un poco todo.
 
— Vaya.

Me encontraba pensando qué mi cuerpo sería interesante para un artista porque mi piel pálida marcaba muchos colores distintos moretones morados, otros ya azules y manchas rojas. Un gran espectáculo que curioso ¿No? No me sentía disgustada al principio si comprendía que odiaba que me aparecieran hematomas pero ya le estaba agarrando el gusto.

Gracias por gustarle mi piel, reí un poco por mi sarcasmo me salí y me coloque la toalla, creo que hoy iré sencilla una camisa ajustada de color azul marino y unos jeans blancos, y mi suéter que siempre me acompañaba no saben cuándo es el momento de que alguien se aterrorice ver tu gran obra de arte marcada en tu piel que pueda salir corriendo me la coloqué, y decidí usar el cabello hoy suelto. Me mire en el espejo y sonreí.

— Vas a vivir hasta que una de tus locuras te maté— pronuncie lentamente.

Y baje las escaleras con cuidado, cuando una curiosa conversación llegó a mis oídos.

— Podría irse con ustedes tal vez la necesite— asegurándole por el otro lado de la línea.

— Pues Morgan quiero que ella no tenga esa idea loca que tiene, hablaré con ella y trataré de convencerla— Dijo decidido.

Me sentí incrédula ante esas palabras que mi padre transmitió, ¿Irme? Y con mi madre no lo aceptaré no lo deseó de verdad no lo deseó. Me sentía enojada por querer tomar decisiones sin saber cómo me siento como pueden hacerlo, acaso no vale lo que sienta o lo que realmente necesito. Crucé la puerta, cuando su voz retumbó en mi cabeza.

— Hija ¿A dónde vas?

— Saldré, nos vemos más tarde

— Tú rebeldía va a hacer que tome términos muy duros— pretendía asustarme pero ya con ésto, creo que ni un mismo demonio podría hacerlo.

— Hacer que me vaya con mi mamá, tú también ¿Deseás alejarme de ti por mi enfermedad?— Me cruce de brazos, esperando una buena respuesta pero sabía que en el fondo tenía razón aunque quería negarlo pero era inevitable. Me mordí el labio con rabia que pensé por un instante que iba a romperse, justo cuando va a hablarme tocan y agradecí porque sucediera era Boris, le dedique una media sonrisa y me voltee a ver a mi padre qué su rostro triste y lleno de súplicas lo invadió.

— Adiós papá.

Cerré, y caminé a toda velocidad qué pensé por un instante que dejé a Boris muy atrás cuando paso por mi en su moto.

— Hey con calma.

— Lo siento— moví un poco mí brazos y subí.

(*)

Estábamos llegando a ese establecimiento, ese que me llevo Richard primera que lo conocí.

Y claro fue obligado que conste

Me maravillo, ir pero fue nostálgico.

— ¿Te gusta el lugar?— dijo dedicándome una sonrisa como si me hubiese impresionado y de verdad, qué me sentí un poco culpable qué pude evitar sonreír por pena.

— Sí.

— Parece que no fuera así.

— Lo es, ¿Porque el encuentro?— para evitar los malos ratos y así salvarme de qué no fuera incómodo el momento.

— No lo sé, el dueño quizás le gustó.

Umm error novato, entramos y buscamos una mesa vacía, ya que estaba realmente lleno. No me encontraba con grandes ánimos por lo que sucedió con mi padre pero hace olvidar un poco las cosas que están plasmando mi cuerpo.
Boris había pedido una botella de tequila y de verdad que en mi vida no había probado mucho alcohol, un par de cervezas pero no una botella completa, bueno íbamos por la segunda y me sentía en las nubes porque no había probado esto antes entre tantas risas mis lamento por un instante estaban guardados en un cofre, no era tan mala compañía Boris, era gracioso me había contado que se la pasaba viajando y qué realmente a veces no podía evitar quedarse en un lugar permanente pero decidió quedar aquí en Chicago por razón qué su madre y hermanos están viviendo aquí. Conoce a William, Cayden y Peter mucho tiempo pero casi nunca se la pasaba con ellos era de estar sólo, pero por una extraña razón cada vez que le preguntaba por Richard ignoraba y le daba igual. Umm porque será.

— A ver ¿Vives solo con tu padre?

— De verdad sí.

— ¿Y tu madre?

— Se divorcio de papá, porque le fue infiel y ahora vive fuera en España con mis hermanos.— Él me observaba con mucha pena, pero era real para que decirlo que lastima si cuando alguien comete un error o está hecho no hace falta adsolutamente nada.

— Disculpa, a veces pregunto mucho.

— No te preocupes, además la sinceridad por delante.

El me sonrió, de pronto observé mi teléfono y eran las 7:00 la hora había pasado volando, pero no quería ir a casa y como si mis pensamientos fueran hechos para que los demás.

— Oye quería invitarte a una fiesta de una ex compañera del instituto, pero por el estado que estás ya no creó qué quieras.

Hice un puchero, como podría pensar tan grande estupidez.

— Quiero ir así que vamos.

Dame 24 Días.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora