Capitulo 17.

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Margoth Collins.
Día 13

Cuando supe dé quién se trataba qué
me ayudaria con el tratamiento, mi pie se estremeció Bea la que había dicho algo con respecto a Richard. Simplemente nuestros asombró aparecieron pero ningúna dijo nada más pero si me sentí totalmente distinta tenía días sin ver a Richard y era extrañó me había dejado algunos mensajes qué trataban de animarme, y fíjate que algunos me daban mucha risa me había comentado que ah estado estresado con lo de su casa que cuándo me viera me contaba con detalles, Alice había venido, duro un buen rato pero tuvo que irse a la universidad sentí un poco de celos, porque yo también quería ir pero me encontraba delicada y era más complicado, hoy me tocaba ir a las radios y quimios mi padre me llevaría.

— Hija no te vez muy bien — abriéndome la puerta del auto, lo ví de reojo pero no le preste mucha atención.

Me mantuve callada todo el camino, estaba con un enorme suéter negro y unos shorts del mismo color había soltado mi cabello, me coloque los auriculares para poner cualquier música que me relajé.

(*)

— Papá, puedo tomar el autobús a casa, no hace falta qué me vengas a buscar.— me quejé entrando al hospital, con un gran berrinche en los pasillos.

— Solo quiero qué no te pase nada.

— No me pasará, déjame venirme sola en pocas horas llegó a la casa.— mencioné indiferente

— Está bien, pero hija tengo que comentarte algo que no se cómo lo tomes— voltee a verlo me había dejado pensativa, espero no sea de ir con mi madre.

— No viajaré a España.

— Eso no es, bueno cuando llegues a casa te cuento.— se acercó a mí, y me abrazo para dar varios pasos hacia la puerta e irse.

¿Que pasará?  Moví varias veces la cabeza, y entonces recorrí el pasillo ya estaba Bea me dedico media sonrisa y yo me mantuve sería.

— Hola— alza su mano.

— Hola— digo seco.

— Se qué nuestra presentación no fue la mejor, pero quisiera ya que voy a colocarte las quimioterapias tener más comunicación— Estiró la mano con bastante simpática, me quedé mirando un instante y acepte el trato— Ese día estaba ebria y de verdad qué no quería decirte eso de Richard.

— No te preocupes, ya olvidemos éso— mis manos lo negaban varias veces sin importancia, ella paso a la sala ibas tras pero mi celular empezó a sonar se lo mostré a ver si me dejaba contestar y accedió.

Salí de la sala un momento y note que era Richard, fue inevitable pero sonreí.

Hola Collins.
Señor Richard.
¿Dónde estás?
En el hospital me van a hacer las quimioterapias— la última frase la dije con emoción.
Mmm te espero afuera.
¿Me llevarás a casa?
No, te llevaré a ser feliz.
Quiero saber dónde es ese lugar.
Tranquila con calma, nos vemos.

Me colgó.

Yo me quedé viendo la pantalla del teléfono como tonta, por unos minutos hasta que la voz de Bea me trajo de nuevo a la tierra.

— ¿Listo?

— Sí— dije entrando a la sala— Necesito un favor de tu parte.

(*)

Al salir de las quimioterapia, fue incluso divertido Bea era agradable, y muy buena persona estubimos hablando muchas cosas. Pero tome velocidad hacia la puerta y si, se encontraba Parker allí en su moto con un pantalón negro y una camisa roja. Su cabello todo desordenado al verme me sonrió y le devolví la sonrisa.

— Te extrañé

— Igual yo — dije

— ¿Me sigues a ser feliz?

Te seguiría incluso si tus ideas son completamente locas.

— Con eso basta, porque locos ya estamos.— lo mire y en mi silencio le dije un "si" subí a la moto. Y aceleró, no puedo creer qué la persona que me ha traído paz ah sido él me hacía bien, me sentía yo simplemente yo sin ser juzgada,ni mucho menos sentirme vacía.

Parker iba por esa carretera a toda velocidad, sentía ése aire en mi rostro y cómo cada conexión de libertad y paz estaba atada a mi no reconocí el lugar pero íbamos a toda marcha, las casa eran pequeñas pero muy bonitas de colores distintos, y había muchas personas regando flores de todo tipo rosas, tulipanes, orquídeas pero lo que me llamo adsolutamente la atención fue qué no había ni un girasol pero ¿Porque? Si son preciosos y además generan felicidad no me aguanté mucho.

— ¿Porque hay tantas flores? Y ni un girasol.

Estaba bajando la velocidad y estaba evitando responder, había parado en medio de la carretera y volteo a verme estirandome un pañuelo blanco, lo mire confundida.

— Colocatelo.

— ¿Porque?— qué planes tenía este chico.

— Me seguirías a cualquier locura¿no?— alzó una ceja, haciendo recordar lo de hace rato entonces me lo coloqué con cuidado y después se aseguró que no viera nada y seguimos.

Solo contemplaba el sonido del viento, por unos cuentos minutos hasta que por fin se había detenido.

— Hemos llegado— anunció bajando de la moto, y sentir su mano para ayudarme a bajar.

— ¿ Ya puedo ver?

— No seas necia, todavía no tomaré tu mano para guiarte.— dijo y empecé a caminar con cuidado junto a él.

— Tiempo sin verte— la voz venía de un hombre, se notaba que fuese mayor— Era cierto lo que te había dicho hace tiempo.

No comprendía nada y menos porque todo estaba oscuro.

— Supongo qué tienes razón, y ella sea la primera— contesto Richard, entro mis nervios ¿La primera? Sobre qué mi corazón se aceleró— Podemos entrar.

— Claro, y quiero ver ésos que te han traído tan loco para llevarla hasta aquí.

Sentí como estábamos caminando, y después de eso mi impaciencia aumentaba fastidiaba a Richard con pequeños rasguños en su mano.

— Cálmate, ya te voy a quitar la venda.— dijo y sentí que me soltó la mano.— Todavía tienes que tener los ojos cerrados— me contestó, yo asentí y prosigio— A la cuenta de tres los abres ¿ok?.

Tenía tantas ancias.

— 1..2...se detuvo— ¿Estas lista?— moví la cabeza en un si— Bueno tres.

Al abrir los ojos sentí la impresión de dicha maravilla, Richard Parker me había llevado a disfrutar un distinto amanecer que sería el primero plasmado en mi vida.

Dame 24 Días.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora