Capitulo 22.

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Capitulo 22.

Margoth Collins.
Día 18.

Me sentía un poco mareada, la fiebre era más alta incluso el sangrado estaba frecuentando de tal manera qué me asustaba, y entre todas esas cosas sentía una enorme inquietud no puedo aguantar otro día más en el hospital, quería salir corriendo y mis presentimientos eran extraños como sí algo estuviera apuntó de pasar. No podía terminar la última carta que me faltaba porque entraron sin avisar a la habitación, era mí padre junto a Morgan el doctor y esa señora que se hace llamar mi "Madre", sus miradas eran molestas, llenas de asombro y incluso decepcionadas.

—¿Que sucede?— fruncí el ceño, viendo con mucha cautela su rostros

— Margoth dime qué no es cierto— comento mi padre tristemente, sin dejar de observarme.

—¿De qué cosa? — me crucé de brazos esperando respuesta.

— Dime qué no es cierto, qué nunca te colocaron los tratamientos— grito, haciendo que lo observará sería ya lo sabía...

— Responde Margoth— pregunto mi mamá con una repulsión que causaba salir corriendo y no verla nunca.

Quedé callada unos minutos, tomando fuerzas y poder levantarme de la cama.

— Sí es cierto, nunca use el tratamiento.— pronuncie sin temor, causando revuelo en esa habitación.

Mi padre se sentó colocando sus manos en su rostro, evitando soltar más lágrimas tome valor para no llorar y seguir sería. En eso mi madre se le acerca dándole leves palmadas para que se relajará me daba molestia que lo hiciera porque ella no sabe nada lo que significa cariño.

— Hija porque lo hiciste— volvió su mirada a mi lleno de tanta decepción— Acaso no te importamos lo suficiente.

Un gran balde de agua para mí cuerpo pronunciar esas palabras.

— Respóndele a tu padre, no te importa lo más mínimo nuestra familia—intervino, de verdad que ella no es bienvenida que solo es una señora con el título de " Mamá" que no sirve para nada.

— Te dije que no te atrevieras a decir " Familia"— me Cruze de brazos, con bastante molestar— Tú no eres mi familia, y ella— señalando a Morgan con el ceño fruncido — Tampoco lo es.

La sorpresa de Morgan era tan incómoda que se llevó las manos a su rostro también evitando derrumbarse de lágrimas, mi papá se levantó enojado tomando la, en sus brazos junto a esa señora que parecía ser un chicle

— Margoth, como puedes decirle eso a tu hermana y a tu Madre— le dió un suave beso en su cabello.

— Hija como puedes hacer así conmigo— dijo mi mamá llorando y le salió perfectamente el drama de verdad es lo tuyo— Si yo te amo.

Abrí los ojos incrédula, mordí mi labio inferior para evitar reírme pero fue inútil qué se escuchó en toda la habitación.

— Deja de decirme eso, no seas tan mentirosa estoy cansada de que te hagas la tonta.

— No comprendo tu rabia hacia ellas hija, si no es su culpa que estés así— contesto mi padre en su defensa y de verdad que dolió y si el me provocaba llorar por no saber nada pero era el momento no me importaba si quedaba a descubierto pero sería justicia.

— Sabes si es su culpa, ella la que se hace llamar mi madre— la señale, mientras que puso su rostro tensó y con la advertencia de que no hablará pero ya había sobrevivido a el monstruo que me quitaba la vida poco a poco qué, no evité hablarle—  Ella me maltrato papá, cuando ibas de viajes de negocios me lastimo tantas veces me pegaba,juzgaba y hería sin motivos era pequeña yo solo quería su amor pero se quejaba— mi padre y el doctor se quedaron asombrados que mi papá dejo de abrazarla y su expresión cambio— Sabes ¿Porque me di cuenta que empecé a tener leucemia? Porque esas marcas que ella me dejaba no se quitaban, porque disfrutaba querer acabar conmigo por ser una niña enferma porque decía qué era mejor venderme a qué estuviera en esta familia— me levanté y me coloque adelante de ella, su rabia salía de sus ojos, sus manos se encontraban apretadas y su respiración se notaba— Solo quería el dinero de papá, simplemente necesitabas más y engañarlo para tu vienes y por eso estás aquí se te acabó tu dinero y también el amor allá en España.

— Sabes si soy feliz en que para callarte tuve que golpearte, porque estabas enferma y no quería verte nunca de verdad que siempre busque la forma de que te mandarán a un hospital y te dejarán allí, pero no sé pudo igualmente agradezco que jamás te parecieras a mi hija Morgan— señalando la pero el rostro de Morgan era diferente no se encontraba lleno de miedo.
Ella dió un paso hacia nosotras con bastante valor, y no evite observarla.

— Mamá siempre fuiste mala Margoth no merecía esos golpes, nunca lo mereció y de verdad para que ese "Castigo" que le hacías a ella siempre te pedí que me castigaras a mi porque no aguantaba ver a mi hermana llorar y tenía miedo de que le hicieras daño por eso te dí la idea de irnos lejos, para que nunca la dañarás más— confesó Morgan, todos quedamos más impresionados por eso porque habló y porque me había ocultado algunas cosas, siempre me defendió incluso sin yo saberlo.

Volvió a alzar su mano delante de mi, pero está vez no fui yo quien la detuvo entro una sexta persona tan rápido, en el momento justo qué mi corazón aceleró era Richard tomando la mano de mi madre y empujándola.

— Ni se te ocurra, acercarte— dijo él.

— ¿Quien te crees tú?— pregunto ella con mucha rabia— Acaso te gusta esta niña enferma.

No faltaba mucho y no me asombro que su rabia normal pareciera haciendo que el doctor llamara a los vigilantes para sacarla, pero Richard antes de eso se le paró firme con un gran sonrisa.

— Me encanta esa niña, y sabes algo mientras yo esté aquí para ella nunca será lastimada.

Mi padre salió haciéndome señas que hablaríamos más tarde, junto a Morgan que me dedico una última mirada triste y tal vez me sentí un poco mal por ella y si me atrevía hablaríamos después, pero solo al escuchar la puerta cerrarse me aferré a Richard, abrazándolo y no poder evitar llorar ya no podía más me dolía, me dolía solo recordar éso, me dolía ser esa hija enferma para mi madre cuando era pequeña me dolió, los golpes y que nunca pude expresarme por mi miedo por creer que me mataría...

— Richard— dije entre lágrimas, todavía aferrada a él— No quiero estar aquí.

— Vine por tí, si quieres irte lejos así será— pronunció dándome suaves caricias en mi cabello, tratando de calmarme— ¿ Irás conmigo a dónde sea?

— Si a dónde sea, contigo.

Día 18
Y si tengo que salvarte de quien sea lo haré.

Dame 24 Días.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora