Había un unicornio sentado en el sillón de su habitación.
Aunque él sabía que era producto de la enfermedad, le subió el ánimo relativamente. En ninguno de sus más locos sueños, pensó estar en esta situación, pero se sentía feliz de algún modo.
Recordó su negocio.
¿Qué va a pasar con él?
Podría dejarle eso a su asistente, quien siempre se mantuvo leal a él, esa podría ser una opción.
También podría dejársela a sus padres, aunque ya eran algo viejos para sostener un negocio.
O dejárselo a Atsumu, pero estaba seguro que él no le daría la dedicación y el tiempo que necesitaba.
Otra opción era dejárselo a manos de la WACS, quien a voz de su asistente había escuchado que querían invertir en el.
Cualquiera estaba bien, teóricamente.
Los escalofríos recorrieron su cuerpo inesperadamente. Se quejó un poco. Sin embargo, aún tenía sueño, mucho sueño. Así que se acomodó para dormir, pasó su brazo izquierdo por debajo de la almohada y le dio la espalda a la puerta de su habitación.
Mientras comenzaba a cerrar los ojos, vio la pulsera negra que traía, la que se compró en Okinawa y compartía con su hermano.
Un pensamiento le recorrió la cabeza.
El hecho de que él y Atsumu fueran tan distintos e iguales a la vez, justo como la luna y el sol e irónicamente ambos se hayan pintado el pelo de rubio y gris en la preparatoria, le adornó un rostro con una ligera sonrisa.
Con ese último pensamiento, el sueño le ganó.
(...)
Cuando despertó, el amigable unicornio ya no estaba y estaba sustituido por su hermano rubio que miraba con aburrimiento su celular. En la mesita, estaba el yogurt de durazno y las galletas de chocolate que siempre le pedía.
Osamu se sentó en la cama, y eso fue suficiente para que llamara la atención del rubio.
— ¿Cómo estás? — preguntó el rubio jugando con sus manos. Osamu abrió el yogurt. Y le dio un sorbo.
— Supongo que bien — murmuró, — hace rato me visito un unicornio.
Osamu se río, al recordarlo.
De alguna manera, esa sonrisa de su hermano calmo los nervios que traía el rubio. Era reconfortante que sintiera así a pesar de la situación.
— Yo...am... yo le dije a los demás lo que pasa — murmuró el rubio con cierta timidez, — dijeron que vendrían a visitarte pronto.
— Esta bien. Los voy a esperar — respondió. Luego de un momento a otro, sintió que le faltaba el aire. No podía respirar bien. Sentía que de ahogaba e inconscientemente se agarró el cuello. Trataba de tranquilizarse para no asustar a su hermano, pero claramente el rubio notó su cara de miedo y llamó a una enfermera que estaba cerca.
Rápidamente llegó Ayu, quien estaba por ahí llevando la comida para Miya. Le pidió a su compañera que trajera un ventilador mecánico rápido y luego le pidió a Atsumu que esperara afuera.
Ayu le dio el antibiótico, poco a poco el cuerpo de Osamu comenzaba a llenarse de oxígeno y dejó de estar aterrado y desesperado. La compañera de Ayu llego con el ventilador mecánico. Ayu le colocó el aparato a su paciente. El peli negro sintió el aire fresco entrar a su cuerpo.
Sentía su ritmo cardíaco bastante rápido, pero él sabía que probablemente era por la situación y la enfermedad, así que trató de calmarse para no hacer la situación más grave.
— Llamaré al doctor Nomura para que te revise — Ayu le sonrió antes de salir de la habitación y decirle a Atsumu que ya podía pasar.
El rubio tenía los nervios a flor de piel. Sentía que el corazón se le salía de la caja torácica, aunque trataba de calmarse; el hecho de pensar que esos momentos serían los últimos de su hermano le aterraron en su momento en sobre manera.
Cuando la linda enfermera le dijo que ya estaba estable, soltó todo el aire retenido en sus pulmones y le agradeció enormemente.
Entró despacio en la habitación, y vio que Osamu se estaba sentando en la cama.
— Creo que debo llamar a mamá — murmuró el peli negro.
— Yo ya le dije — respondió el rubio, — bueno a ambos, dijeron que van a venir a verte.
— Espero sea pronto, se me esta acabando el tiempo — exclamó viendo a la ventana.
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𝓤𝓷 𝓻𝓮𝓰𝓪𝓵𝓸 𝓹𝓪𝓻𝓪 𝓵𝓪 𝓵𝓾𝓷𝓪 // ʟᴏꜱ ʜᴇʀᴍᴀɴᴏꜱ ᴍɪʏᴀ ✔
Fanfic《Tᴜ́﹐ ʟᴀ ᴏᴛʀᴀ ᴍɪᴛᴀᴅ ᴅᴇ ᴍɪ́. Lᴀ ᴍɪᴛᴀᴅ ϙᴜᴇ ɴᴜɴᴄᴀ sᴇʀᴇ́ ʏ sɪᴇᴍᴘʀᴇ ɴᴇᴄᴇsɪᴛᴀʀᴇ́》 La portada esta hecha por mí, no obstante, la imagen pertenece a @ cohum20180524