El viaje tristemente terminó.
Todos ya estaban en el avión de regreso a Japón, y todos ellos estaban alegres y felices de haber compartido una experiencia como la que vivieron juntos. Sin embargo, Osamu se sentía exhausto, como si no hubiera dormido en los últimos 6 años.
— Samu — lo llamo Atsumu. El mencionado levantó la cabeza de la ventanilla del avión y miró a su hermano. El rubio arqueo la ceja cuando vio que Osamu tenía un rubor en la cara, pero decidió ignorar ese hecho, — ¿podrías comprarme una botella de agua en lo que voy al baño?
El peli negro Miya asintió. El rubio se levantó de su asiento y corrió hacia el baño. Osamu hizo lo que le pidieron y dejó la botella de agua en el asiento de su hermano, volvió a recargar su cabeza en el cristal de la ventanilla esperando que el vuelo acabara para ir a su departamento a descansar.
El cansancio dio como producto que Osamu se quedara dormido, nuevamente.
Cuando se despertó, fue gracias a Atsumu, quien su cabeza estaba en su hombro y por lo que se sentía sin espacio personal. Así que lo movió hacia el lado contrario donde estaba Kita sentado e igualmente dormido.
Quiso volver a dormir, pero vio que la pista para despegar del aeropuerto se acercaba más y más al avión. Así que un poco malhumorado tuvo que quedarse despierto hasta que por fin anunciaron que habían llegado a Narita.
(...)
Después de desayunar en un restaurante del aeropuerto, todos se despidieron y cada quien fue a su casa a descansar.
Atsumu y Osamu se fueron juntos en el auto del rubio.
— No te ves bien ¿tienes algo? — preguntó Tsumu mientras miraba por el rabillo del ojo a su hermano.
Los ojos de Osamu estaban cerrados, pero escuchó al rubio con atención con la cabeza en el cristal del auto y con los brazos cruzados. Los abrió lentamente. Se estiró. Se removió en su asiento.
Luego vio que enfrente del auto había una vaca.
— ¡Tsumu! ¡Cuidado! — exclamó Osamu abriendo los ojos. Atsumu se exaltó y luego volteó a verlo.
— ¡¿Qué?! ¿De qué hablas? ¡No hay nada! — le respondió el rubio. Osamu vio que la vaca le guiño el ojo.
— Ahí hay una vaca — señaló Osamu y Atsumu miro hacia esa dirección.
— No hay nada ahí — murmuró, — ¿seguro que estás bien?
"¿Por qué la vaca me guiño el ojo? ¿Me drogaron?"
— Si, Tsumu. Solo llévame a casa, estoy cansado — murmuró antes de volverse a acomodar para dormir.
El rubio lo miró con las cejas fruncidas y siguió conduciendo hacia el departamento de Osamu. Una vez llegaron, se despidieron y el rubio se fue, el peli negro entro a su casa. Dejó sus maletas en la entrada, camino hacia su habitación, se echó en la cama.
"Quiero dormir todo el día"
Se acomodó en su almohada. Agarro la manta y se acomodó para dormir.
(...)
Su celular no paraba de sonar, y él no quería contestar.
Quería seguir dormido.
Sin embargo, el timbre le harto tanto que por fin accedió y levantó la cabeza de la almohada. Agarro su celular, pero en el instante que iba a tocar el botón verde de la llamada, dejó de estar en su pantalla y pasó a ser una llamada perdida.
"Ahora ¿qué?"
Vio que tenía 15 llamadas perdidas de Atsumu. Osamu se preguntó qué demonios pasaba, si solo habían pasado unas horas desde que lo había visto. Sin querer darle tanta vuelta al asunto, dejó su celular y volvió a poner su cara contra la almohada.
Siguió durmiendo tranquilamente unos cuantos minutos hasta que unos golpes en la puerta volvieron a despertarlo. Gruñó.
— ¿Quién? — exclamó Osamu, sin moverse un centímetro. Nadie le contestó así que pensó que podrían ser los niños del departamento de arriba. Siguió durmiendo hasta que escuchó que la puerta principal se abrió.
Escuchó pisadas intensas y rápidas por toda su casa. Hasta que las pisadas se detuvieron en el marco de su puerta de su habitación.
— ¡¡¿Samu?!! — gritó el rubio.
— ¿Qué quieres? — dijo el mencionado contra la almohada.
— ¿Ah? ¡¿Cómo que quiero?! No he sabido de ti en tres días — exclamó y camino hacia la cama.
— ¿Qué estás diciendo? Si te acabo de ver hace unas horas — gruñó. Atsumu agarró el celular de Osamu y le mostró el calendario. Osamu lo miró, y en efecto, habían pasado tres días desde que llegó de sus vacaciones. Entonces ¿por qué se sintió como si fueran unas horas?
— ¿Qué demonios te pasa? — preguntó el rubio mientras se sentaba en la cama. Atsumu vio que Osamu estaba con rubor en la cara y le dio por tocarle la frente, — ¡Estas ardiendo en fiebre!
"Genial, vamos otra vez" pensó el peli negro.
— Vamos al hospital — ordenó el rubio. Osamu se quedó en el mismo lugar, ni siquiera movió un dedo. Estaba tan cansado, tenía mucho sueño. Atsumu lo movió y lo obligó a levantarse.
Lo sacó a salir de su casa, lo subió a su auto y comenzó a conducir hacia el hospital donde se la pasó los anteriores tres meses. Se sentía un pajarito que acababa de salir de la jaula y de nuevo volvían a meterlo en otra.
¿Por qué le estaba pasando esto a él?
Siempre estuvo bien, cuidaba su salud, se alimentaba bien y hacía ejercicio.
Ni siquiera supo cuándo, pero llegaron al hospital. Rápidamente Atsumu bajó a Osamu y corrieron a dentro. El rubio habló con la recepcionista.
De la misma velocidad, los hermanos fueron llevados a la sala de consultas para que revisaran al enfermo. Se sentaron, pero por suerte no había tanta gente, pero por alguna razón Atsumu estaba impaciente.
— Relájate — murmuró el peli negro.
— La última vez que me relaje, te quedaste sin poder respirar — respondió como acusación. Osamu miró hacia otro lado.
Se quedaron ahí sentados por un rato hasta que fue su turno. Entraron con la doctora de turno y revisaron a Osamu.
— Bueno tienes fiebre, temblores, rubores, sarpullidos extrañosy ¿algún otro síntoma que usted? — preguntó la doctora y luego se dirigió a Atsumu.
— Bueno, hace tres días me dijo que veía una vaca en medio de la calle y no había nada ahí — respondió el rubio.
— Oh, está bien — murmuró mientras escribía, — hay que hacerle unos estudios para ver lo que está mal en tu cuerpo así que por lo mientras estaría bien que te quedaras en el hospital.
Osamu suspiró, pero no se resistió.
Lo llevaron a una habitación, como lo hicieron la primera vez que fue ingresado y luego le hicieron los análisis. Atsumu se quedó con él, en todo momento, aunque su hermano se viera enojado o algo así.
De alguna manera, eso le dolió al rubio. Solamente estaba siendo buen hermano.
"Si me ibas a tratar así, mejor te hubiera apretado más con el cordón umbilical" pensó Atsumu.
Cuando llegó la hora en que el rubio tenía que regresar a casa, Osamu no le dijo nada pues se encontraba dormido con la cara contra la almohada y boca abajo.
— Tsumu — lo llamó el peli negro. El mencionado se giró para verlo, — tráeme un yogurt de durazno y unas galletas de chocolate mañana.
Atsumu sonrió.
— Claro.
ESTÁS LEYENDO
𝓤𝓷 𝓻𝓮𝓰𝓪𝓵𝓸 𝓹𝓪𝓻𝓪 𝓵𝓪 𝓵𝓾𝓷𝓪 // ʟᴏꜱ ʜᴇʀᴍᴀɴᴏꜱ ᴍɪʏᴀ ✔
Fanfiction《Tᴜ́﹐ ʟᴀ ᴏᴛʀᴀ ᴍɪᴛᴀᴅ ᴅᴇ ᴍɪ́. Lᴀ ᴍɪᴛᴀᴅ ϙᴜᴇ ɴᴜɴᴄᴀ sᴇʀᴇ́ ʏ sɪᴇᴍᴘʀᴇ ɴᴇᴄᴇsɪᴛᴀʀᴇ́》 La portada esta hecha por mí, no obstante, la imagen pertenece a @ cohum20180524