Capítulo 4

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— Ah... — susurró Osamu — ¿Doctor Yamada? ¿Está seguro que no tengo temperatura?

Preguntó el peli negro cuando por sexta vez le pusieron el termómetro en la boca, el doctor vestía su bata al revés y tenía el periscopio mal puesto. El doctor Yamada era un señor ya de 68 años que aún ejercía su profesión, aunque hubiera varias señales de que era hora de retirarse.

— Si, aquí dice que tienes 37 grados. Los escalofríos tal vez son efecto de tus medicinas — aclaró el señor. Dejó de revisar a Osamu y caminó hacia su escritorio.

"Está usted idiota si cree que le voy a creer. Me puso el termómetro tres veces al revés"

Él suspiró. Sabía que debía haber ido a otro lugar a que lo atendieran, pero era el más cercano cuando pasó al supermercado por más arroz y hojas de alga. El doctor se sentó en la mesa y escribió algo en un papel. Cuando terminó de escribir, le dio el pedazo de papel a Osamu. Este lo leyó, o trató de por qué la letra de por sí era difícil leer kanji, peor sería leer kanjis mal escritos.

"solo entiendo medicina, temperatura y resfriado"

— Con eso deberías sentirte mejor, si tienes algún otro síntoma no dudes en venir o ir al hospital ahora si me lo permites, iré a tomar mi medicina contra el Alzheimer — respondió el doctor.

Osamu se despidió amablemente y abandonó el consultorio. Cuando estuvo afuera, suspiró.

"Creo que tendré que ir al hospital, pero necesito apartar una cita, porque ahí atienden mejor que en el consultorio normal, pero eso tarda muchísimo"

Sacó su celular y lo encendió, en su otra mano sostuvo el papel que le dio el doctor. Luego le tomó una foto de manera de que los kanjis se vieran lo mejor posible y se la mandó a Atsumu.

"Espero calmarlo un poco al menos hasta que vaya al hospital de nuevo"

Volvió a guardar su celular, tomó las bolsas del supermercado y comenzó a caminar hacia su negocio.

(...)

Estaba preparando los onigiris con calma y dedicación.

Se sentía mejor con la medicina que el doctor Yamada le dio, al menos ya tenía la nariz destapada y podía respirar mejor, pero aún tenía tos, escalofríos, la falta de apetito y a veces le dolía el pecho cuando inhalaba.

Su celular estaba a un lado de él, encima de la mesa. Vibró y con esperanza de que fuera su hermano, encendió el celular solo para ver que quien había contestado su mensaje fue Aran. Diciéndole que se cuide y mejore pronto.

Desde ayer que vino a su local, Atsumu no le ha contestado ningún mensaje que le ha mandado. Mentiría si dijera que no lo entiende, pero lo hace, porque si la situación fuera al revés, también estaría preocupado e insistiendo en que fuera al médico, aunque más sutilmente.

Cuando terminó de moldear las bolitas base para los onigiris, fue a sacar el atún al refrigerador. Así lo hizo, después lo puso en la mesa y abrió la lata. El olor a atún lleno su nariz. Si bien le gustaba el atún, no era su favorito tampoco lo odiaba; sin embargo, cuando le llegó ese olor, le dieron unas inmensas arcadas.

Corrió hacia el baño, y se inclinó sobre el inodoro para empezar a vomitar lo poco que comió en el día. Estuvo así un buen rato. Antes de terminar, tosió un par de veces. Osamu se limpió la saliva que se esparció por toda su boca y miró inconsciente el fondo del inodoro.

Era de color entre blanco, café y amarillo, tal vez por el arroz el té negro y el ramen que se comió en el almuerzo. Se preocupó por que lo que más resaltaba entre esa mezcla asquerosa y nauseabunda, eran tres manchas de tamaño ligero que salieron justo cuando comenzó a toser.

"¿Es sangre?"

Algo en su pecho le dio una punzada, algo no andaba bien. Se mordió el labio para calmarse un poco, pero no sirvió de mucho porque sus nervios y angustia no desaparecieron.

"Cuando llegue a casa, apartaré una cita, sin falta"

(...)

Atsumu conducía hacia su departamento. Había pasado por unas sopas instantáneas y un saborizante de agua.

Escuchaba en la radio la canción de Everybody talks y bailaba en su asiento. Estaba de buen humor. Luego su celular vibró, lo encendió y vio que tenía un mensaje de Aran.

Lo vio y de repente su humor se esfumó.

"Osamu por fin fue al médico, me mandó la receta, aunque no le entiendo muy bien, pero él dice que ya está mejor"

Lo único que contesto fue un "Qué bueno". Aventó su celular de nuevo donde estaba y siguió escuchando la canción, aunque ya no le estaba prestando la atención de antes.

Apretó el volante del auto y suspiró.

"¿Por qué habría de importarme él? Dejó claro que quiere morirse"


𝓤𝓷 𝓻𝓮𝓰𝓪𝓵𝓸 𝓹𝓪𝓻𝓪 𝓵𝓪 𝓵𝓾𝓷𝓪 //  ʟᴏꜱ ʜᴇʀᴍᴀɴᴏꜱ ᴍɪʏᴀ ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora