CAPÍTULO 18

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---El favor---

Adán Sawyer

Camino de la mano de Aitana, ella está feliz contándome todas las cosas que mi abuela le dijo—algunas que me avergüenzan y otras que me dejan como el mejor hombre del mundo.

Es sorprendente como mi abuela se ha permitido hablar con Aitana, ella sabe de los problemas que tienen los Jones, de su vida perfecta y cuando Aitana dijo que era la hija de en medio ella solo volteó a ver a mi abuelo y con una sonrisa en el rostro siguió hablando con ella.

—Tu abuela quiere conocer a los mellizos —volteo a ver a Aitana.

—Ni lo pienses, Aitana —digo.

—Tarde porque ya le dije que sí.

Me sobo la sien.

—Acabas de causar un pleito grande —expreso con desagrado. Ella sonríe y me jala de la mano.

—No me importa, pero por lo menos podré ver a mis sobrinos —la sigo y la tomo de la cintura.

—Es la mejor excusa para ver a tus sobrinos. Buena jugada, bestia —suelto unas leves carcajadas mientras la observo.

Unos truenos desatan una lluvia que cae sobre nosotros. Aitana me mira fijamente.

—Que cursi es esto —la pego a mi cuerpo.

—Admite que te gusta, te encanta tenerme entre tus brazos bajo la lluvia —abraza mi cuerpo dejando su cara estampada en mi torso.

La diferencia de altura me encanta y me hace sentir muy cachondo.

—Me da náuseas —recuerdo la imagen —. Aitana, ¿qué significa la imagen que me mostraste?

—Estoy...

<<Mierda>> Hago un gesto y ella solo se queda mirándome.

—Estoy ovulando —confiesa.

Bajo la cabeza recordando que en la mañana la folle sin condón, con ella pegada a la puerta y las noches anteriores igual la follé sin protección.

—Estas...

—Tranquilo que la prueba de embrazo arrojó negativo —escuchar sus palabras me tranquiliza y la traigo a mi cuerpo para besarla.

—Lo siento, Bestia —nos quedamos unas horas bajo la lluvia hasta que decido parar el momento por las ganas de llegar a la casa. Mi entrepierna no va a resistir tanto a su abstinencia.

————————

Llegamos a la casa. Mis pies están cansados y últimamente tengo mucho calor.

—Aitana hay mucho calor —ella me mira.

—La temperatura de la casa está fresca —se acerca y pone una mano en mi frente.

—Estás caliente —la sostengo de su cintura.

—Caliente por ti —beso sus labios.

—Vamos al cuarto —la cargo entre mis brazos y subo con ella hasta la cama donde la recuesto.

Comienzo a quitarme la ropa, pero las ganas de vomitar me llevan al baño.

—Vamos al doctor —entra Aitana al baño —. Me preocupa tu salud y andas raro.

—Aitana sal del baño —vuelvo a vomitar.

<<Mierda>> La comida de esta tarde no debió hacerme bien y para el colmo Brashia estaba tan apresurada que pidió otra orden.

GÉMINIS II (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora