CAPÍTULO 19

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----Paseo en familia----

Aitana

—Levántate —le quito las sábanas de encima. Se ve guapo de cualquier forma.

<<Viejo sabroso>> Me muerdo el labio inferior recordando lo que pasó anoche.

—Aitana no me estés jodiendo, para eso tienes perro —se acomoda de lado y la polla que descansaba sobre su abdomen capta toda mi maldita atención.

—Hoy tenemos un día muy agitado así que más te vale sacar ese culo de esta cama, tomar una larga ducha y... —no me deja terminar pues se levanta corriendo al baño.

<<¿Estará enfermo?>>

—¿Te encuentras bien? —me acerco sigilosamente a la puerta del baño.

—No —vuelve a vomitar en el inodoro.

—Llamare al médico para que te atienda de inmediato.

Mi preocupación es grande, pero a Adán parece no importarle su salud.

—No se te ocurra hacer tremenda babosada, Aitana —Adán se levanta del suelo y con un gesto desagradable se lava los dientes.

Es un buen momento para decirle y espero que su reacción no sea tan mala. Me recuesto en el umbral de la puerta haciendo un repaso de cada palabra que voy a decir. Sí, me encuentro ensayando mis palabras, genial.

Me juego los dedos por los nervios que tengo encima. Adán se termina de cepillar los dientes, seca sus manos con la toalla y...

<<Es ahora o nunca>>

—Tengo algo que decirte —me acerco a sus labios.

—Dime —me agarra suavemente de la cintura, baja la mirada y puedo sentir su pecho inflarse cada que respira.

—Hoy vamos a pasar un día familiar con tu hermano, mi hermana y sus dos hijos —me paro de puntillas y sin darle tiempo de procesar estampo mis labios con los de él.

Adán no dice nada, pero sus manos sí; me está apretando las nalgas con ambas manos y sus labios no me sueltan, al contrario, hacen una danza junto con nuestras lenguas.

<<Su lengua me llega hasta la maldita garganta>>

—Tengo otros planes —me acomoda en la cama.

—Me la debes —Adán besa mis labios, al parecer, ignorando cada palabra que sale de mi boca.

—No te debo nada, al contrario, tú eres la que me debe muchas libras —dice bajando lentamente con besos hasta mi abdomen.

—¿Podemos solo conocer un poco de mis sobrinos? —pido mientras recargo mi espalda en el respaldo de la cama.

—Aitana no me interesa conocer la familia de mi hermano —Adán se desliza por mis piernas hasta llegar a mis pechos—. Suficiente fue con ir a su boda.

—Yo quiero conocer a mis sobrinos y pasar tiempo con mi hermana —alzo su mirada buscando los ojos que me vuelven loca.

—Quería pasar este día a tu lado, pues dentro de unas semanas te vas a Arabia y te vamos a extrañar mucho —se mira el miembro erecto.

Tenía tiempo que retrasaba mi viaje, ignoraba los mensajes de Francisca y prefería follar con Adán. El veneno que tengo en el cuerpo consume todas mis energías por lo que apenas logro dar unos pasos y el cuerpo me pide descanso.

Durante estos días he tenido el presentimiento de que algo malo va a pasar, pero al igual que todas las cosas lo dejo de lado.

Me subo sobre el abdomen de Adán disfrutando del tacto que sus manos provocan sobre mis pechos. Él besa mis pezones, los aprieta y jala mientras que con otra mano delicadamente toca mi ano.

GÉMINIS II (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora