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18:15 p.m.

Ahora que sé la verdad de este reformatorio o lo que fuera, me dan Bien, ahora que saben cuál es su habitación, les daré su llave, si la pierden es su problema. Nos aclaró, advirtió o lo que quiso decir.

—Aún no puedo creerme lo de la mentira, es muy ¿original? —Claramente no tengo idea de lo que fue realmente eso, pero digamos que sí.

—Me agradas, en serio. —El rubio me regaló una sonrisa que me dejó ver sus parejos dientes. Un carraspeo interrumpió nuestro momento.

¿Nuestro? ¿Por qué tan empecinada en él?

—¿Qué se supone que haremos acá?

—¿Dormir? —Respondió con otra pregunta, y con sarcasmo.

—No hablo de eso idiota, hablo de que sí nos quedaremos acá en esta habitación.

—Ah, eso. —Asintió, aunque no sé por qué lo hizo—, no, esta noche la fraternidad le da la bienvenida a todos los nuevos, es como un ritual en donde cada uno tiene que elegir su grupo.

—¿Grupo? O sea que nos quedaremos acá temporalmente.

—No, eso no cambia, si te toco esta habitación te quedarás acá.

—¿Pero como un ritual? —Eso no me está gustando para nada, ritual, ¿qué clase de reformatorio tiene un ritual como bienvenida?

Ryan suspiró y me miró como si fuera lo más penoso que vio en su vida. Aunque no lo culpo, lo soy.

—Ya te enterarás en la fogata. —Ah, o sea que también hay una fogata. Que más, ¿personas encapuchadas con copas con sangre y cuchillos para sacrificarte?—, ahora si me disculpan, tengo que ir a ayudar a los chicos.

Dicho eso, salió por la puerta de madera y desapareció de nuestra vista.

—Félix, dime qué no te dio escalofríos todo lo que dijo. —Me giré para poder verlo bien. Él estaba desempacando la ropa de su valija. Creo que debimos traernos más ropa.

—¿Por qué me daría escalofríos sus insignificantes palabras? —Me encogí de brazos e hice un puchero.

—No lose, fui estúpida al hacerte esa pregunta.

—No te preocupes, lo eres siempre. —Giro su cabeza y sonrió con sus labios juntos, levanté mi mano y le saqué el dedo del medio.

—Te dejo, tengo que ir a mi habitación. —Rodé los ojos y suspiré—, espero que no esté mi nueva acompañante. —Susurre.

Me agarré del borde de la puerta y giré para salir. Salí con un cartel en la frente diciendo ignorada.com. Por suerte me fue fácil ir a mi habitación, no me perdí, así que vamos bien.

Antes de que Ryan se fuera nos dio una llave de bronce con el final en forma de una 'A'. Me gusta el diseño, es muy original, nunca vi una llave de esa forma, así que digamos que es original.

Al meter la llave en la cerradura y girarla me aseguré de que no esté nadie, para mi buena suerte, no hay nadie. Entre sin problemas y cerré la puerta detrás de mí. La habitación no es nada fuera de lo normal, tiene dos camas con sábanas celestes, dos muebles, un escritorio sin nada arriba, un mueble cito en medio de las dos camas con una lámpara, y un baño. Diría que está bien esta habitación para ser de un reformatorio.

Besos Robados [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora