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—¡Despierta!

—¿Hum? —abro un ojo y luego lo vuelvo a cerrar, tapando mi cabeza con la manta.

—No y no, nada de esconderte debajo de la manta.

Tira de ellas y me deja sin mi manta calentita. Esta chica es increíble, primero, me despierta a mitad de un sueño excelente, y luego me quita mi manta.

—¡Nooo! Estaba calentita. —Extiendo mis manos hacia la manta, pero, Alex la lanza lejos.

—Eso, estabas. Ahora vístete para salir.

Bufo y salgo de la cama, mirando a Alex con rencor. Mi cara es cubierta por la ropa que me tira Lex.

—Vístete.

Paso mi pierna por la tela de mi pantalón. —¿Para qué?

—Tú solo hazlo.

Una vez que estoy cambiada, me dirijo al baño. Me lavo la cara y luego cepillo mis dientes. Tengo el pelo enmarañado, así que me lo acomodo en una coleta alta y ajustada. Luego salgo del baño, ahora que estoy más despierta, me doy cuenta de que Alex está vestida con ropa deportiva... no me digas que... No.

—Lex —ella se da vuelta, sonriéndome con inocencia—, dime que no me despertaste para hacer ejercicios.

—¿Qué? Nooo, como crees.

Con el tiempo, me dí cuenta de que cuando Alex miente, se le agudiza la voz. Pongo mis brazos como jarra y la regaño con una sola mirada.

—Está bien, sí, te desperté para hacer ejercicios. —Se rinde, así de fácil y así de sencillo— Pero no te escaparás, harás los ejercicios conmigo porque te llevaré obligada.

—Okey, está bien. —Ruedo los ojos— Pero si ves que me quedo atrás, no te quejes.

Alex me espera, en la puerta, a que termine de prepararme. Luego de ponerme una remera gastada, salimos de la habitación y del edificio.

Ambas empezamos a trotar por todo el camino. Ni siquiera llegué al final de la calle y ya estoy cansada.

Eso por no hacer cardio...

«¿Cardio? ¿Qué es eso?»

Bien, estoy loca. Disminuyo mis pasos, tratando de recuperar el aliento. Me caigo al suelo, del cansancio... bueno, no caí al suelo, exagero como siempre, pero sí me quedé atrás, tratando de que mi respiración vuelva.

—Alex... —mi voz sale pastosa—. Dame un segundo para recuperarme. —Levanto mi palma.

¿Cuando fue la última vez que ejercite mi cuerpo? Creo que el año pasado, en la clase de atletismo con la señora Harriet, estoy segura que reprobé su clase, pero no importa, ya no estoy en esa escuela, así que púdrete señora Harriet. Seguro no le caía bien. En fin, desearía hacer una protesta sobre la ejercitación y el cansancio físico... podría hacerlo. Mi cartel diría: ¡Larga vida a las personas que aman la vagancia y la comida chatarra! Súper original, creo.

Me incorporo y sigo trotando hasta llegar a donde Alex. Se lo advertí. Las personas aquí no toman en serio mis advertencias. Las dos llegamos a la segunda calle, en la esquina hay un almacén, así que le diré a Alex que iré a tomar agua.

—Alex, Alex... espera —la freno del codo.

—Ahora qué ocurre. —Se cruza de brazos. Sus ojos color miel  desfilaban cansancio.

—Necesito tomar agua —señalo hacia la tienda.

—Está bien, pero no tardes.

Le sonrío y me apresuro a la tienda. Respiro hondo al abrir las puertas, es delicioso el olor a pan recién horneado y a café. Me acerco al mostrador y le sonrío a la chica castaña con delantal verde. Podría jurar que estuve allí por cinco minutos.

Besos Robados [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora