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Maratón 2/2

El ruido del cerrojo del auto, me despierta de mí ensoñación. Levanto mí cabeza para encontrarme con el odioso auto negro de Connor. ¿Por qué puede tener una motocicleta y un auto a la vez? Yo apenas tengo una bicicleta.

—Sube adelante.

Ruedo los ojos y acato la orden, porque fue más o menos una orden.

Me coloco el cinturón de mala gana y cruzo los brazos para esperar a que entre tal señor. Mis ojos llamean cuando entra, y no trato de disimularlo.

—Entonces, a la enfermería.

—¿Te das cuenta de que fuiste un grosero y estúpido? —lo ataco después de un rato en silencio.

—¿Y?

—¡¿Y?! —Repito, histérica— ¡Eres un engreído! ¿Se puede saber por qué rayos hiciste una escena ridícula allá?

Me mira a cada rato para no perder la vista del camino y ovacionar un accidente. Sus cejas están hundidas, y sus labios fruncidos.

—Por qué... es una maldita broma —sus nudillos se tornar blancos— ¡Porque estoy jodidamente celoso!

—¡¿Y celoso de qué?!

—¡¡De ti y de él!!

—¡¿Por qué?! ¡No somos nada Connor! ¡No somos pareja, no somos amigos, no somos nada! ¡No puedes ponerte celoso de mí cuando no somos nada! ¡¡Nada!! Solo dos personas que se enrrollaron una vez.

—¡No es mi culpa sentir celos!

—¡Pero los puedes disimular un poco tarado!

—¡Pero no quiero!

—¡¿Y solo por qué no querés tienes que arruinar el momento?! ¿Por qué no simplemente lo dejas y listo?

—¡¿Qué parte de "no quiero y no puedo" no entiendes?!

—Esto es completamente absurdo —reí con amargura, mirando al lado de mí ventana para susurrar— jamás debí acostarme contigo.

—¿Que dijiste?

—¡¡Que jamás debí enrrollarme contigo, maldita sea!! Todo fue un error. ¡Si no te hubiera hablado me estaría ahorrando todo esto!

Su cara se aflojo un poco, pero luego tensó su mandíbula.

—¿Eso es lo que piensas? ¿Que fue un maldito error? —habló entre dientes— ¡Pues para mí también fue un error haberte ayudado de ese estúpido ataque!

—Si ambos odiamos el habernos conocido, entonces, dejémonos de hablar y punto.

—Por mí perfecto.

—Por mí también.

Y nos quedamos en un tenso silencio, tan tenso que se podía cortar con un cuchillo.

Él solo se dedicó a mirar a la carretera, mientras que yo solo miraba por la ventanilla de mí lado, jugando con las gotas de aquella.

¿Por qué es tan difícil tener una conversación normal con él? ¿Seré yo el problema?

Miré los árboles pasar muy rápido, también a las gotas irse hacia atrás por la velocidad. Apreté fuerte el cinturón, por las dudas, y del asiento.

Lo miro de reojo, está tenso de pies a cabeza, y su mirada está inexpresiva -como siempre-. Creo que el volante quedó delgado por la fuerza en que lo está apretando.

Besos Robados [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora