10

147 7 0
                                    

La luz impacta contra mis ojos cuando los abro, los rayos son muy fuertes a la mañana. Los vuelvo a cerrar, es muy temprano para mí.

Cálido.

Eso es lo que siento en la mitad de mí cara «diablos» debí olvidar los malvaviscos afuera de mí mochila. Pero no es tan blando. ¿Será el almohadón? Nah, no creo.

Estiro mí brazo para abrazar al almohadón. ¿Por qué siento que es muy largo? ¿Será que aún sigo dormida y me estoy imaginando todo?. Abro los ojos de nuevo, ahora veo con más claridad.

Unas piernas, cubiertas por la tela del pantalón azul, estan estiradas a mí costado. Mí pierna está arriba de estás, y mí brazo está alrededor del torso. Levanto mí cabeza de su pecho para verlo mejor, su rostro está muy relajado, sus largas pestañas descansando sobre sus párpados, sus rosados labios están entreabiertos. Me quedo hipnotizada con sus diminutas pecas debajo de sus ojos. Su brazo está detrás de su cabeza, su cara está un poco inclinada hacia el lado contrario que el mío.

Ahora que lo pienso, me quedé dormida acá, con el abrazado a mí y yo a él, porque si, su mano está en la parte baja de mí espalda.

Lo único que recuerdo de anoche fue que, me termine de comer esos deliciosos sándwiches de queso, usé la camisa de él y me acosté a ver las estrellas. Y creo que después me terminé durmiendo, luego no recuerdo más.

Me trató de levantar, recibiendo un quejido por parte de el. Con cuidado, saco el la mano de mí espalda, Connor se pone de costado, dándome la espalda. Suspiro de alivio al ver qué no se despertó.

Con mis manos empujó el suelo para levantarme, sacudo mis manos.

El cielo está más claro que nunca. Connor tenía razón al decir que en la mañana los colores mezclados eran una maravilla. Que pena que me dormí, hubiera sido genial ver cómo amanecía. Debí haber estado muy cansada.

Me doy la vuelta, encontrándome con una buena vista de su trasero, muerdo mí labio al estar viendo ese apretujable trasero. Debo controlarme, desearlo de esta manera esta mal.

Estás enojada, recuérdalo, lo odias por robarte el mejor puesto que podrías haber tenido.

Si, estoy enojada, lo odio, lo detesto. Ay, pero deseo volver a sentir sus deseosos labios contra los míos, mordiendo, saboreando y chupando sus labios.

¡Por dios! Necesito una ducha fría para bajar la temperatura, también acomodar mis pensamientos sucios.

Meneo mí cabeza.

Tengo que guardar todo esto, sino, ¿quien lo hará? No creo que Connor lo haga, el no trajo ni uso nada, así que no veo que quería acomodar. A menos que quiera ayudarme a acomodar todo. Me agacho para juntar la lata abierta, por suerte no se volcó nada.

Busco en mí muñeca alguna goma para el pelo, tengo todos los mechones en mí cara. La estiro y me hago un moño desordenado y ajustado. Me froto mis ojos y bostezo, necesito lavar mí cara y mis dientes, muchas golosinas afectan mis dientes, tengo que dejar de comer porquerías... «¡Ay! ¿A quien engaño?» que se jodan los dientes y todas esas mierdas, prefiero tener miles de caries a no tener que comer nunca una golosina.

Me arrodillo a juntar el paquete de malvavisco que está casi rozando la espalda del cono de papas. Es gracioso su apodo, además pega con su nombre, y estamos a mano, el me dice novata y yo cono de papas —que pude probar y no estaba nada mal—. De todos los besos que di, este fue el mejor de todos.

Me golpeo, pero no mentalmente, sino una cachetada de verdad.

—¡Au! —Sobo el lugar golpeado.

Besos Robados [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora