Siete

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Sus besos húmedos dejando un camino sobre su cuello. La eléctrica sensación que recorrió su cuerpo nublando su juicio y entregándolo al placer. Estaba siendo demasiado descarado al permitir ser tocado por un hombre que lo veía como un jugoso trozo de carne. Chanyeol lo deseaba carnalmente, así lo confirmó, pero nada más. Claro, Baekhyun tampoco podía decir que estaba enamorado de Chanyeol, sólo era..., extraño. Quizás porque era el primer y único hombre que se acercó a su cuerpo.

Las manos del vampiro arañaron su carne sobre las caderas, masajeando con sus pulgares los huesos marcados de su prominente figura. Baekhyun se aferró casi desesperadamente a los hombros del General, ronroneando descaradamente en busca de más caricias.

—Tan ansioso —gruñó el General—. Anda, pequeño descarado, gime.

Baekhyun obedeció, llamándolo por su nombre, saboreándolo entre sus labios como si bebiese dulce miel. Su voz pastosa era casi inaudible, pero Chanyeol se deleitaba con el estado en el que dejaba al omega, tan necesitado y desinhibido. El alcohol dentro de su sistema sacaba todos los oscuros pensamientos que se guardaba para sí mismo. El deseo incontenible por la sangre del joven le volvía loco; su simple olor nublaba su juicio y agudizaba sus sentidos. Muy pocas veces se vio en situación parecida, sólo quizás cuando era más joven y no sabía cómo controlar los instintos de su naturaleza.

—¿Te ha gustado..., como te he follado? —gruñó—. Ahora ansías nuevamente tener una polla en tu culo, ¿no es cierto?

Admitir que así era le daría la ventaja a Chanyeol, pero Baekhyun sabía muy en su interior que le gustó probar los placeres de la carne, aquellos que siempre se negó por sus propias limitaciones. Tener el fruto entre sus labios y deleitarse con su sabor lo llevó a ansiar la cosecha entera y probarlo una y otra vez. No se lo diría, claro, mas sí sería su vergonzoso secreto.

—Eres tú el que está desesperado por ello —refutó Baekhyun, controlando su voz temblorosa que podría delatarlo.

—Descarado —refunfuñó.

El hombre se apartó del sonrojado omega, trastabillando en su andar descoordinado. Lo miró de lejos, algo borroso por los estragos de la bebida, y apenas cuerdo como para hablarle. Pero no hubo necesidad de decir palabra; Baekhyun se le adelantó.

—Siempre fuiste un militar muy recto y verte ebrio es demasiado sorprendente.

—Es la felicidad del matrimonio —masculló con obvio sarcasmo.

El General se marchó lentamente, casi incapaz de dar un paso, peor Baekhyun no lo ayudaría porque el hombre, siendo tan orgulloso como era, seguramente lo rechazaría. Regresó dentro del palacio, directo a su habitación para calmar su calor. Su entrepierna se erguía vergonzosamente y sus pezones estaban duros y sensibles. En su cuello todavía podía sentir los labios de Chanyeol haciendo un camino de erotismo, y sus colmillos afilados acariciando esa tierra para abrirla y dejar libre un caudal carmesí. Gimió.

"Somos la peor combinación para el matrimonio. Ni tú ni yo sentimos algo por el otro, y sólo hay, quizás, el fantasma de una trémula atracción sexual que nunca forjará el amor", pensó, acongojado. "El matrimonio no puede basarse en ello..., porque aún si lo intentáramos, tú no deseas tocarme, no si no estás ebrio, y yo, aunque te desee con locura, no quiero arriesgarme a entregar mi cuerpo a un sayón sin corazón".









***









Dos semanas más tarde...

Junto a Taemin, el dueño de la galería de arte más prestigiosa de la ciudad, y Minseok, el novio de su hermano JongDae, Baekhyun llegó hasta la prueba número tres para su traje de novio. Las medidas eran correctas, a pesar de que Baekhyun bajó algo de peso por la ansiedad que el evento le provocaba.

El Defecto de un Omega (ChanBaek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora