En el Reino de Corea se celebraba la adultez del príncipe omega Baekhyun. Esa noche en medio del bosque su transformación ocurriría y lo calificaría como asequible para cualquier hombre que pretendiese cortejarlo. Empero, la noche trajo con ella una...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Como artista de la pintura, reconocía la belleza de la noche y el follaje verde que cubría las copas de los árboles. Las flores se enredaban en los troncos robustos, los animales se apartaban ante el paso de los extraños, y su guía era la luz de la luna y las linternas que llevaban en sus manos los soldados.
Un escuadrón rodeaba a Baekhyun en su camino al claro, el General iba a su lado, siendo su soporte ante la torpeza de la cual era dueño el muchacho. Muchas ramas lo hicieron tropezar y su cuerpo se tambaleó provocando en él un miedo profundo. Como lobo, su vista debería ser magnífica especialmente en la noche, pero él al parecer recibió más de una desgracia al nacer. Su vista, aunque buena, a veces solicitaba la ayuda de anteojos, especialmente para pintar, y en la noche él era muy torpe. Así que caminar sobre un sendero que, si bien conocía, pero era opacado por el manto de la oscuridad, no era beneficioso. Sus sandalias doradas temían romperse ante un mal paso. Pero le alegraba saber que Chanyeol estaba ahí para salvarlo.
El hombre era imponente. Un vampiro de ciento setenta y seis años cuya formación en las líneas de ataca se remontaban a su juventud en los campos de Busan y su glorioso desempeño llamó la atención del abuelo de Baekhyun, el Rey Jonghyun I, que murió junto a su esposo, Kibum, en un trágico accidente de avión cuando regresaban de Inglaterra.
Chanyeol se convirtió en el segundo del ejército, pero no pasó mucho hasta que sus hazañas lo coronasen como el General del ejército coreano y mantenía su lugar intacto. El cuerpo robusto del hombre era tan grueso como un roble de antaño, con los músculos definidos en cada lugar, los orbes oscuros, penetrantes, que se transformaban en un azul claro cuando sus colmillos salían a relucir. A muchas mujeres su semblante tosco las volvía locas, y habían centenares de jóvenes omegas que darían oro por una noche en su cama.
La noche estaba silenciosa, a penas se escuchaban los silbidos de algún pájaro. Baekhyun se ponía aún más nervioso con ese silencio y su boca no pudo más y preguntó:
—... ¿Son siempre así de callados? —quiso empezar una conversación que disipase los nervios de su cuerpo.
Chanyeol lo miró de reojo, pero no le respondió. Como serio, el vampiro era también muy callado y cuando decidía abrir la boca, su lengua era afilada y desdeñosa.
—Yo..., estoy nervioso —le comentó al vampiro—. Las transformaciones por primera vez siempre son dolorosas.
—¿Así lo fue su primera transformación a los doce años? —inquirió, deleitando al omega con su ronco tono de voz.
—Algo así —contestó vagamente—. Me desmayé en medio del cambio y mi cuerpo sufrió estragos..., y temo que pueda volver a suceder.
—Su cuerpo debió ser demasiado débil para soportar la transición —dijo serio y duro, aunque no pretendía lastimar al joven con sus palabras.
—... Lo sé. Todos siempre dicen que soy el más débil de los omegas.
—Su debilidad será encantadora para algún hombre, seguramente, y podrá contraer matrimonio pronto.
