—¿Ese es el objetivo? —preguntó un hombre con voz tosca.
—Sí, síguelo hasta un callejón —pidió.
El auto se movió lento tras la muchacha de cabello castaño brillante que por la acera caminaba con lentitud exasperante. Finalmente dobló la esquina hacia una calle poco concurrida; el auto la siguió y se detuvo al verla apuntándoles con un arma. Un disparo al vidrio como advertencia, la bala no tocó a ninguno de los dos ocupantes, pero sí les hizo dar un brinco.
—Salgan —demandó ella.
Los hombres salieron y uno de ellos, el más insensato, sacó su arma y lanzó un disparo al hombro de la muchacha. Un grito fuerte y un gruñido.
—Malditos hijos de puta.
A pesar del dolor, antes de que cualquiera de ellos disparara de nuevo, disparó dos veces, las balas golpearon en el pecho y la pierna de cada uno. Los hombres ladraron alaridos y cayeron al piso, uno más herido que el otro.
—Así que Lee los mandó a cerrarme la boca —intuyó ella de forma acertada—. Una pena que sean unos incompetentes.
La sangre que salía de su hombro poco le inmutaba y pronto sanaría, en una media hora, quizás, siendo una loba su auto regeneración le concedía ese privilegio. El dolor, por otro lado, sí que lo sentía, ardiendo y palpitando contra su carne lastimada. Soltó un siseo mezclado con una grosería.
"Maldito hijo de puta, te atreviste a traicionarme", pensó ella mientras sus pies rápidamente se movían al auto que dejaron los hombres. Subió y empezó a conducir hacia la fiscalía de la ciudad.
Al entrar, las personas a su alrededor la miraban con curiosidad y miedo. Una mujer herida, sangrando como sangraba y con una actitud de fiera enjaulada.
—Quiero ver a la Fiscal Choi.
—Ella..., ella no está disponible ahora.
—Me importa una mierda —masculló—. Dígales que Kim Hyuna está aquí para declarar sobre el caso Park. ¡Ahora!
La atemorizada recepcionista corrió por el pasillo en busca de la fiscal.
"Dos podemos jugar este juego, Lee, y yo siempre gano".
****
Siwon estaba nervioso, impaciente por una simple llamada de sus hijos, pero el maldito teléfono estaba mudo.
En el pequeño salón de té en el palacio albergaba al rey omega y al príncipe Baekhyun quien, desde su rescate, no volvió a la casa matrimonial que solía compartir con su esposo. La idea de pisar ese lugar donde se profanó toda idea del amor y la fidelidad le revolvía el estómago. Quizá le provocaba esa desazón porque temía derrumbarse, llorar sobre el piso de su recámara preguntándose qué sucedió que volvió todo tan turbio. Temía revivir esos momentos tan hermosos con Chanyeol y que al final de ellos estuviera la daga de su traición. Simplemente no podía y no porque no amara a Chanyeol. Contra su mejor juicio, seguía amándolo, pero se sentía perdido en esa situación.
¿Qué hacer cuando todas las pruebas lo culpaban?, ¿cómo tener fe luego de vivir una tormenta?
—Me estoy volviendo loco —masculló poniéndose de pie para recorrer a grandes zancadas el salón.
El celular de Siwon sonó. Era JongDae. Siwon lo puso en altavoz.
—Encontré a los hombres que causaron las revueltas aquí en Busan. Aparentemente el ministro Lee Daehyun les pagó por inmiscuirse en las multitudes para agredir a los protestantes. Esos mismos hombres asesinaron a algunos líderes y encubrieron el asunto. También amenazaron a la prensa y al alcalde. Familias y secretos —bufó—. Sin embargo, también mencionaron que el General Park estuvo involucrado, pero no presentaron pruebas de ello.
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El Defecto de un Omega (ChanBaek)
أدب الهواةEn el Reino de Corea se celebraba la adultez del príncipe omega Baekhyun. Esa noche en medio del bosque su transformación ocurriría y lo calificaría como asequible para cualquier hombre que pretendiese cortejarlo. Empero, la noche trajo con ella una...