Treinta y tres

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Chanyeol mandó por su equipo, un grupo de más de cincuenta hombres a su cargo; los reunió en el patio del edificio principal. Hombres lobo, vampiros, cambiaformas y mortales. Los llamó a todos para empezar a buscar a Baekhyun por su cuenta, si bien la policía y la guardia real estaba encargada de ello. Él debía encontrar a su esposo; necesitaba saber que estaba bien.

Les enseñó un mapa de la zona de Seúl y sus alrededores, especialmente las lejanías entre los bosques. Existían muchas zonas ahí que eran consideradas 'tierra de nadie' y era principalmente por estar controladas por las máscaras negras. En Busan, Taegu y el centro del Reino poseían lugares semejantes y en aquellos lugares ningún militar, policía o civil podía entrar, esa era otra cláusula del Pacto de Paz.

—Mi esposo, el príncipe Baekhyun, fue secuestrado junto a su amigo, Lee Taemin, por las máscaras negras. Es imprescindible encontrarlo tan pronto como sea posible —comenzó a explicarles—. Una carta fue enviada al palacio informando su captura y sus exigencias. Para nadie es un secreto la reputación de esa organización, tampoco lo es la forma en la que operan, por eso les ordeno el mayor cuidado con cada uno de sus movimientos; la vida de mi esposo está en peligro.

—La policía les perdió el rastro en las afueras; aparentemente secuestraron al príncipe en una camioneta negra que dejaron abandonada en la carretera a once kilómetros de aquí, hacia el este —les dijo JongIn—. La zona está dividida en territorio estatal y de las máscaras negras, y por ello una incursión en el terreno es muy peligroso, si no lo llamamos ilegal.

—Señor —llamó uno de los hombres—, si ingresamos en la zona violaremos el pacto y se desataría una guerra. Recuerde que esa organización tiene el respaldo del pueblo.

—Lo sé, pero debemos arriesgarnos si queremos traer sano y salvo al príncipe —replicó Chanyeol, serio y tenso como siempre—. Por esa misma razón, ni la policía ni la guardia han sido capaces de rescatarlo. La corona negociará con ellos, según sé, pero si las máscaras negras no se hallan conformes con las propuestas del Rey, pujarán hasta obtener lo que quieren, y si aún así no lo logran, asesinarán..., a mi esposo.

Jongin lo miró sufrir en silencio, tratando de alentar a su tropa de arriesgar sus vidas por la de su amor. No era justo, pero era lo mejor que Chanyeol podía hacer.

—¿Por qué quiere rescatarlo, Señor? —preguntó un muchacho, un mortal que reclutaron hace apenas tres años—. Teníamos entendido que su esposo es para usted una desgracia matrimonial.

Chanyeol lo miró con ojos ceñudos, preguntándose si sería correcto ser grosero con el muchacho o responder con la mayor falsedad del mundo. Respiró hondo y le contestó algo que nunca pensó confesarle al mundo entero.

—No lo es. Amo a mi esposo y, aunque me ven igual de serio que siempre, estoy muy preocupado por él. No quiero perderlo.

El muchacho sonrió de medio lado.

—Sé que no es su deber hacer esto, después de todo infringirían varias reglas, pero es un favor personal.

—De la orden, General —le contestó el impetuoso muchacho.

Chanyeol se dio cuenta que ese chico era mucho más valiente que cualquier inmortal, con las agallas suficientes como para desafiarlo frente a la tropa para conseguir una razón de peso para actuar.

—Encontrar a los rehenes y traerlos a salvo.

—¡Señor, sí, Señor! —gritó el chico y puesto en firme hizo el saludo militar.

—¡Señor, sí, Señor! —gritó el resto de la tropa imitando a su joven compañero.

Chanyeol nunca se sintió más orgulloso.






El Defecto de un Omega (ChanBaek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora