Catorce

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Las cajas de Chanyeol finalmente llegaron cerca de las tres de la tarde. Sus pertenencias fueron subidas por los empleados hasta la recámara principal, aquella que en un inicio tomó Baekhyun para sí, pero que ahora compartirían los dos. Luego de haber bebido la apetitosa sangre del omega y cuando sus sentidos estaban menos sensibles, el vampiro se preguntaba porqué resultaba tan posesivo con el omega ahora. Lejos de ansiar solo su sangre, Chanyeol sentía que todo su cuerpo necesitaba al príncipe con desesperación. Esa mañana cuando llegaron a la mansión y tomó tanto del muchacho como este le permitió, se vio cautivado por lo lascivo de su interior. Baekhyun era un omega cohibido y sumiso, a veces, cuando no agotaban su paciencia y saltaba el fiero lobo entrenado por la marina de Japón. Un omega con problemas de bipolaridad.

El sexo con Baekhyun era..., irrazonablemente asombroso. Le gustaba lo lujurioso del omega que ansiaba ser tocado en la cama. La mirada encendida en esos ojos avellana que rogaban por ser follado, y su pequeña y dulce boca que no dejaba de gritar.

Nunca hubiese creído que tener a Baekhyun como su amante sería el opio más adictivo de la historia, pero así era. Le encantaba. Y en esos momentos cuando su polla atacaba lo profundo del canal del omega, ni siquiera reparaba en que su amante era un muchacho con más carne en las caderas. Quizás hasta eso le gustaba. No era un omega descuidado con su peso, no, Baekhyun cuidaba mucho no subir más de peso, pero seguía siendo un pequeño omega rellenito.

Joder. Quiso gruñir. Por un segundo se imaginó a Baekhyun en cinta, cargando en su fértil vientre una camada de híbridos. La imagen se le hizo demasiado atractiva, pero se dijo que esos pensamientos no eran buenos. Su matrimonio, como él quería, no debía durar para siempre. Él no era un hombre con una fijación por el matrimonio, no creía que serviría para ello. Y Baekhyun era un omega con altas expectativas sobre el compromiso, quería ser mimado por su esposo y tener muchos cachorros. Él no era lo que el omega buscaba.

Suspiró. Tomó los libros de la caja y los llevó a su despacho. En los impolutos estantes colocó sus novelas favoritas, guerra y misterio. Aunque se preguntaba si era correcto traer tantas de sus cosas a esa casa, quizás en su departamento hubiesen estado bien. Ya era tarde, de todas formas.

Desde la ventana de la oficina tenía una vista amplia de los jardines y de la piscina al frente, y cerca se encontraba Baekhyun. El omega paseaba por los jardines con el celular cerca de la oreja. Hablaba con animosidad y una sonrisa en los labios, tambaleándose cerca de los altos abedules.

Su propio celular sonó entonces. Contestó.

—General Park.

—Chanyeol —saludó la melosa voz de su subalterna, Hyuna—, deberías saludarme con más efusividad o creeré que me has olvidado.

El General sonrió de medio lado de manera inconsciente.

Hyuna era Teniente del ejército, título conferido hace apenas tres años por su desempeño en el ejército. La mujer era una híbrida de tigre singularmente hermosa. Su sedoso cabello ondulado color negro resplandecía con el sol; sus ojos oscuros eran amenazantes, pero atractivos como el pecado; y su cuerpo curvilíneo siempre era útil cuando quería engatusar a alguien. Una femme fatale.

Eran amigos desde hace veinte años cuando la híbrida entró en las líneas militares. Chanyeol era en aquel entonces Sargento y ayudó a la fémina a acoplarse con facilidad al rudo mundo del ejército.

—Hyuna, ya deberías saber que así saludo siempre, sin importar de quién se trate.

—Pero yo soy distinta —señaló ella—. De todas formas, no me dejaste felicitarte por tu boda con el..., príncipe encantador.

El Defecto de un Omega (ChanBaek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora