Veintisiete

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Lee Daehyun, el Ministro de Economía, llegó al cuartel de operaciones del ejército, acompañado con un séquito de su propia guardia y un asistente. Entró con la arrogancia de un amo, sin saludar y sin dirigirles la mirada. Caminó por el pasillo hasta el despacho del General Park y ahí, sin ser invitado a pasar, abrió la puerta y tomó asiento frente al escritorio del hombre que con hondo disgusto lo miraba.

—Necesito que meta a sus hombres en la zona sur.

Así sin más lanzó la orden.

—¿Por qué habría de hacerlo? Sólo el rey tiene la autoridad para ordenarme.

—Soy el Ministro de Economía.

—Y yo el General del Ejército y mi lealtad está con mi rey, no con usted —dijo, recalcando lo obvio son sorna.

—El Rey lo autorizó.

—Enséñeme la orden.

El hombre torció el gesto, molesto, chasqueó los dedos y extendió la diestra donde su tembloroso secretario depositó el papel.

Chanyeol los escudriñó con la mirada. Algo andaba mal, lo sabía y aún no había revisado el papel. Lo recibió y lo leyó.

Orden de incursión de tropas militares en la Región Sur, Daegu.

Según leyó, el motivo de la incursión era para detener el avance de mafias en la zona y proteger a los civiles. El documento era vago, demasiado y dejaba muchos vacíos por los cuales Lee Daehyun podría escabullirse. Lamentablemente, la firma del rey estaba justo al pie de la hoja autorizando la operación. La revisó con detenimiento, había algo raro en ella. Tal vez los trazos, o la forma, no lo sabía con certeza.

—¿Ahora dejará su altanería y acatará la orden?

Parecía burlarse y lo disfrutaba.

—Me quedan dudas sobre la petición y me gustaría hablarlo con el Rey.

—Si el Rey tuviese que atender cada maldita duda que tiene usted, estoy seguro que no descansaría. Déjelo en paz y obedezca.

La obvia reticencia a comprobar la orden le dio aún más de qué dudar. El hombre, aunque no lucía nervioso, sí actuaba con gran soberbia que seguramente ocultaba sus temores.

—Tiene la orden firmada por el rey y es todo lo que necesita.

Chanyeol suspiró.

—Enviaré dos escuadrones a la zona y enviaré a mi segundo a que vigile la operación.

—No, uno de mis hombres se encargará de eso.

—¿Disculpe? Le recuerdo que usted no tiene ninguna autoridad para hacerlo. Yo decido a quién enviar a la zona.

—El Coronel Kim JongIn está ya bastante ocupado con los asuntos del norte. Entonces le sugiero que mande al Sargento Segundo Kim Min Woo.

Chanyeol sabía porqué. Kim Min Woo era un soldado que llegó al ejército apenas hace un par de décadas aspirando los rangos más altos y consiguió uno de forma muy sencilla. Ser aliado el Ministro de Economía. A veces él mismo odiaba cuan politizado estaba el mundo, incluso el militar. A él le tomó cientos de años lograr un gran puesto como para ser ahora mangoneado por un sujeto inescrupuloso y sus lacayos. No, eso sería en su siguiente vida.

—En Ausencia del Capitán y del Minsitro de Defensa que se encuentran en Japón, soy yo quien toma las decisiones y para ello no debo consultárselo a usted. Kim Min Woo no irá a la región Sur, lo haré yo mismo. Me interesa saber qué es lo que oculta tan celosamente ahí.

El Defecto de un Omega (ChanBaek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora