Trece

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Desde lo alto del Hummer bajando por el sendero adoquinado hacia la casa, Chanyeol sintió nauseas al verlo todo

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Desde lo alto del Hummer bajando por el sendero adoquinado hacia la casa, Chanyeol sintió nauseas al verlo todo. La casa era ridículamente enorme. Quizás de tres pisos sin contar un subterráneo. Poseía un estilo arquitectónico propio de Europa, quizás incluso de los viejos hacendados dueños de tierras lejanas hace muchas décadas. El color blanco le sentaba bien para no perderse entre todo el verdor del follaje alrededor. ¡Incluso tenía palmeras!

La casa, ubicada en un valle caliente bastante lejos de Seúl, constaba de treinta y tres hectáreas a la redonda y su opulenta extensión incluía el lago frente a la casa. Con tal tamaño, mucho había que recorrer para encontrar un vecino, además de la seguridad en los límites de la propiedad y en las cercanías. La propiedad era una parte minúscula de la herencia de la Reina Heechul que permanecía intacta, pero bien conservada para su heredero.

Chanyeol sólo podía pensar que era un intruso. Esa no era su casa y ansiaba demasiado regresar a su departamento que muy bien conocía. Baekhyun, por otro lado, lucía demasiado entusiasmado de ver la propiedad. Recordando lo que el omega le dijo esa mañana al partir del hotel, no había vuelto a esa casa en muchos años, apenas pasó ahí cuando fue un niño mientras el castillo era adecuado con nueva seguridad luego de un atentado en contra de la familia real.

Conforme se acercaban, Chanyeol se daba cuenta que el lugar poseía una belleza excepcional, pero era aún muy agobiante. Un arco de piedra blanca los recibió al entrar junto a la puerta de rejillas negras donde se lucía arrogante el escudo de la realeza. Estacionó el auto frente a la casa y bajó. Su boca quiso abrirse ampliamente al ver la construcción de cerca, pero contuvo su imprudencia diciéndose que no era para tanto. Estaba actuando como un tonto campesino.

Baekhyun esperó en el auto a que uno de los sirvientes le abriera la puerta si bien parecía que no lo haría su marido, no que fuese incapaz de salir por si mismo, pero era un hábito de su educación del cual no podía desprenderse con facilidad.

—Altezas —saludó el mayordomo, un hombre cuya edad no era reflejada en su cuerpo ni su rostro. Un cambiaformas león como pudo olerlo Chanyeol—, sean bienvenidos a su casa. Yo soy Hyujun, su mayordomo.

—Buen día —saludó Baekhyun con una sonrisa amplia.

Chanyeol dio un asentimiento con la cabeza, demasiado serio y frío.

—Permítanme escoltarlos dentro.

El hombre, cuyo andar formal y elegante no era aquejado por la edad, avanzó por la puerta de caoba tallada a mano, siguieron por un corto pasillo hasta llegar al salón principal donde la servidumbre en fila esperaba conocer a los Duques de Gwangju. Veinte sirvientas vestidas de uniforme, tres jardineros y el ama de llaves.

—Bienvenidos, Duques, yo soy Lisa, el ama de llave —indicó la mujer humana cuyos treinta y siete años la hacían lucir radiante y experimentada.

El Defecto de un Omega (ChanBaek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora