Treinta y dos

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(Sia – I'm in here)

Estoy aquí, ¿alguien puede verme?
¿Alguien puede ayudar?
Estoy aquí, prisionero de la historia
¿Alguien puede ayudar?

Baekhyun se sentía vacío, con una opresión en el pecho que le cortaba el aire, y al pensar en Chanyeol ese dolor no disminuía, solo crecía como un torbellino arrasador. Su mente, ofuscada y difusa, aún era incapaz de entenderlo todo.

Chanyeol.

Traición.

Y por más que intentaba unir esas dos palabras en una oración no lograba que encajasen. Era imposible. Entonces su cabeza empezaba a dar vueltas y vueltas como un sórdido carrusel con imágenes y palabras escabrosas.

Sentado sobre esa incómoda cama, sus ojos sin brillo no enfocaban nada. Como si estuviera en trance y llevaba así varias horas. Taemin lo miraba preocupado, rendido a intentar llamar su atención. A él tampoco le convencía aquella disparatada teoría sobre la traición propiciada por el General. Sin embargo, él sabía que si Baekhyun estaba así era porque en lo profundo de su corazón las palabras de Minho estaban carcomiéndolo. Lo maldecía por ser así de imprudente y por ser incapaz de morderse la lengua cuando Baekhyun insistió en saberlo todo. No, el líder de las máscaras negras creyó que sería todo mucho más sencillo si hablaba.

—Envió cartas y fotografías —les dijo—, siempre fue muy directo: la monarquía se volvió obsoleta y nefasta.

Esas era palabras que Baekhyun ligó al lenguaje serio y formal de Chanyeol.

—Nos contactó hace mes y medio —continuó el moreno—, pidió ayuda para derrocarlos.

—¿Cómo lo lograría? —quiso saber Baekhyun, aunque el temblor en su corazón le decía que nada bueno saldría de esa respuesta.

—Dando una lección. La monarquía se volvió egoísta, totalmente sorda a las exigencias del pueblo, así que él creyó que la situación demandaba una medida drástica. Tu secuestro no fue al azar.

¿Puedes oír mi llamada?
¿Vienes a buscarme ahora?
He estado esperando
Vendrás a rescatarme
Necesito que sostengas
Toda la tristeza que yo no puedo
Dejar vivir dentro de mí

No, claro que no. Era el miembro de la realeza más cercano y de quién su confianza ganó; era también el más débil, no sólo por su gen de omega, sino por su indisposición a pelear.

—Aquí en Taegu las cosas han sido una gran catástrofe. La gente se muere de hambre, no hay empleo y ni siquiera cuentan con un sistema adecuado de salud. Es una de las seis ciudades y aún así es como si no existiera. Eso nos llevó a pensar que quizás las cosas aquí eran semejantes a las de las otras ciudades. Averiguamos que en los centros poblados la familia real permitió la creación de cárteles y mafias.

—Mi familia jamás-

—Dejar de hacer también es una acción y se vuelve un delito cuando apartas la mirada de aquellos que te piden comida. El rey Siwon se desentendió muy temprano de su gente y olvidó que, aunque no nos ha visto desde hace décadas, las máscaras negras seguimos existiendo.

Baekhyun debía admitir que quizás sí era culpa de su padre. Él mismo vio como Siwon delegaba muchas tareas a sus ministros, más de las que debería, y tuvo la mala fortuna de confiar plenamente en aquellos que desvergonzadamente se hacían llamar sus aliados. A él no le agradaban algunos de los estirados ministros y asesores que rondaban a su padre, pero no era su responsabilidad, después de todo, ni podía extralimitarse en sus funciones.

El Defecto de un Omega (ChanBaek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora