Diana Prince mejor conocida como Wonder Woman, ha tenido una vida larga protegiendo a los inocentes, ha perdido a su primer amor pero lo que menos se imagina es conocer a su verdadero amor, su alma gemela, su ángel, la que hará que su mundo cambie d...
Miré a la mujer más hermosa durmiendo con tranquilidad a mi lado, hace seis meses que decidimos vivir juntas en mi departamento ya que ella se la pasa más tiempo aquí, este año ha sido hermoso, como lo han sido todos los días que he pasado junto a Lena.
Hemos estado viajando seguido a Themycira, mi hermoso hogar, Lena había logrado hacer un comunicador para conectarnos con mi madre, era un holograma que te daba la sensación de estar ahí, mi Lena también había hecho algunas cosas tecnologías para mis hermanas, no podía estar más orgullosa de mi hermosa novia.
Todo iba de maravilla, solo había una cosa que no me dejaba estar en paz y eso era la mortalidad de Lena, esa conversación que tuve con ella en Themycira no podía borrarla de mi mente, haciendo que hubieran noches donde no podía dormir pensando en ello, tenía que hacer algo y había decidido lo que tenía que ser, podría sonar egoísta para los demás pero yo quería ser feliz y lo era estando a su lado, miré de nuevo a mi novia, aparté algunos de sus mechones del rostro, bese su frente y con cuidado me levanté de la cama.
Fui al cuarto de baño, dándome una ducha rápida, debía ir con mi madre, hablar con ella y decirle acerca de mi decisión que había tomado, al salir del baño, me seque, cambié y arregle, colocandome mi traje, saque un cuaderno y escribí una nota que deje en el buró al lado de Lena, dejándole también una caja de donas y una pequeña flor, miré por última vez el rostro tranquilo de mi amada para después salir volando por el balcón.
No me tomo mucho tiempo en llegar a Themycira, aquí estaba oscuro, no había pensado en ello ya que quiera hablar lo más rápido con mi madre, suspiré y aterricé cerca del palacio, unas lanzas fueron apuntadas en mi dirección por las guardias, cuando me vieron bajaron el arma, dándome un saludo, les sonreí y entre al palacio, sabía que mi madre seguía despierta, ella nunca duerme temprano.
-Diana, hija mía, sabía que vendrías aunque te tomo bastante tiempo-. Dijo mi madre cuando entre a la sala de guerra, donde ella leía unos libros.
-Madre, buenas noches... ¿Sabes a lo que vengo?-. Dije frunciendo el ceño sin entender.
-Claro que si, una madre sabe lo que pasa con sus hijas, no eres tan difícil de leer Diana, al menos no para mí... He visto ese ceño fruncido por demasiado tiempo y me indica que has estado pensando mucho en algo, estoy segura que puedo deducir que es lo que te molesta con facilidad-. Dijo mi madre haciendo que tragara en seco.
-Tú y tú hermana son mi más grande amor-. Dijo mi madre, acercándose a mi para tomarme del rostro.
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-Tus preocupaciones y miedos, también son los míos, dime hija mía, ¿Qué es lo que te está haciendo infeliz? ¿Se trata de Lena?-. Dijo mi madre y yo solté un suspiro, dando un asentimiento de cabeza.
