𝟥. 𝓌𝒽𝑒𝓃 𝒾𝓉 𝒻𝑒𝑒𝓁𝓈 𝓇𝒾𝑔𝒽𝓉

2K 273 111
                                    

𝓙𝓾𝓷𝓰𝓴𝓸𝓸𝓴

La última vez que vi a Giwon fue el verano pasado, cuando todos coincidimos en Busan. Muy lejos de esa noche había quedado ya nuestra despedida, pero al volver a encontrarnos, lo cierto es que fue como si no hubiera pasado el tiempo.

Debería haber recordado esa sensación cuando Hye me hizo la propuesta. Mis dudas ahora me parecen un sinsentido.

Aquella vez, hace más de un año, nos quedamos bebiendo en la playa los cuatro, hasta que una tormenta se desató. Aún lo recuerdo con claridad. Si de algo estoy orgulloso, además de mi colección de tomos de One Piece, es de que el alcohol nunca ha tenido la capacidad de nublarme la memoria. Todavía puedo sentir el sabor de la Hite un poco caliente en mi boca, la risa sonora de Hye en mis oídos. Puedo ver el rostro de Gi haciendo muecas de desagrado por encima de Jimin, porque la borrachera le había puesto algo guarrete. El umbral. El aroma a lirios de la floristería de mamá. Aquella conversación extraña.

Luego de lo que sucedió con Misook me encontré muchas veces volviendo a ese recuerdo, y no fue hasta anoche que la razón me pareció evidente.

Antes de entrar siquiera, ya podía oír las risas provenientes de mi piso. El día podría haber muerto como había comenzado: como un día de mierda. Pero allí estaban. Park Jimin cubriendo su rostro para ahogar una carcajada mientras Shin Hyesun golpeaba su brazo buscando que se controlara y Lim Giwon continuaba disertando, con su cara de "No es gracioso", aunque aún sin oírle estoy seguro de que lo era. Volví de inmediato a aquella noche en la playa de Busan y a cada una de las anteriores en las que por alguna razón acabábamos vagando los cuatro juntos.

Volví a la sensación de ligereza, como la de estar colocado sin consumir nada, sentir que de pronto cualquier problema tiene solución, o por el contrario, no la tiene y tampoco importa. Como si te convirtieras en tu mejor versión, o tal vez una diferente que te sienta bien. O tal vez, simplemente, la que en realidad eres.

Da igual, lo que es seguro, es que eso solo lo logran los amigos.

Y está bien, puede que mi relación con Giwon sea un cúmulo de momentos extraños, conversaciones absurdas, complicidad silenciosa y un poco de cachondeo. Me declaro el principal culpable de lo último. Y también es probable que si nuestros amigos no estuvieran en una relación a estas alturas no tendríamos lazo alguno pero, anoche mientras todo decantaba de esa misma forma en la que sucedía en nuestros años de universidad, estuve seguro de algo: eso que somos cuando estamos los cuatro, sea lo que sea, es lo que necesitaba.

Así que mis dudas previas se han esfumado. Esto de vivir con Gi puede que funcione y tal vez, tener una amiga cerca me siente bien.

Sobre todo hoy.

Gato maúlla desde el antepecho de la ventana cuando estoy atravesando la sala, arrancándome de mis cavilaciones y haciéndome levantar la vista de los botones que iba abrochando en mi pecho, como si estuviera corrigiendo mis pensamientos.

—Vale, dos amigas. —le murmuro, cogiéndola bajo el brazo, restregándole la cabeza—. ¿Tú también te dormiste ayer? Debiste venir en la tarde. Te he dicho ya que Hyunjin se ha ido, no tienes de qué preocuparte.

Cuando la dejo encima de una de las bancas de la pequeña isla de la cocina, maúlla exigente y se sienta quietecita, como una buena niña a esperar su soborno matutino.

—No es por esto que me quieres ¿Verdad, Gato? —pregunto mientras abro una lata de atún pequeña—. ¿Qué es sino, eh? —La dejo en el suelo tras enseñársela, la gata deja la banca para acercarse y comienza a comer allí sin siquiera olfatear primero. Ahora toca mi desayuno—. Te pido que me des un tiempo para hablarle de lo nuestro a Giwon. No sé si le van los gatos... aunque tiene el aura de una persona de gatos, ¿me entiendes? —vuelvo a preguntar, hundiendo la cabeza en la despensa.

twenty seven ▶ jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora