𝓙𝓾𝓷𝓰𝓴𝓸𝓸𝓴
No sé qué estoy haciendo aquí.
Con lo que odio los pantalones de vestir y hace exactamente doce horas que tengo puesto este. Me acomodo en el puff de madera que ocupo, jalando con disimulo mi entrepierna y volviendo a descansar los codos en mis rodillas. Las luces bajas del bar ocultan todo lo suficiente. Lo suficiente como para que parezcamos felices, más guapos y menos preocupados. Aunque no lo bastante como para ignorar los ojos de Misook en mí, desde la punta opuesta, a un par de mesas de la mía. Su nariz se impulsa hacia arriba en un gesto conocido, mientras lleva la cabeza inclinada escuchando lo que le dice su amiga, aunque no parece estar prestando mucha atención. Le sonrío en respuesta, pero acabo bajando la vista a la botella de vidrio ámbar en mis manos y echándole un nuevo trago, porque no puedo evitar la incomodidad.
Joder, en serio, ¿Qué estoy haciendo aquí?
Detesto esa sensación de inseguridad que me visita desde hace un tiempo, sobre todo en esta clase de situaciones, y me detesto aún más a mí, por someterme a esto en primer lugar y por no saber llevarlo luego. Demasiado consciente de mi entorno, de ella, de mí mismo.
—Te traje otra. —dice Dongkyu, eructando violentamente mientras apoya los botellines en la mesa pequeña, junto al resto de los cadáveres, y se deja caer en el asiento a mi lado—. Hombre, ya voy como una cuba. Espero echar un polvo hoy...
Lo observo en silencio mientras saboreo la cerveza, la música va elevada como para que mi mutismo no sea descortés.
—Yo espero no. —respondo con honestidad. Porque eso sí que sería cagarla al cubo.
Dongkyu asiente con su cabeza como si me entendiera. Ve a saber qué comprende él. Su pelo cortísimo, como un cepillo que bordea perfectamente su frente, deja ver un par de esas cicatrices que respaldan la primera impresión que da, la cual es: que está un poco chalado. No tiene ni de cerca el aspecto que esperas de un tipo de finanzas, sin embargo dicen que es un genio de los números cuando se pone con ellos. A decir verdad, siempre ha sido de los compañeros de Misook que más me agradan. Sólo hay que saber llevar su honestidad arrolladora y su falta de filtros, y no voy a decir que soy poco impresionable, pero supongo que tengo el don de adecuarme a las personas.
—Si, echar un polvo a veces puede ser un problema... ya sabes, según cómo toque.
Humedezco los labios a la vez que los aprieto, inclinando un poco la cabeza, esta vez no estando seguro de comprenderlo yo ¿Qué clase de polvos le "tocan"? Sin embargo me río y asiento, y quito el móvil de mi bolsillo cuando este vibra varias veces. Jodidos pantalones ajustados.
Kim Taehyung
Cómo va?
Si no me contestas asumiré que bien
O sería mal?
Yo:
Te estoy contestando
Ahora dime si es bien o mal
Kim Taehyung:
No sé amigo
Tengo puesta una mascarilla de panda y estamos viendo Pretty Little Liers
No me siento ahora mismo en la capacidad de juzgar
Bajo la botella de golpe cuando la imagen de Taehyung en esas condiciones destella en mi cabeza arrancándome una risa. Su hermana de dieciocho años ha venido a visitarlo desde Daegu por primera vez. Por esa razón, cuando terminé por contarle la charla del ascensor e invitarle a hacerme compañía en esta decisión ridícula, tuvo que negarse, aunque esté haciendo apoyo moral por medio del móvil. Puede que Kim Taehyung sea un tipo algo extraño, pero cuando se trata de querer, lo he descubierto tener la simpleza de un niño. Se brinda por completo. Así que este tipo de cosas son más que habituales para él. A veces, también, sus consejos poco lógicos. Por lo que no me sorprendo cuando continúa.
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twenty seven ▶ jjk
FanfictionGiwon está acobardada. Jungkook se siente perdido. Jimin y Hyesun están a punto de ponerlo todo de cabeza. Para este grupo de amigos la vida no está saliendo como lo habían planeado, entonces... Tal vez sea momento de dejar de hacerlo. • Heterosexu...