twenty seven ▶ jjk

𝟣𝟤. 𝓌𝒽𝑒𝓃 𝒾𝓉'𝓈 𝓃𝑜𝓉 𝓌𝑜𝓇𝓀𝒾𝓃𝑔

𝓖𝓲𝔀𝓸𝓷

Kim Taehyung
Buenas tardes guapa!
Te ha llamado el weirdo de la editorial?

Guapa... Si no estuviera a punto de regurgitar mi estómago, podría sonrojarme.

Yo
Hola Taehyung
Si, de hecho voy a encontrarme con él ahora
Ha sido muy repentino...

Kim Taehyung
En serio?

Yo
Ajá, estoy camino a Jamsil

Kim Taehyung
Genial!
No te preocupes, es un poco raro pero su historial está limpio 💪😂

Ay Dios... El humor de Taehyung no es para mí.

Antes de que pueda contestar algo, que ni siquiera sé qué es, el teléfono comienza a timbrar en mis manos. Jungkook...

—Hola...

—Gi, ¿lo has cogido ya? —susurra.

Fue hace cerca de una hora que me llamó el tal editor Kim Namjoon, así fue como se presentó. Al parecer Taehyung le envió los borradores que le di y, según me dijo al teléfono, leyó todas mis historias anoche. Es lo más extraño que me ha pasado, tal vez compite con mi pie quebrado en el autobús. Lo que es aún más insólito es que acaba de ofrecerme una asesoría honoraria si es que llego a Jamsil en 45 minutos, porque mañana parte a los Estados Unidos y no regresa por unos tres meses. 

—Estoy en la estación Yeouido... —respondo algo agitada, mientras paso la tarjeta por el lector.

No estoy fisiológicamente hecha para mantener la calma cuando las cosas escapan de mi control, mi pensamiento se bloquea y me rindo antes de intentarlo. Así es como le acabé enviando un mensaje a Jungkook, pidiendo indicaciones para llegar rápidamente desde el piso a Jamsil y no endeudarme de por vida. Un Uber hasta la estación Yeouido y luego la línea 9.

—Bien, bien... tranquila, llegarás a tiempo. —vuelve a farfullar.

Suspiro prolongadamente cuando veo que faltan 4 minutos para el siguiente metro. Su voz baja no me deja más opciones que creerle, aunque...

—¿Por qué susurras? ¿Es que no puedes hablar? Lo siento, no debí molestarte...

—No pasa nada... ¿ya viene el metro?

—En 4 minutos.

—Vale, tal vez deba colgar entonces... no puedo tardarme 4 minutos más recogiendo un lápiz bajo el escritorio. —dice, su voz suena ronca y baja, y la última exhalación que doy mientras me recompongo de la carrera, viene acompañada de una risa incrédula.

—¿Te has metido bajo el escritorio? ¿Pa-para llamarme?

—Para recoger un lápiz, Lim Giwon. Y estoy haciendo una guiñada cómplice ahora mismo. —dice lo último aún más bajo, como un secreto dentro de un secreto. Me muerdo el labio para no sonreír como una tonta. El cariño que siento por él avanza por mi pecho y me aprieta la garganta—. ¿Me cuentas luego?

—Te cuento luego... gracias, Gguk.

—Te veo en casa... —susurra de nuevo, y cuelga la llamada.

Te veo en casa.

Por Dios, esto está siendo más difícil de lo que pensaba.

El corazón comienza a tropezar contra mis costillas, como un pájaro enjaulado en plena rebelión. Y no, no es solo porque estoy abordando el metro para encontrarme con un experimentado editor que ha evaluado mi trabajo, soy tan patética que estoy al borde del colapso porque además, la situación de anoche no deja de acecharme.