15. ALEXIA

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Julian se ha marchado a su habitación cuando terminó de comer. Dijo que iba a darse una buena ducha. En una hora aproximadamente tenemos una reunión.

Seguramente Patrick quiere que le enseñe algo más profundo, más sentimental, más rebelde, porque los soldados han sido conmovidos desde dentro y tendremos que hacer ese paso a la inversa. No sé en qué piensa Patrick. No sé por qué le dice quién soy a un maldito soldado de la República y ni siquiera sé por qué deja a Julian a mi cargo. Soy un puto desastre.

No soy alguien comprometido con la Revolución, estoy aquí por un trato.

Así que nos hemos quedado en una sala común del edificio, haciendo tiempo. Una donde Patrick ha instalado algunas cosas que nos entretengan: televisores, juegos, billar y más cosas. Somos cuatro. Rose dice que necesita una buena siesta. Así que solo quedamos Careg, Liam, Luca y yo.

Careg tiene en sus manos un palo de billar y apunta hacia las pocas pelotas dispersas que quedan. El juego siempre se lo acaban inventando, así que Careg intentará meter todas en el menor tiempo posible. Si lo consigue, Luca deberá pagarle cien billetes republicanos, pero si falla, deberá pagarle la misma cantidad a Luca. A veces juegan con pistolas de balines apuntando a cosas pequeñas, pero como Careg tiene muy buena puntería, el juego pierde su gracia. Siempre gana las apuestas por su puntería y es mejor verle desquiciado por el billar.

Luca lo mira de brazos cruzados, mirando las tres pelotas que quedan sobre la mesa. Le comenta a Liam que lo tiene complicado, pero que seguro que no entrarán todas de un solo toque. Yo también lo dudo, por la complicación, pero también sé que Careg es un experto saliéndose con la suya.

Liam me recuerda a Pete, como si me diese una imagen de cómo sería él dentro de unos años. En muchas misiones cubre su rubio cabello, como yo. El rubio es un color que destaca demasiado, que brilla.

—Cien pavos si las meto todas, ¿no? —habla Careg, mirando a Luca. Por otra parte, Luca lo mira con cierta confianza. Es muy probable que Careg tenga esta apuesta perdida. Aunque cien billetes para Careg no son nada, a mí sí que no me vienen mal—. Habla, estoy siendo claro.

—¿Quieres añadir algo más? Te veo confiado—se burla Luca de él.

—Te vas a arrepentir—es la respuesta de Careg.

—Cien pavos—le dice Luca—. Pero... Como te veo tan confiado vamos a añadirle algo más—por la cara de Luca tiene pinta que es algo que no le va a gustar a Careg en lo más mínimo—. Vas a tener que decirle a cualquiera que te encuentres en la reunión que no te puedes sentar porque tienes hemorroides—Liam estalla en carcajadas con las palabras de Luca—. ¿Te imaginas la cara de Patrick? Será legendario.

—Eres un imbécil—se ríe Careg, de todos modos—. Prepárate para decir lo mismo, y prepara ese dinero—Careg apunta. Le da a una bola roja y se las apaña para que todas entren de milagro. Careg lo celebra como un idiota mientras la sonrisa se borra de la cara de Luca para abrir la boca—. Prepara esos billetitos, a ti te sobran. Tienes hasta la semana que viene para pagarme. Y si no, tú también entras en el saco—señala a Liam.

—¿Pero por qué me metes en esto? Si Luca es un idiota no es mi problema.

—Porque todo el mundo sabe que estáis liados—empieza a reírse Careg. Pero ninguno de los dos le devuelve la sonrisa a Careg. Joder...—. Haber aflojado la apuesta. Es culpa vuestra por subestimarme, pareja—Luca mira a Careg con molestia.

Y eso es nuevo.

—¿Tienes un problema sobre eso? —es Liam el que habla.

—Cállate—empieza a decirle Luca, pero sí que se le ve cansado.

La Muerte de la Revolución (#LMDLR1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora