23. JULIAN

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Nadie es feliz aquí, pero eso era algo que ya sabía.

Últimamente, sin saber exactamente por qué, hay algo que siempre me lo recuerda. Yo miro a los rebeldes. Solo son personas corrientes que comparten palabras. Miro a los niños más pequeños que corretean y juegan entre ellos.

Escucho a un grupo de gente que cuenta chistes muy malos ridiculizando al gobierno de la República. Me hacen gracia y a la vez me doy un guantazo mental porque no debería haberme reído. Eso es traición. Estos chistes están prohibidos, todas las burlas se consideran traición hacia tu líder.

Veo a chavales de mi edad que se ríen y que se molestan entre bromas tontas, pero que pronto vuelven a reír. Bromas ilegales en las que tengo vía verde para matarlos.

Sé que en el fondo todas estas sonrisas no son reales. La mayoría de los niños que están jugando entre las mesas son huérfanos, quizá solo de una parte, pero siguen siéndolo. Quizá tienen a algún familiar, pero solos están si no tienen a dónde ir.

Alexia me lo dijo, que si estás aquí es porque ya no tienes nada más.

La única persona con una capucha sobre su cabeza y sin reírse es Alexia, junto a Rose, que parece que la intenta animar. No lo distingo bien, pero diría que, por el brillo y el leve rubor de su rostro, ha estado llorando. Entiendo que a veces a ella no le quede otra que llorar, porque Alexia es un cúmulo de tragedia. Para el resto se les hace extraño que ella llore. En menos tiempo de lo que yo me imaginaba, la he visto muchas veces.

Ella vino a mí, pero esta vez no.

¿Por qué?

Alexia da miedo con todo lo que es capaz de hacer, con todo lo que ha hecho. Ella vino a buscarme, y que lo hiciera me desconcertó. La primera noche que compartí una cama con una chica. Veinte años y... Bueno, supongo que soy patético. O no, soy normal, eso si lo miro desde esa educación que me han dado.

Alexia se sienta en otra mesa, no muy lejos de la mía, pero sé que me ha visto. ¿Le he hecho algo? ¿Es porque antes insinué que había una chica que haría lo que fuese por mí? No, lo dudo, Alexia no me quiere y no tiene pinta de ser de esas. Luca, que se había sentado conmigo, me mira y se levanta. Le da su plato de comida a Alexia, que no había tocado. Alexia se lo agradece con una media sonrisa, porque en el suyo había puesto nada y menos. Seamos sinceros... Alexia necesita mucho más que eso. Tiene que comer más. Entiendo que la guerra nos quite el hambre, sí, pero es lo que te hace sobrevivir, no estamos como para ir desperdiciando la comida. Lo aprendí en los Alpes.

Está fatal. Realmente horrible. No puedo alabarla si está así de mal. No me gusta nada que esté así.

Luca vuelve a sentarse a mi lado, en frente de Liam. Careg se sienta al lado de Liam. Al contrario de todos nosotros es el único que no le ha lanzado ninguna mirada a Alexia. Ni siquiera parece preocupado por ella. ¿Y este es el que la quiere? La mira, pero hace como si nada. Tiene una venda en su mejilla. Cuando Liam le pregunta que a qué viene eso, él solo contesta que le han cortado en la mejilla y que ha necesitado puntos para ello.

Sumo dos más dos... Y Alexia es la autora de ese corte.

¿Qué habrá hecho Careg como para que Alexia llegase a cortarle en la cara y empezase a llorar como si el resto del mundo no existiera? Solo se me ocurren cosas horribles. Le miro, pero él ni siquiera me dirige la mirada. Joder. No lo sé. No estoy seguro de querer saberlo. ¿La ha tocado más de la cuenta? No lo sé, mierda.

¿Por qué pienso así? Alexia me ha asegurado que nadie la tocaría de más, y Careg no es más que nadie. Ni siquiera sé por qué ese mero hecho me preocupa de más.

La Muerte de la Revolución (#LMDLR1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora