2. JULIAN

489 7 3
                                    


Supongo que todo el mundo debe saber que el país es un caos, que estamos de mierda hasta las cejas. No vivo en un país amistoso. Vivo en un país hostil en el que la mitad de la población me mataría sin pensárselo por ser un soldado.

Desde que era un crío se me enseñó que este país nos lo iba a dar todo en la vida, sin excepciones. Por eso, como ciudadano de la República, es un deber saberme el himno, aunque sea por placer y porque es algo que me representa, a mí y a todos por igual. No es que seamos una nación perfecta, pero hubo unos días en que éramos grandes y volveremos a serlo. Somos grandes. Llevamos la verdad por delante. Podemos ser mejor que esos del Norte que los rebeldes tanto adoran. Si tan solo supieran los trapos sucios del Imperio no se irían corriendo a refugiarse en sus brazos.

Si solo supieran que en el Imperio del Norte de Europa van a ser tratados como unos segundones por ser del Sur... Que no les van a dar lo que la República les ha concedido... Puede que los rebeldes tuviesen a otro enemigo.

Las cosas están yendo mal. Todos los republicanos son importantes para formar este país, pero las cosas se aflojan cuando la mitad de los republicanos no sigue la ley. La ley está hecha para cumplirse y sobre todo... Porque la ley nos protege. Las tuercas de esta estructura se desmoronan lentamente y se corroen a medida que la guerra avanza.

He creído en el potencial de la República del Sur de Europa desde que nací. Vengo de un hogar que siempre ha estado en favor a la República. Mis padres son agentes del Estado. Mi padre es un general de alto rango que controla la zona de Alejandría. Es famoso por sus malas formas con los rebeldes. Pero es una zona, que a pesar de estar en el sur del país, bajo perfecto yugo del Ejército y por eso mi padre es bueno. Antes de que mi madre falleciese en un accidente, era Agente del Estado en todo lo que eso conlleva: espionaje, asesinatos, venta de información y ajuste de cuentas.

Sentirme orgulloso de este país es algo que siempre ha estado en mí. Supongo que por eso sigo los pasos de mis padres. No me entusiasma la idea de matar, pero si eso me va a llevar a un lugar mejor... Seguir los pasos de mis padres no es una opción, es mi obligación, por el honor que supone ello. Los principios son duros, pero algún día tendré toda la gloria y honor de este país. Entonces habrá merecido la pena.

Nací en Roma, capital de la República del Sur de Europa. Llevo esto en la sangre. No lo he elegido y nadie elige a dónde pertenece. Solo aprendemos a quererlo.

Y luego están los rebeldes.

Se dedican a formar el caos a lo largo y ancho de este país, con mentiras. Dicen que el gobierno de la República les ha arrebatado lo poco que tenían. Que el partido de la Unión Patriótica por la República del Sur de Europa son una masa de corruptos que engullen sin pensar en nadie más salvo los que componen el partido. Gente que no ha cuidado de ellos.

No es así.

No puedes dar aquello que no tienes.

La República no tiene una fundación honorífica. Lo cierto es que venimos de una derrota y eso hace que cueste resurgir. Tenemos una deuda con el Imperio porque ellos nos ganaron y nosotros somos los que pagamos el plato roto. La guerra anterior, la que dio a luz los dos países actuales en Europa. Las guerras siempre vienen seguidas de crisis. Pero nuestra crisis se ha alargado y la gente... Bueno son un cúmulo de cosas.

Estamos en guerra civil desde hace cinco años. La guerra se hizo oficial cuando los rebeldes reventaron el puerto y el paseo marítimo de Nápoles, en el 84. Murieron miles de personas, la gran mayoría sin tener nada que ver con el Ejército. Nápoles era la base que el Ejército había elegido para la Marina. Y por eso voló por los aires. Así que... Si me preguntáis si los rebeldes merecen el perdón... No tienen perdón por la de gente que asesinaron sin miramientos.

La Muerte de la Revolución (#LMDLR1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora